28. Y me puse de pie para ver hasta que cerraron esa vieja casa; y se llevaron todas las columnas, y todas las vigas y adornos de la casa fueron al mismo tiempo doblados con ella, y se la llevaron y la pusieron en un lugar al sur de la tierra. 29. Y vi hasta que el Señor de las ovejas trajo una casa nueva, más grande y más alta que la primera, y la levantó en el lugar de la primera que había sido cerrada: todas sus columnas eran nuevas, y sus ornamentos eran nuevos y más grande que las de la primera, la vieja que él había quitado, y todas las ovejas estaban dentro de ella.
30. Y vi todas las ovejas que habían quedado, y todas las bestias en la tierra, y todas las aves del cielo, postrándose y rindiendo homenaje a aquellas ovejas y haciéndoles súplicas y obedeciéndolas en todo. 31. Y después de eso, aquellos tres que estaban vestidos de blanco y me habían tomado de la mano [que me habían tomado antes], y la mano de ese carnero también me tomó, me levantaron y me pusieron en medio. de aquellas ovejas †antes del juicio†. 32. Y aquellas ovejas eran todas blancas, y su lana abundante y limpia. 33. Y todo lo que había sido destruido y disperso, y todas las bestias del campo, y todas las aves del cielo, se reunieron en esa casa, y el Señor de las ovejas se regocijó con gran alegría porque todos estaban bien y habían regresado. a su casa. 34. Y vi hasta que depusieron esa espada, que había sido dada a las ovejas, y la trajeron de regreso a la casa, y fue sellada ante la presencia del Señor, y todas las ovejas fueron invitadas a esa casa, pero no los retuvo. 35. Y los ojos de todos ellos fueron abiertos, y vieron lo bueno, y no hubo uno entre ellos que no viera. 36. Y vi que aquella casa era grande y ancha y muy llena.
37. Y vi que nació un toro blanco, con grandes cuernos, y todas las bestias del campo y todas las aves del cielo le temían y le hacían súplicas todo el tiempo. 38. Y vi hasta que todas sus generaciones se transformaron, y todos se convirtieron en toros blancos; y el primero de ellos se convirtió en un cordero, y ese cordero se convirtió en un gran animal y tenía grandes cuernos negros en su cabeza; y el Señor de las ovejas se regocijó sobre ella y sobre todos los bueyes. 39. Y dormí en medio de ellos; y desperté y vi todo. 40. Esta es la visión que vi mientras dormía, y desperté y bendije al Señor de justicia y le di gloria. 41. Entonces lloré con gran llanto y mis lágrimas no cesaron hasta que ya no pude soportarlo más: cuando vi, fluyeron a causa de lo que había visto; porque todo vendrá y se cumplirá, y todas las obras de los hombres en su orden me fueron mostradas. 42. Aquella noche me acordé del primer sueño, y por eso lloré y me turbé, porque había visto aquella visión.