LII. Las Siete Montañas de Metal y el Elegido.

CAPÍTULO LII.

1. Y después de aquellos días en aquel lugar donde yo había visto todas las visiones de lo que está oculto—pues me habían llevado en un torbellino y me habían llevado hacia el oeste—2. Allí mis ojos vieron todas las cosas secretas del cielo que serán, una montaña de hierro, y una montaña de cobre, y una montaña de plata, y una montaña de oro, y una montaña de metal blando, y una montaña de plomo.

3. Y pregunté al ángel que iba conmigo, diciendo: '¿Qué cosas son estas que he visto en secreto?' 4. Y él me dijo: 'Todas estas cosas que has visto servirán al dominio de Su Ungido para que él sea poderoso y poderoso en la tierra.'

5. Y ese ángel de paz me contestó, diciéndome: 'Espera un poco, y allí se te revelarán todas las cosas secretas que rodean al Señor de los Espíritus.


6. Y estos montes que tus ojos han visto,

El monte de hierro, el monte de cobre, el monte de plata,

Y el monte de oro, y el monte de metal blando, y el monte de plomo,

Todo esto estará en la presencia del Elegido

Como cera ante el fuego,

Y como el agua que desciende de lo alto [sobre esas montañas],

y quedarán impotentes ante sus pies.

7. Y acontecerá en aquellos días que nadie se salvará,

Ya sea por oro o por plata,

Y ninguno podrá escapar.

8. Y no habrá hierro para la guerra,

Ni uno se vestirá con una coraza.

El bronce no será de ningún servicio,

Y el estaño [no será de ningún servicio y] no será estimado,

Y el plomo no será deseado.

9. Y todas estas cosas serán [negadas y] destruidas de sobre la faz de la tierra,

Cuando el Elegido se presente ante el rostro del Señor de los Espíritus.'

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