140

Altercado entre Garci Ordóñez y el Cid

 

Allí el conde don García de su escaño se levanta:

“Merced, mi rey y señor, el mejor de toda España.

Para estas cortes solemnes el Cid avezado estaba.

Tanto la dejó crecer que muy luenga trae la barba, los unos le tienen miedo, a los otros los espanta.

Los infantes de Carrión son de una sangre muy alta, no los merecen las hijas del Cid ni cual barraganas.

Por esposas verdaderas ¿quién quiso que las tomaran?

Conforme a derecho hicieron, están bien abandonadas, todo eso que dice el Cid Ruy Díaz no vale nada”.

El Campeador entonces se ha echado mano a las barbas:

“Alabado sea Dios que en cielo y en tierra manda; son largas, porque con mucho regalo fueron criadas.

Conde, ¿qué es lo que tenéis que echar en cara a mi barba?

Desde el día que nació con regalo fue criada,

ningún hijo de mujer se atrevió nunca a tocarla, ni me la han mesado hijos de moras ni de cristianas como yo mesé la vuestra en el castillo de Cabra.

Cabra cogí, y a vos, conde, bien os cogí de la barba, y no hubo rapaz allí que de ella no os tirara; de la que yo os arranqué aún se os nota la falta, aquí la traigo conmigo en esta bolsa guardada”.

Share on Twitter Share on Facebook