LXV. Enoc predice a Noé el Diluvio y su propia Preservación.

CAPÍTULO LXV.

1. Y en aquellos días Noé vio la tierra que se había hundido y su destrucción estaba cerca. 2. Y se levantó de allí y fue a los confines de la tierra, y clamó en voz alta a su abuelo Enoc: y Noé dijo tres veces con voz amarga: 'Escúchame, escúchame, escúchame'. 3. Y le dije: 'Dime, ¿qué es lo que está cayendo sobre la tierra que la tierra está en tan mal estado y sacudida, no sea que acaso perezca yo con ella?' 4. Y entonces hubo una gran conmoción en la tierra, y se oyó una voz del cielo, y caí sobre mi rostro. 5. Y Enoch mi abuelo vino y se paró a mi lado, y me dijo: '¿Por qué me has llorado con amargo llanto y llanto?

6. Y ha salido una orden de la presencia del Señor concerniente a los que moran en la tierra, que su ruina se ha consumado porque han aprendido todos los secretos de los ángeles, y toda la violencia de los satanes, y todos sus poderes. los más secretos- y todo el poder de los que practican hechicería, y el poder de la hechicería, y el poder de los que hacen imágenes de fundición para toda la tierra: 7. Y cómo se produce la plata del polvo de la tierra, y cómo el metal blando se origina en la tierra. 8. Porque el plomo y el estaño no se producen de la tierra como el primero: es una fuente que los produce, y un ángel se para en ella, y ese ángel es preeminente.' 9. Y después de eso, mi abuelo Enoch me tomó de la mano y me levantó y me dijo: 'Ve, porque le he preguntado al Señor de los Espíritus sobre esta conmoción en la tierra. 10. Y Él me dijo: 'Debido a su injusticia, su juicio ha sido determinado y no será retenido por Mí para siempre. A causa de las hechicerías que han investigado y aprendido, la tierra y los que la habitan serán destruidos.' 11. Y estos, no tienen lugar de arrepentimiento para siempre, porque les han mostrado lo que estaba escondido, y son los condenados: pero en cuanto a ti, hijo mío, el Señor de los Espíritus sabe que eres puro y sin culpa de este reproche relativo a los secretos.


12. Y ha puesto tu nombre entre los santos,

y te guardaré entre los que moran en la tierra,

y ha destinado tu simiente justa para reinar y para grandes honores,

Y de tu descendencia procederá una fuente de justicia y santidad sin número para siempre.'

Share on Twitter Share on Facebook