El Cid asedia a Valencia
Pregona a los cristianos la guerra
Esos moros de Valencia escarmentados están,
no se atreven a salir ni quieren irle a buscar, todas sus huertas las tala, hacíales mucho mal, y esos tres años seguidos el Cid los deja sin pan.
Quéjanse los de Valencia, no saben lo que se harán, porque de ninguna parte su pan podían sacar.
Padre a hijo, hijo a padre, ningún amparo se dan, ni de amigo para amigo se podían consolar.
Muy mala cuita es, señores, el tener mengua de pan.
A las mujeres y niños de hambre se les ve finar, el dolor tienen delante, no se pueden remediar.
Por el gran rey de Marruecos entonces quieren mandar, pero con los almohades empeñado en guerra está, ningún amparo les dio y no los quiso ayudar.
Al Cid, cuando se enteró, mucha alegría le da; de noche deja Murviedro y se pone a cabalgar, a Mío Cid le amanece en tierras de Monreal.
Por Aragón y Navarra pregones mandaba echar
y hasta tierras de Castilla mensajeros suyos van.
Quien quiera dejar trabajos y ganarse buen caudal, con el Cid vaya, que tiene deseos de guerrear, y cercar quiere a Valencia por darla a la Cristiandad.