LXVII. Dios promete a Noé: lugares de castigo de los ángeles y de los reyes.

CAPÍTULO LXVIII.

1. Y en aquellos días vino a mí la palabra de Dios, y me dijo: 'Noé, tu suerte ha subido delante de Mí, mucha sin culpa, mucho amor y rectitud. 2. Y ahora los ángeles están haciendo un (edificio) de madera, y cuando hayan completado esa tarea, pondré Mi mano sobre él y lo preservaré, y saldrá de él la semilla de la vida, y se establecerá un cambio en para que la tierra no quede sin habitantes. 3. Y haré firme tu descendencia delante de mí para siempre jamás, y esparciré a los que moran contigo: no quedará sin fruto sobre la faz de la tierra, sino que será bendito y se multiplicará sobre la tierra en el nombre del Señor.'

4. Y Él encarcelará a esos ángeles, que han mostrado injusticia, en ese valle ardiente que mi abuelo Enoc me había mostrado anteriormente en el oeste entre las montañas de oro y plata y hierro y metal blando y estaño. 5. Y vi ese valle en el cual hubo una gran convulsión y una convulsión de las aguas. 6. Y cuando sucedió todo esto, de ese metal fundido ardiente y de la convulsión del mismo en ese lugar, se produjo un olor a azufre, y estaba conectado con esas aguas, y ese valle de los ángeles que se habían extraviado ( la humanidad) quemada debajo de esa tierra. 7. Y por sus valles corren corrientes de fuego, donde son castigados estos ángeles que habían descarriado a los que moran en la tierra.

8. Pero aquellas aguas servirán en aquellos días para los reyes y los poderosos y los exaltados, y los que moran en la tierra, para la curación del cuerpo, pero para el castigo del espíritu; ahora su espíritu está lleno de lujuria, para que puedan ser castigados en su cuerpo, porque han negado al Señor de los Espíritus y ven su castigo diariamente, y sin embargo no creen en Su nombre. 9. Y en la proporción en que la quemazón de sus cuerpos se vuelva severa, un cambio correspondiente tendrá lugar en su espíritu por los siglos de los siglos; porque ante el Señor de los Espíritus nadie pronunciará una palabra ociosa. 10. Porque el juicio vendrá sobre ellos, porque creen en los deseos de su cuerpo y niegan el Espíritu del Señor. 11. Y esas mismas aguas sufrirán un cambio en aquellos días; porque cuando esos ángeles sean castigados en estas aguas, estas fuentes de agua cambiarán su temperatura, y cuando los ángeles asciendan, esta agua de las fuentes cambiará y se enfriará. 12. Y oí a Miguel responder y decir: 'Este juicio con el cual los ángeles son juzgados es un testimonio para los reyes y los poderosos que poseen la tierra. 13. Porque estas aguas de juicio ministran para la sanidad del cuerpo de los reyes y la lujuria de su cuerpo; por tanto, no verán ni creerán que aquellas aguas se mudarán y se convertirán en un fuego que arde para siempre.'

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