Horror simpático

 

De este cielo extravagante y lívido,

Atormentado como tu destino,

¿Qué pensamientos en tu alma vacía

Descienden? Responde, libertino.

—Insaciablemente, ávido

De lo oscuro y lo incierto,

Yo no gemiré como Ovidio

Arrojado del paraíso latino.

Cielos desgarrados como arenales

En vosotros se contempla mi orgullo;

Vuestras amplias nubes enlutadas

Son los carros fúnebres de mis sueños,

Y vuestros fulgores son el reflejo

Del Infierno donde mi corazón se complace.

 

 

Share on Twitter Share on Facebook