II

De este terreno que escarbáis,

Labriegos resignados y lúgubres,

Con todo el esfuerzo de vuestras vértebras,

O de vuestros músculos descarnados,

Decid, ¿qué cosecha extraña,

Forzados salidos del osario,

Arrancasteis y de qué granjero

Habéis llenado el granero?

¿Queréis (¡con un destino harto duro,

Espantoso y claro emblema!)

Mostrar que en la fosa misma

El sueño prometido no es seguro;

Que alrededor nuestro la Nada es traidora;

Que todo, hasta la Muerte, nos mientes,

Y que sempiternamente,

¡Ah! necesitaremos quizá

En algún país desconocido

Cavar la tierra áspera

Y hundir una pesada pala

Bajo nuestro pie sangriento y desnudo?

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