XLIII. Las moradas de la Sabiduría y de la Iniquidad.

CAPÍTULO XLII.


1. La sabiduría no encontró lugar donde pudiera morar;

Entonces le fue asignada una morada en los cielos.


2. Salió la sabiduría para hacer su morada entre los hijos de los hombres,

y no halló morada:

La sabiduría volvió a su lugar

Y se sentó entre los ángeles.


3. Y la injusticia salió de sus aposentos:

A quien ella buscó no encontró

Y habitó con ellos

Como lluvia en un desierto

y rocío sobre una tierra sedienta.

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