CAPÍTULO LVIII.
1. Y comencé a hablar la tercera parábola acerca de los justos y elegidos.
2. Benditos sois, vosotros justos y elegidos,
Porque gloriosa será tu suerte.
3. Y los justos serán a la luz del sol,
Y los elegidos a la luz de la vida eterna:
Los días de su vida serán interminables,
Y los días del santo sin número.
4. Y buscarán la luz y hallarán justicia con el Señor de los Espíritus:
Habrá paz para los justos en el nombre del Eterno Señor.
5. Y después de esto se dirá a los santos en el cielo
Para que busquen los secretos de la justicia, la herencia de la fe:
Porque se ha vuelto brillante como el sol sobre la tierra,
Y la oscuridad ha pasado.
6. Y habrá una luz que nunca se acabará,
Y hasta un límite (lit. 'número') de días no vendrán,
Porque las tinieblas primero habrán sido destruidas,
[Y la luz establecida ante el Señor de los espíritus] Y la luz de la rectitud establecida para siempre ante el Señor de los espíritus.