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El Cid abandona el Poyo.

Corre tierras amparadas por el conde de Barcelona Con todo el botín aquel al Cerro tornando van, todos iban muy alegres porque han hecho buen ganar.

Muy contento está Álvar Fáñez, el Cid muy contento está.

Su proyecto dice el Cid, ya no lo puede callar:

“Oíd, caballeros, ahora, voy a hablaros de verdad: el que no cambia de sitio perder puede, no ganar, así que al amanecer echemos a cabalgar, el campamento se deje y sigamos más allá”.

Se mudó entonces el Cid hasta el puerto de Alucat desde allí se alarga a Huesca y luego hasta Montalbán.

En aquella correría diez días fueron a echar.

Por todas aquellas partes la nueva corriendo va de que el Cid, el desterrado, está haciendo mucho mal.

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