El Cid entra en el reino moro de Toledo tributario del rey Alfonso.
“En cuanto sea temprano, cebada a las bestias dad.
Luego que coma el que quiera y los que no a cabalgar.
Esa sierra tan bravía la tenemos que pasar
y a la noche ya las tierras del rey quedarán atrás.
Luego el que quiera buscarnos dar con nosotros podrá”.
De noche pasan la sierra, llega la mañana ya
y por esa loma abajo empiezan a caminar.
En medio del alto bosque que allí en la montaña está manda acampar Mío Cid y pienso a las bestias dar.
Dice a sus hombres que aquella noche tendrían que andar y ellos, tan buenos vasallos, por muy contentos se dan que todo lo que les mande su señor ellos lo harán.
Antes del anochecer empiezan a cabalgar
para que no les descubran quiere el Cid de noche andar.
Toda la noche anduvieron, ningún reposo se dan.
Al lugar de Castejón, que junto a Henares está, Mío Cid una emboscada les quería preparar.