Las dos buenas hermanas

 

La Licencia y la Muerte son dos gentiles rameras,

Pródigas de besos y ricas en salud,

Cuyo vientre siempre virgen y cubierto de andrajos

En la incesante labor jamás ha procreado.

Al poeta siniestro, enemigo de las familias,

Favorito del infierno, cortesano mal rentado,

Tumbas y lupanares muestran bajo sus atractivos

Un lecho que el remordimiento jamás ha frecuentado

Y la tumba y la alcoba, en blasfemias fecundas

Nos ofrendan, vez a vez, como dos buenas hermanas,

Terribles placeres y horrendas dulzuras.

¿Cuándo quieres enterrarme, Licencia, la de los brazos inmundos?

¡Oh, Muerte! ¿Cuándo vendrás, su rival en atractivos,

Para mezclar sus mirtos infectos con tus negros cipreses?

 

 

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