2 Preciosa y el aire

A Dámaso Alonso.

SU luna de pergamino

Preciosa tocando viene,

por un anfibio sendero

de cristales y laureles.

El silencio sin estrellas,

huyendo del sonsonete,

cae donde el mar bate y canta

su noche llena de peces.

En los picos de la sierra

los carabineros duermen

guardando las blancas torres

donde viven los ingleses.

Y los gitanos del agua

levantan por distraerse,

glorietas de caracolas

y ramas de pino verde.

*

Su luna de pergamino

Preciosa tocando viene.

Al verla se ha levantado

el viento, que nunca duerme.

San Cristobalón desnudo,

lleno de lenguas celestes,

mira a la niña tocando

una dulce gaita ausente.

Niña, deja que levante

tu vestido para verte.

Abre en mis dedos antiguos

la rosa azul de tu vientre.

*

Preciosa tira el pandero

y corre sin detenerse.

El viento-hombrón la persigue

con una espada caliente.

Frunce su rumor el mar.

Los olivos palidecen.

Cantan las flautas de umbría

y el liso gong de la nieve.

¡Preciosa, corre, Preciosa,

que te coge el viento verde!

¡Preciosa, corre, Preciosa!

¡Míralo por dónde viene!

Sátiro de estrellas bajas

con sus lenguas relucientes.

*

Preciosa, llena de miedo,

entra en la casa que tiene

más arriba de los pinos,

el cónsul de los ingleses.

Asustados por los gritos

tres carabineros vienen,

sus negras capas ceñidas

y los gorros en las sienes.

El inglés da a la gitana

un vaso de tibia leche,

y una copa de ginebra

que Preciosa no se bebe.

Y mientras cuenta, llorando,

su aventura a aquella gente,

en las tejas de pizarra

el viento, furioso, muerde.

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