La antorcha viviente

 

Marchan ante mí, estos Ojos llenos de luces,

Que un Ángel sapientísimo sin duda ha imantado;

Avanzan, esos divinos hermanos que son mis hermanos,

Sacudiendo ante mis ojos sus fuegos diamantinos.

Salvándome de toda trampa y de todo pecado grave,

Conducen mis pasos por la ruta de lo Bello;

Son mis servidores y yo soy su esclavo;

Todo mi ser obedece a esa viviente antorcha.

Encantadores ojos, brilláis con el fulgor místico

Que tienen los cirios ardiendo en pleno día; el sol

Enrojece, pero no extingue su llama fantástica;

Ellos celebran la Muerte, vosotros cantáis el Despertar;

¡Vosotros marcháis entonando el despertar de mi alma,

Astros de los cuales ningún sol puede marchitar la llama!