El veneno y la triaca

Pedro Calderon de la Barca

PERSONAS:

EL PEREGRINO

LA INFANTA

EL ENTENDIMIENTO

LA INOCENCIA

LA PRIMAVERA

EL ESTíO

EL OTOñO

EL INVIERNO

EL LUCERO

LA MUERTE

MÚSICOS

ACOMPAÑAMIENTO

 

(Salen EL ENTENDIMIENTO, viejo venerable; LA INFANTA, dama; LA INOCENCIA, de villana; los cuatro tiempos y LA MòSICA.)

 

ENTENDIMIENTO En la falda lisonjera

deste monte, coronado

de flores, de tal manera

que le parece que ha llamado

a cortes, la Primavera,

con Músicas excelentes

de voces y de instrumentos,

cantad tonos diferentes;

que acompañen los acentos

de las aves, y las fuentes.

Y en la métrica destreza

(no sin divino misterio)

encareced la belleza

de la gran Naturaleza,

heredera del imperio.

MúSICA Aves, fuentes, auras, flores,

todos a la Infanta

decid amores.

UNO Aves, su luz saludad.

TODOS Cantad, cantad.

UNO Fuentes, sus espejos sed.

TODOS Corred, corred.

UNO Auras, su aliento aspirad.

TODOS Volad, volad.

UNO Flores, sus galas tejed.

TODOS Creced, creced.

Y acudiendo al curso

de tanta Deidad,

creced, volad, corred y cantad.

Todos a la Infanta decid amores:

Cantad, aves; corred, fuentes;

volad, auras; creced, flores.

INFANTA árbitro docto de cuanto

en acordada armonía,

ya con risa, ya con llanto,

cubre con su capa el día,

y la noche con su manto:

Generoso Entendimiento,

ayo mío, a quien fió

el Gran Rey, que me engendró,

mi crianza, porque atento

tus capacidades vio.

No habrá menester mi afecto

de quien mi deidad se arguya

otro aplauso más perfecto

que haber nacido hija suya,

engendrada en tu concepto.

El sol, hermoso farol,

con tan templado arrebol

me ilumina suspendido,

que sospecho que ha nacido

para mi vasallo el sol.

La luna, que diferente

cada vez muestra semblante,

mira a mi gusto obediente

una vez hacia el Levante

y otra vez hacia el Poniente.

Todas esas tropas bellas

de vividoras centellas

me están influyendo amores,

siendo en mis jardines flores

las que en los suyos estrellas.

Sírvenme los elementos

el Fuego en claros tributos,

el agua en dulces acentos,

la tierra en sabrosos frutos

y el aire en blandos alientos.

Y con halagos süaves,

con acciones lisonjeras,

a mis pies se postran graves,

domesticadas, las fieras,

y sin libertad las aves;

ese monstruo encarcelado,

cuando más fiero se enoja,

sobre sí mesmo elevado

en crespas espumas moja

el firmamento estrellado,

sin que, atrevido, a la playa

un paso más que otro haya,

que asegurando mi pena,

con un bocado de arena,

le detiene el monte a raya.

Y así, el festejo de hoy

su encarecimiento yerra,

si única heredera soy,

de cuanto mirando estoy

sobre la faz de la tierra.

INOCENCIA No con hermoso desdén

desprecies festejo igual;

deja que aplausos te den,

que a ninguna suena mal

de que la celebren bien;

déjate llamar dichosa,

aseada, discreta, hermosa,

que a todas tan bien parece

que aun una fea agradece

el que la llamen hermosa.

Y de oír una frialdad

(si hay quien se atreva a decirlo),

hay muchas con vanidad,

pues, en ti, ¿qué será oírlo,

y el oírlo con verdad?

ENTENDIMIENTO ¿qué poco, Inocencia, fueras

Inocencia si no hicieras

caso de eso?

INOCENCIA No lo sé

pero aunque inocente, a fe

que palabras lisonjeras

me suenan bien.

ENTENDIMIENTO ÀPues de quin

las has oído?

INOCENCIA Esa es alta,

pescuda; sepa l también

que jamás un Bobo falta

que quiera a una Boba bien.

Cuando yo voy por ahí,

también me dicen a mí

requiebros, flores y fuentes,

y aun de las mismas serpientes

alguna vez las oí.

ENTENDIMIENTO Pues el día que agradada

ests de nadie, verás

tu Inocencia castigada,

porque al instante saldrás

del Palacio desterrada.

INOCENCIA La amenaza no me espanta,

porque es nuestra amistad tanta,

que si me llegan a echar

s yo que no ha de quedar

en l la señora Infanta.

INFANTA Como ve que me ha agradado

su rara simplicidad,

estas alas ha cobrado.

ENTENDIMIENTO Cortarálas mi piedad,

si de Inocencia el Estado

trueca en malicia. Contentos

tiempos del año, que atentos

a mi hija hermosa servís

y obedientes la rendís

aguas, montes, rayos, vientos,

mientras en estos jardines

alegre vive; cantad

su perfección, y a estos fines

guirnaldas la consagrad

de claveles y jazmines.

ESTíO Todos la obedeceremos

como, en efecto, señor,

Infanta nuestra, pues vemos

que de lealtad y de amor

vasallaje la debemos.

INFANTA La música oyendo, quiero

por aqueste paraíso

divertirme, donde infiero

que el cielo reducir quiso

su retiro verdadero.

ENTENDIMIENTO Ven, pues de todo eres dueño,

y aun todo es triunfo pequeño

para lo que el Rey te adora;

y si la música ahora

te brindare con el sueño

sobre los varios colores

que, tejidos con primores,

hechos alfombras están,

los vientos te mullirán

catres de rosas y flores.

INFANTA Cantad, y la voz ufana

diga (no sin gran misterio)

las perfecciones que hoy gana

la naturaleza humana,

heredera del imperio.

MúSICA Aves, fuentes, auras, flores,

todos a la Infanta

decid amores.

 

(Vanse cantando, y sale EL LUCERO vestido de villano.)

 

LUCERO Altos montes, que al cielo,

gigantes de esmeralda,

alzáis con ceño la arrugada frente

ajando el claro velo

que en la nevada espalda

asegura su fábrica eminente,

donde la transparente

selva, que en luces bellas

al sol causa desmayos,

equivocando rayos

de rosas y de estrellas,

tanta noticia pierde,

que trueca en nube azul el monte verde.

Así, privilegiados

siempre, alegres y hermosos

duris, siendo del sol bellos faetones,

tanto que, aunque anegados

en abismos undosos,

con montes de agua y pilagos de montes,

atentos horizontes,

vecinos os respeten

las injurias del hado

y al cielo, coronado

de espumas, se sujeten,

levantando los hielos

murallas de cristal hasta los cielos.

Así, despus del agua

no pueda en tanto abismo

profanaros tampoco tanto fuego

como mi pecho fragua,

y volcán en mí mismo,

mi aliento expira cuando a veros llego

triste, confuso y ciego;

y el diluvio segundo

que ha de borrar la esfera

no os abrase ni hiera,

sino, pompa del mundo,

os dejen sin desmayos,

incendio de agua y tempestad de rayosé

que en vuestros campos bellos

un pastor disfrazado

admitáis (que pastor también he sido);

a vivir vengo en ellos,

adonde mi ganado

ha de ser el rebaño más perdido,

cobarde y atrevido;

amo a la Infanta bella

que hereda el ancho imperio

de todo el hemisferio,

y disfrazado a vella

a estos jardines llego,

sin luz y con amor dos veces ciego.

 

(Sale LA INOCENCIA.)

 

INOCENCIA En estos jardines bellos,

cuantos hoy la han reflejado

sola a la Infanta han dejado,

porque se ha dormido en ellos.

Y aunque tu beldad, pardiez,

hoy conmigo se enojó,

y de mal humor estó,

no he de asistirla; esta vez

perdone su remenencia.

LUCERO La ocasión que pretendí

se dispone, pues aquí

se ha quedado la Inocencia;

por ella quiero empezar

los disfraces de mi amor,

pues la Inocencia, en rigor,

será fácil de engañar;

que no la conozco quiero

fingir. Bella labradora,

pues sois de este campo aurora:

¿qué senda...

INOCENCIA ¡Qué hombre tan fiero!

LUCERO ...es sta en que estoy perdido?

INOCENCIA En el camino erráis

se ve, que perdido vaisé

pues por aquí habis venido,

que no hay paso por aquí,

¿la luz del sol no os guió?

LUCERO No, que la luz me faltó

y por eso me perdí.

Decidme, ¿qué tierra es sta?

INOCENCIA De hablar con vos tengo miedo,

que con ninguno hablar puedo;

por eso no os doy respuesta,

ni os digo que el rey supremo

una hija hermosa engendró,

ni que este jardín la dio

por palacio, cuyo extremo

de perfección paraíso

le ha llamado, ni que atento

por ayo el Entendimiento

de la princesa hacer quiso,

ni que ella vive esta esfera,

ni que se apellida ufana

la naturaleza humana,

que mal en decirlo hiciera.

 

(Quiere irse.)

 

LUCERO Teneos.

INOCENCIA ¡Ay, Dios! A espacio,

que me dais temor.

LUCERO ¿Por qué?

INOCENCIA Porque si os hablo, saldré

desterrada de palacio;

ni con otro, ni con vos,

he de hablar.

LUCERO No os asustéis,

que es justo que me escuchéis,

porque hemos de ser los dos

de eterna amistad testigos.

INOCENCIA ¿Yo amiga vuestra? No haré

porque tenéis, a la fe,

cara de pocos amigos.

LUCERO Escuchadme.

INOCENCIA Será error.

LUCERO Advertid.

INOCENCIA No he de oíros más.

 

(Sale LA INFANTA.)

 

INFANTA Inocencia, ¿dónde vas?

INOCENCIA Huyendo de este pastor,

que ha dado en que le he de oír,

y desde que le mir

tan gran miedo le cobr,

que aún no s por dónde huir.

INFANTA Supuesto que yo he llegado,

ya no tienes que temer,

pues no se podrá atrever

a darte ningún cuidado:

¿quéin sois?

LUCERO Mudo a veros llego.

INFANTA Cada vez que más le miro,

temerosa me retiro.

 

(Al llegarse EL LUCERO, se aparta LA INOCENCIA.)

 

LUCERO Monstruo soy de fuego y hielo.

INFANTA Mirando en los dos está,

 

(Aparte.)

 

mi atención, varios efectos

de dos contrarios afectos:

a cada paso que l da,

la Inocencia mía se va

otro paso retirando.

está huyendo, aquel llegando,

los pasos se están midiendo,

y lo que uno tarda viniendo,

se apresura ella apartando.

Fuerza es que misterio haya,

aunque a mis ojos se niegue,

pues para que ste se llegue,

conviene que sta se vaya.

Yo en igual línea, e igual raya,

admiro la competencia

de todos, y es evidencia

clara: temo con justicia

que ste viene con malicia,

pues huye de l la Inocencia.

LUCERO Yo, bellísima señora,

que con repetida salva

burláis el llanto del alba

y la risa de la aurora,

perdido de un monte ahora

a vuestros jardines vengo,

donde el intento que tengo

es servir, y merecer;

porque solamente ser

esclavo vuestro prevengo.

Si de ese honor soberano

logro el favor que apetezco,

ya a vuestras plantas merezco

besar vuestra blanca mano;

dichoso, alegre y ufano

haris que victoria igual,

con la pluma de un puñal

en las cortezas escriba

de algún tronco, donde viva

su carácter inmortal.

Lámina será tan rara

el papel del tronco herido,

que, ni trofeo esculpido

en la que hoy es tierna vara,

con letra gótica y clara,

callar el paso se vea

del árbol, hasta que sea

l gigante, ella inmortal,

un padrón original

que el gnero humano lea.

INFANTA Sin razón te has retirado,

Inocencia, que el que ves,

gallardo y discreto esé

¿por qu temor te ha causado?

INOCENCIA No sé de haberle mirado

le he aborrecido no másé

no haremos paces jamás.

INFANTA ¿quién eres (nada te espante),

di?

INOCENCIA Pues si l pasa adelante,

dar yo otro paso atrás.

LUCERO Yo soy, bellísima Infanta

de aqueste imperio infeliz,

hermosa envidia de mayo,

bella injuria del abril.

Yo soy (ya que, humana, quieres

de mí informarte, de mí),

aunque este rústico traje

pueda mi voz desmentir,

príncipe augusto, e ilustre

de otro extranjero país.

Tan altivo soy, que el sol,

que por nubes de rubí

hace a la aurora llorar,

por ver al alba reír

presumo (y no sin razón)

que yo le enseñ a huir;

pues primero que el sol mismo

alumbr, y resplandecí,

esos rayos que l divulga

más vivos desde el cenit

se encendieron en las muertas

pavesas que yo perdí.

Lucero, y no sol me nombro,

que vindome presidir

a las sombras de la noche,

me llamó Isaías así.

En el Empíreo que fue

mi patria, engendrado fui

tan galán por mi persona,

por mi lustre tan gentil,

por mi esfuerzo tan valiente,

por mi ingenio tan sutil,

que el mismo rey, por mis prendas

aficionado de mí,

valido suyo me hizo

ponindome junto a sí.

Tanto a fiarme llegó,

que me llegó a descubrir

los más ocultos secretos

de su amor; mas áay de mí!,

que allí acabó mi privanza.

áMi tragedia empezó allí!

Pues enseñándome un día,

entre uno y otro perfil,

un retrato de su esposa,

desde el punto que la vi

empec, celoso y triste,

a padecer, y sentir

porque en la pintura estaba

con vida y alma el matiz,

y arrebatado en su amor,

sin obrar ni discurrir,

con mudas voces me acuerdo

que dije al retrato así:

Bellísima deidad, que repetida

de uno y otro matiz, vives pintada;

bellísima deidad, que iluminada

de un rayo y otro, animas colorida,

¿cómo estando en la lámina sin vida

dejas la vida a tu beldad postrada?

¿Cómo estando en el bronce inanimada

dejas el alma a tu beldad rendida?

Si nació con estrella tan segura

tu dueño, y l no más es señor de ella,

el influjo que debe a luz tan pura

vuelve a su original (áoh copia bella!),

que es mucha vanidad de una hermosura

querer estar pintada con su estrella.

Dije: Y como mal los celos

un noble sabe fingir

(porque, en efecto, no es noble

el que con celos no es vil),

celoso, desesperado

y atrevido pretendí

de las bodas de mi dueño

estorbar el dulce fin.

Y como es del envidioso

naturaleza decir

mal de lo mismo que envidia,

a decir mal me atreví,

no de su hermosura, que era

un humano serafín,

sino de su calidad,

procurando divertir

del intento al rey, diciendo

que sería deslucir

su majestad, de inferior

naturaleza admitir

esposa; y que yo el primero

había de ser desde allí

el que rehusase jurarla

su esposa y mi emperatriz.

Enojado el rey de oírme,

en su aspecto le temí,

pero ya desesperado,

hasta vencer o morir,

no sólo emprendí quitarle

la esposa, pero emprendí

quitarle el reino, anhelando

hasta llegar a subir

a coronarme en su trono,

y si no lo conseguí,

bástame que lo intent,

y no merece adquirir

nombre de infeliz aquel

que es por reinar infeliz;

fuera de que no fue sola

aquesta ambición en mí,

pues muchos vasallos suyos

que me llegaron a oír

se pusieron de mi parte,

y vuelta en guerra civil

la corte, los rebelados

publicamos el motín.

Comuneros del Empíreo,

ciento a ciento, y mil a mil,

armamos tres escuadrones

sobre campos de zafir.

De la parte del rey, otros

(que quisieron presumir

de leales) se pusieron,

y apenas roncó un clarín

estremeciendo los aires,

hizo señal de embestir,

cuando se trabó el encuentro

de la más sangrienta lid,

que sin sangre corrió mares

de púrpura y de carmín.

Aquí, de acordarme ahora

todo me confundo: Aquí

fue la mayor confusión

que se ha de ver ni escribir,

porque titubeando toda

esa fábrica, la vi

desplomada de sus ejes

sobre los montes venir

de la tierra; y aun alguno,

que la salió a recibir,

hasta ahora la sustenta

sobre su verde cerviz.

Vencido (ya te lo dije)

y desterrado salí

de la corte, tan cobarde

que no lo puedo encubrir:

cincuenta y cuatro millones

de leguas veloz corrí

de un aliento, siendo el aire

que llegaba a discurrir

una exhalación leonada,

una estrella carmesí;

mas tan vano de la empresa

(aunque la empresa perdí),

que mientras Dios fuere Dios,

no me pienso arrepentir:

Gracias a la causa de ella,

que fue el retrato que vi,

lineado en los colores

del clavel y del jazmín,

de quien el original

eres tú, porque de ti

el ejemplar de la idea

de Dios le sacó, y así

en tu busca, Infanta hermosa,

disfrazado a tu jardín

(donde el rey tu padre intenta

tu belleza divertir)

he venido, amante y firme,

de jardinero a servir,

por poder de mis deseos

la esperanza conseguir.

Un imperio me has costado,

si me valiera aquí

hablar con l, otra vez

le aventurara por ti.

Agradece esta fineza;

dulete, Infanta, de mí,

que si yo morir pudiera,

de amor me vieras morir.

No por pobre me desprecies,

que aunque vencido salí,

en el centro de la tierra

(que es contrapuesto Nadir)

imperios tengo, señora,

con que poderos servir.

De las venas de la tierra

desangrado el potosí

hilo a hilo, te traer

su plata, el oro de Ofir;

de las minas los diamantes

brutos sacar, y sutil,

por que brillen los verás

unos con otros pulir.

Coger el llanto del alba

con conchas, para que así

sean perlas al nacer,

lágrimas al concebir.

El coral, árbol del mar,

de su seno azul turquí

sacar, y pegada a l,

hacindosela escupir,

la espuma de la ballena,

convertida en ámbar grisé

por que la tierra, y el mar,

obedientes a este fin,

te tributen sus tesoros,

para adornar y lucir

las cintas de tu coturno,

los lazos de tu chapín.

INFANTA Disimulado pastor

que a aquestos jardines vienes

desterrado de tu patria,

ese imperio que encareces,

hasta hablar en tus amores

te he escuchado cortsmente;

pero ya que tan soberbio

a mi decoro te atreves,

mi gran vanidad profanas,

mi justo respeto pierdes,

es fuerza que te castigue

con iras y con desdenes.

Estos jardines hermosos,

que de paraíso tienen

el nombre, y donde yo asisto

(porque mi padre lo quiere),

no viven acostumbrados

a disfraces, que contienen

en sus lisonjas venenos,

y en sus sentimientos muertes.

Vete, pues, de mi presencia,

antes que rigor más fuerte

te desengañe. ¿qué aguardas?

Vete de mi vista, vete,

porque eres un basilisco,

una hidra, un áspid eres,

que con el aliento sólo

rayos en mi pecho enciendes.

LUCERO áCuánto el mirarte enojada

me acobarda! áCuánto el verte

quejosa! Porque con iras,

eres hermosa dos veces.

 

(Vuelve LA INOCENCIA a acercarse, y EL LUCERO se aparta.)

 

INOCENCIA áQué a mi gusto he respondido!

INFANTA Cuando aquel pastor aleve

de mis ojos se retira,

a mí la Inocencia vuelve;

sin duda, que incompatibles

son los dos, porque no pueden

estar juntos. Inocencia,

llgate más.

LUCERO De esa suerte

apartarme yo más.

INOCENCIA ¿qué es, señora, lo que quieres?

INFANTA De ese extranjero pastor

me guarda, ampara y defiende.

INOCENCIA En tu ayuda me hallarás

siempre que llamarme intentes,

que yo en la ocasión estoy

retirada, mas no ausente.

LUCERO No huyas, que ya no te sigo;

dime sólo si merece

mi amor alguna esperanza,

aunque el viento se la lleve.

¿qué har yo para obligarte?

INFANTA Una cosa solamente.

LUCERO No dilates el decirla.

INFANTA Que te vayas, que te ausentes,

y en mi estado de Inocencia

acompañada me dejes.

 

(Vanse las dos de las manos.)

 

LUCERO Una cosa sola en que

no pudiera obedecerte

me has pedido; mas quien pide

lo imposible, no se queje

de no ser obedecido,

y es imposible que llegue

yo a olvidar, porque no olvidan

espíritus lo que aprenden;

y todo espíritu soy,

tal, que ofendido de verme

despreciado, en ira y rabia

envuelto, soy un ardiente

volcán; mi amor es el fuego,

y tu desprecio la nieve;

mas, pues finezas no bastan,

bella Infanta, a enternecerte,

pueda el ingenio alcanzar

lo que el afecto no puede.

Yo supe ciencias, yo supe

por ellas los diferentes

secretos que yerbas, plantas,

piedras y frutos contienen.

Del más venenoso hechizo

contra ti pienso valerme

que te haga por fuerza mía:

las vandas excelentes

que aquellas copas te sirven;

los cristales, que estas fuentes

te rinden, siempre sonoras,

las bellas flores alegresé

que tributan estos cuadros

en hermosos ramilletes

he de envenenar, llamando

a que confecciones temple

el veneno del hechizo

a la Muerte, que la Muerte

mágica es, que fingir sabe

mil fantasmas aparentes.

¡Oh tú, horror de los mortales,

preciso fuero en sus leyes,

exceptuación de ninguno

y juez de todo viviente!

Nunca, engañado contraste

de los superiores leves,

pues en el imperio mío

hoy hecha alianza tienes,

y eternamente han de ser

amigos Pecado y Muerte.

Escucha mis tristes voces.

 

(ábrese un árbol y sale LA MUERTE.)

 

MUERTE ¿qué es, príncipe, lo que quieres?

LUCERO ¿Dónde estás?

MUERTE En este tronco

mi horror se alberga, porque este

primero sepulcro mío

es albergue de la Muerte.

LUCERO De ti me vengo a valer.

MUERTE A tu obediencia me tienes.

LUCERO Pues eres de estos jardines

disimulada serpiente,

dime: ¿En qu fruta, en qu flor,

en qu planta o en qu fuente

podr poner un hechizo,

con que mi magia pretende

atraer una hermosura

a mi voluntad rebelde?

 

(Baja al tablado.)

 

MUERTE Yo te lo dir, pues ya

los tiempos todos ofrecen

juntos, porque aquí son todos

primavera solamente;

que Invierno, Otoño y Estío,

aunque sus frutos ofrecen,

como ella sola es la dama,

la dejan lucir corteses.

Pues vienen (digo otra vez)

juntos, ufanos y alegres

a servirla la vanda

con sus dones excelentes,

con ellos introducido

veamos el más conveniente

para poner el veneno.

LUCERO Pues a lo que traen atiende.

 

(Sale EL INVIERNO, con un vidrio de agua en una salva.)

 

MUERTE ¿quién es aquste?

LUCERO El Invierno.

MUERTE ¿Y qué lleva?

LUCERO En una salva

la sirve la copa.

MUERTE Fragua

en ella el hechizo eterno,

que ha de poblar el averno

reino nuestro.

LUCERO No podré

mezclarle en agua.

MUERTE ¿Por qué?

LUCERO Antes agua clara y pura

quitar las fuerzas procura

al Veneno que yo d.

MUERTE No te entiendo.

LUCERO Es un abismo

que yo tampoco lo entiendo,

porque ha de ser estupendo

sacramento el del Bautismo,

que ha de asombrarme a mí mismo.

MUERTE Ya viene la Primavera,

cuya estación lisonjera

toda es regalo y amores.

 

(Sale LA PRIMAVERA con una canastilla de flores.)

 

LUCERO ¿Y qu lleva?

MUERTE Hermosas flores:

ya tu venganza, ¿qué espera?

En flores disimulado

el áspid está.

LUCERO Es así;

pero a las flores aquí

he temido y respetado,

porque cualquiera es traslado

de una flor cuya belleza

pasma a la naturaleza,

flor sin mancilla; y, en fin,

respeto en rosa y jazmín,

virginidad y pureza.

MUERTE Pues ya ha llegado el Estío.

 

(Sale EL ESTíO con unas espigas.)

 

LUCERO ¿Y qu lleva?

MUERTE Espigas lleva;

a envenenárselas prueba.

LUCERO El tocarlas desconfío

yo con el veneno mío.

MUERTE ¿Es posible que eso digas?

LUCERO Sí, que las rubias espigas

tienen un secreto en sí,

que me obligan (¡ay de mí!),

a dilatar mis fatigas.

Está entre sus granos de oro

un gran misterio encerrado;

no puedo yo dar bocado

en ellas, que aunque lo ignoro,

s que es un rico tesoro

de alguna mina escondida,

que está en ellas prevenida;

y que yo he de dar, advierte,

el bocado de la Muerte,

no el bocado de la vida.

 

(Sale EL OTOñO con un cestito de frutas.)

 

MUERTE Pues ya el Otoño ha venido

con bravas frutas, ¿aquí

pondrás el veneno?

LUCERO Sí;

entre frutas escondido,

puesto que gusano ha sido,

estará bien.

MUERTE Pues advierte,

no lleguen a conocerte.

LUCERO Pues ponle tú: yo me ir,

que ya tiene entradas s

en cualquier tiempo la Muerte.

 

(Vase.)

 

MUERTE Tiempos del año, ¿dó bueno?

OTOñO Hola, Primavera; alerta,

que hay culebras en la huerta.

MUERTE Vuestra malicia condeno:

¿qué lleváis aquí?

ESTíO Yo, espigasé

si queris dellas, tomad.

MUERTE ¿Y tú?

PRIMAVERA Flores.

MUERTE En verdad

que con tu hermosura obligas

a que le tengan las flores.

PRIMAVERA No he visto en toda mi vida

culebra más entendida.

MUERTE ¿Tú, Invierno?

INVIERNO Son mis favores

agua pura helada y clara.

MUERTE El don, como tuyo fue.

ESTíO ¿Es muy mala? Pues yo s

que más de uno la tomara.

 

(Mete entre las frutas el áspid que traía en el pecho.)

 

MUERTE ¿Tú qué llevas?

OTOñO Frutas llevo.

MUERTE ¡Qué hermosas son! Ya dej

el áspid allá y logr

la traición a que me atrevo.

Tiempos alegre, pues ya

veis a la Infanta presente,

que hecho espejo de una fuente,

mirándose en ella está,

su hermosura y gentileza,

su grandeza referid;

enamoradla, y decid

requiebros a su belleza.

 

(Vese LA INFANTA mirándose en la fuente.)

 

CANTAN TODOS En el cristal de una fuente,

viendo su hermosura rara,

se enamora de sí propia

la naturaleza humana.

 

(Salen LA INFANTA y LA INOCENCIA.)

 

INFANTA Es verdad que de manera

mi hermosura me agradó,

vindome al espejo yo

de esta fuente lisonjera,

que nunca dejar quisiera

de mirarme en ella ufana;

ácuál será de soberana

mi vista, si así es la copia!

MúSICA Se enamora de sí propia

la naturaleza humana.

INOCENCIA Y con razón a la fe

estás contenta, señora,

porque la más bella aurora,

sombra de tus rayos fue.

Sintate aquí, para que

flores de púrpura y grana

repitan de mejor gana,

viendo que tu luz las copia.

MúSICA Se enamora de sí propia

la naturaleza humana.

ESTíO Todos los tiempos presentes

están a tus plantas bellas.

INFANTA ¡Oh, si para verme en ellas

todo el mundo fuera fuentes!

INVIERNO Si de la siesta el calor

te fatiga, reina mía,

este vidrio de agua fría

podréá templar el ardor.

PRIMAVERA De mis flores, las mejores

esta guirnalda te he hecho,

y ya en tu frente, sospecho

que son estrellas, no flores.

ESTíO Estas espigas cogí

para ofrecerte, pues eres

tú la verdadera Ceres.

OTOñO Yo estas frutas, para ti

he traído; come de ellas,

pues que tan hermosas son.

MUERTE Aquesta es buena ocasión

para brindar yo con ellas.

Yo, señora, el jardinero

de tus jardines he sido;

como tal, he conocido

el fruto más lisonjero.

Aquesta poma es hermosa;

come de ella; aumentarás

tu perfección, pues serás

aún más discreta que hermosa.

 

(Vase.)

 

INFANTA La manzana que me ofreces,

por sí es tan hermosa y bella,

que me obliga a comer de ella.

INOCENCIA Mira bien lo que apeteces,

que hay aquí fruta vedada,

si de un precepto te acuerdasé

y así, antes que la muerdas...

INFANTA Ya tu Inocencia me enfada.

Si el jardinero me dice

que sta es la fruta más bella,

por dejar de comer de ella

dejar de ser felice.

(Come de ella y se estremece.)

OTOñO Pues que mi don la agradó,

mil fiestas hacer quisiera...

Va de baile, Primavera.

INOCENCIA Pardiez, que he de ayudar yo.

MúSICA Festejando su reina

los tiempos bailan;

propio es de los tiempos

hacer mudanzas.

INFANTA Cesen los dulces acentos

 

(Furiosa.)

 

de vuestras sonoras voces,

que suspendieron veloces

la libertad de los vientosé

cese de los instrumentos

la armonía; y de otra suerte

(ágrave pena, dolor fuerte!),

en vez del sonoro canto,

celebrad con triste llanto

las exequias de mi muerte;

que no s qu efecto ha hecho

en mí esta imaginación,

que pienso que el corazón

se me ha quebrado en el pecho.

Y pienso bien, bien sospecho,

pues por salirse acá fuera,

en l late de manera

que creo que muchos son,

porque sólo un corazón

tan gran fuerza no tuviera.

 

(Cae desmayada.)

 

ESTíO ¿qué es lo que le ha sucedido

que así llora, que así siente?

INVIERNO Gran mal, extraño accidente

la ha privado del sentido.

PRIMAVERA Mal de corazón ha sido,

pues así la ha desmayado.

OTOñO Yerto cadáver helado

es ya.

ESTíO ¿Inocencia?

INOCENCIA ¿qué quieres?

ESTíO ¿Pues tú, entre nosotros, eres

quien más la ha hablado y tratado,

dinos si esto suceder

suele?

INOCENCIA La ignorancia es rara:

¿si aquesto otra vez pasara,

no lo habíais de saber?

¿Tiempos vosotros? Yo no.

Sin tiempo nada pasó;

mas sin Inocencia, sí;

luego supiraislo aquí

vosotros mejor que yo.

Esto nunca ha sucedido,

pues que lo habis ignorado.

ESTíO Y tú el sentido has cobrado

cuando ella le ha perdido.

¿qué mudanza aquesta ha sido?

INOCENCIA Yo no s que la haya en mí;

mas lo es lo que discurrí

de este mortal accidente

que nuestra princesa siente.

ESTíO ¿Pues tú discurres ya?

INOCENCIA Sí.

El bocado que comió

sin duda era envenenado,

y enemigo disfrazado

el áspid que se lo dio;

como es veneno, corrió

al corazón, con codicia

de apoderarse; esto indicia

mi ingenio de su dolencia.

ESTíO áGran mal, ay, que la Inocencia

habla ya como malicia!

INOCENCIA En mí no hay mudanza hoy;

y si por dicha la ha habido,

de ajena culpa ha nacido.

INFANTA ¡ay de mí, infeliz! ¿quién soy?

 

(Vuelve en sí.)

 

OTOñO Ya vuelve en sí.

INFANTA ¿Dónde estoy?

¿qué campo es este que piso?

¿qué peñasco el que diviso

de tan extraña aspereza?

¿No soy la naturaleza,

reina ya del paraíso?

¿Pues quién me ha arrojado de l?

INOCENCIA ¿Señora?

INFANTA ¿quién eres?

INOCENCIA Yo,

la Inocencia.

INFANTA Aqueso, no;

la malicia, sí, cruel,

pues que traes contigo aquel

león que en mortales lazos,

esperezando los brazos

y abriendo la boca viene,

porque ya licencia tiene

para hacerme mil pedazos.

INVIERNO Sosigate. ¿qué recelas?

INFANTA Que no eres vasallo mío;

pasa presto, Invierno frío,

que con tu nieve me hielas.

PRIMAVERA Sin ocasión te desvelas:

cobra tus prendas divinas,

de rosas y clavelinas

vuelve a coronarte.

INFANTA Espera,

pasa presto, Primavera,

que las traes llenas de espinas.

ESTíO ¿De qué nacen los desmayos?

INFANTA De mirarte a ti presente:

pasa presto, Estío ardiente,

que me abrasas con tus rayos.

OTOñO Si agostos, diciembres, mayos,

te ofenden con sus tributos,

muestra los ojos enjutos,

que yo...

INFANTA De mirarte muero.

Pasa presto, Otoño fiero,

que son enfermos tus frutos.

INOCENCIA Los tiempos con sus presencias

la cantaron y afligieron,

y las que lisonjas fueron

se han trocado en inclemencias:

que pasen sus inflüencias

pide a todos, sin saber,

que es apresurar su ser:

que ha de llorar viendo estoy,

en pasando el día de hoy,

mañana, por el de ayer.

INFANTA Hermoso luciente sol,

que ayer tanta luz me diste;

¿cómo hoy, en pálida y triste

noche envuelves tu arrebol?

Luna, trúmulo farol

de la noche, astro inconstante,

que ayer con blanco semblante

me iluminaste luciente,

¿cómo hoy, si todo el creciente

padeces todo el menguante?

Flores, que ayer a mis ojos

blancas, purpúreas y bellas

fuisteis humanas centellas,

¿cómo hoy todas sois abrojos?

Fieras, que ayer en despojos

me rendisteis mil halagos,

y quedándose en amagos,

vuestra saña suspendida,

fuisteis lisonja a mi vida,

¿cómo hoy todas sois estragos?

Aves, que auroras y siestas

rades dulces, y graves

músicas ayer süaves,

¿cómo hoy todas sois funestas?

Fuentes, que en estas florestas

ayer rades espejos,

¿cómo mirándoos estoy

a todas tan turbias hoy,

sin visos y sin reflejos?

En todo mudanza veo.

¡Con qué extrañeza lo admiro!

¡En todo novedad miro!

¡Con qu asombro lo creo

saber si en mí la hay deseo!

Aunque ests tan turbia, en ti,

fuente, he de verme. ¡ay de mí!

Un yerto cadáver es

el que llego a mirar, pues

nada soy de lo que fui.

Aunque esto que soy no sea,

desde este peñasco al mar

hoy me he de precipitar.

 

(Detinela LA INOCENCIA.)

 

INOCENCIA ¿ haya quien aquesto vea

que tales locuras crea!

Corred, tiempos, id de presto,

que a matarse se ha dispuesto.

INFANTA Qué bien hacis en venir,

que es ayudarme a morir;

corred vosotros.

 

(Sale EL ENTENDIMIENTO.)

 

ENTENDIMIENTO ¿qué es esto?

INFANTA Entendimiento; señor,

si tú no hubieras llegado,

me hubiera desesperado

de este monte mi furor.

Porque este mortal rigor

un hechizo es que me injuria;

es un veneno, una furia;

es un frenesí, un delirio;

es una pena, un martirio;

es un tormento, una injuria,

que ha trocado mi hermosura

en una horrible fealdad,

en estrago mi deidad,

en sombra mi lumbre pura,

en desdicha mi ventura,

en tristeza mi alegría,

en silencio mi armonía,

en muerto olvido mi fama,

en vil pavesa mi llama

y en triste noche mi día.

El sol se me ha oscurecido,

la luna se me ha eclipsado,

los brutos se han rebelado,

los pájaros se han huido,

las fuentes se han suspendido,

hánseme armado las flores,

y para penas mayores,

para mayores violencias,

los tiempos en inclemencias

se han vestido de rigores.

¿Mas para qu sutiliza

más mi discurso, si llego

a conocer que hubo fuego,

donde ahora no hay ceniza?

Un dolor me martiriza

el corazón con tirana

fuerza, con saña inhumana:

mortales, venid a ver,

que quien no es hoy lo que ayer,

no será lo que hoy mañana.

 

(Vase.)

 

ENTENDIMIENTO Oye, aguarda; de mí huye.

áOh cuántas veces, oh cuántas,

temí en mi discurso esta

inobediente desgracia!

¿qué buena cuenta dar

al rey yo de tu crianza

si ya sin tu Entendimiento

vas corriendo estas campañas?

Ya me pesa que haya hecho,

a imagen y semejanza

suya, el rey esta hermosura.

ESTíO Los jardines deja, y pasa

a los montes.

INVIERNO Como loca

por ellos discurre y anda.

INOCENCIA áOh, quin pudiera escuchar

lo que stos entre sí hablan!

PRIMAVERA Ya, como defectüosa,

no puede, aunque sea la Infanta

nuestra, heredar este reino.

OTOñO Yo a lo menos no he de darla

obediencia, que incapaz

es de reinar quien no alcanza

Entendimiento y razón.

INVIERNO ¿Habrá más que degradarla

y no admitirla?

INOCENCIA ¿qué habláis

allá entre vosotros?

ESTíO Nada.

INOCENCIA ¿Para qu mentís, traidores?

Mucho es, señor, lo que tratan;

todo lo escuch.

ESTíO No fueras

malicia si no escucharas.

INOCENCIA Dicen que hay ley de que nadie

pueda heredar, si le falta

Entendimiento; y que estando

defectüosa la Infanta,

e incapaz, reinar no puede,

y que ninguno ha de darla

obediencia.

ESTíO Es la verdad

que no habemos de negarla;

en ninguno de nosotros

(si aquesto adelante pasa);

ya se ha de hallar obediencia,

a lo menos voluntaria,

porque si no nos cultiva,

nos riega, nos siembra y labra,

no la habemos de rendir

hoja, flor, fruto ni planta.

ENTENDIMIENTO Decís bien que en ningún tiempo

podréá tener esperanza

de heredar al rey, su padre,

si incapaz pierde su gracia.

Pero si de este accidente

cura, convalece y sana,

volviendo a quedar como antes,

con razón, discurso y alma,

¿volveris a obedecerla?

ESTíO Entonces todos a darla

vasallaje volveremos.

ENTENDIMIENTO Pues diligencias se hagan

para su cura: publique

en altas voces la fama

(discurriendo cielo y tierra),

llena de plumas, y alas,

que yo de parte del rey

aseguro esta palabra:

Que la darán por esposa

al que tenga ciencia tanta

que de este grave accidente

se dispusiere a salvarla.

Vengan de remotas partes

doctos mdicos, y hagan

experiencias, que en alguna

tengo puesta mi esperanza,

que la triaca ha de hallar

del veneno que la agravia;

porque del mal, y del bien,

haya sabido la Infanta,

cuando haya experimentado

del veneno y la triaca.

 

(Vase.)

 

INOCENCIA Corred, tiempos, volad tiempos,

y decid con voces altas

a cuantos nacidos fueren,

esta novedad extraña,

que yo también la dir;

pues dejando de villana

el traje (que siempre ha sido

la malicia cortesana),

bajar al mundo, vestida

de adornos, plumas y galas,

introducindome en todos,

pues en todos tiene entrada

una malicia, que pocos

son los que de ella se guardan.

 

(Vase.)

 

ESTíO Pues ya juntos no podemos

ir, y es forzoso que vayan

los tiempos, unos tras otros,

qudese alguno de guarda,

y descansemos los tres

(si es que los tiempos descansan,

estando siempre corriendo).

PRIMAVERA Al Invierno, por sus canas,

se le d la primacía.

OTOñO Qudese el Invierno, y vaya

empezando en l el año.

 

(Vanse.)

 

INVIERNO Ya de la posta se encarga

mi vejez; retiraos todos,

hasta llegar vuestra estancia;

ya que este tiempo es el mío,

llnese de iras heladas

todo el orbe; no suave

respire amorosa el aura,

brame el austro, gima el Noto,

y esos montes de esmeraldas

vestidos, su verde pompa

desnuden, y con la escarcha

contra rayos de su sol,

armados monstruos de plata,

caduquen todas las flores,

yertos los troncos y ramas,

esqueletos de estos prados,

queden en sola la estatua:

en las prisiones de hielos

estn cautivas las aguas,

y todo en mi edad padezca

mil confusas destemplanzasé

 

(Suena un clarín y descúbrese un bajel en el mar, y EL PEREGRINO en la popa, y dicen dentro: áA tierra!)

 

¿pero qu es esto? Un clarín

sonó en el mar; no sin causa,

pues una nave rompiendo

viene su cerúlea espalda.

DENTRO áTierra, tierra!

PEREGRINO Pues aborda

en aquellas cumbres altas,

que pues vengo a tomar tierra,

en ellas quiero tomarla.

Sólo quiero entrar; ninguno

conmigo del bajel salga;

queden a esperarme en l

todos los que me acompañan,

sobre las ondas del mar,

donde su quilla sagrada,

con que ha de vencer tormentas,

ninguno podréá anegarla.

 

(Sale del bajel y baja por el monte.)

 

INVIERNO Un gallardo joven es

el que tomó tierra.

PEREGRINO áExtraña

región es sta! ¡Qué mal

me recibe, pues la saña

de los vientos, y los hielos,

me ofenden y me traspasan!

¡Oh, tú, que de posta est¡s

pase¡ndote en la playa!

Dime, ¿qué provincia es sta?

¿Y quin eres tú, que guardas

aquestos puertos?

INVIERNO Sí har;

aquesta tierra se llama

el Mundo, y yo soy en l

el Invierno.

PEREGRINO ¿Y en tu estancia

no dar¡s a un peregrino

(que de provincias extrañas

en el rigor de tus hielos

a tierra sale) posada?

INVIERNO Sí; para huspedes pobres

no tengo m¡s que una casa,

con las iras de mis lluvias

y mis vientos derribada,

y no hay m¡s en toda ella

que un pesebre y unas pajas.

PEREGRINO Yo lo acepto.

INVIERNO Buena noche

pasaris.

PEREGRINO Por alabanza,

se llamar¡ noche buena.

INVIERNO Pues entrad, señor, a honrarla;

y decidme, ¿vos quin sois?

PEREGRINO Para dicho ahora, en tanta

miseria, sois cruel; pero

que os digan mis voces, basta

ser un sabio peregrino;

que en esa nave, cargada

de riquezas del Oriente,

que es donde yace mi patria,

al Mundo vengo, llamado

de las gentes que me aguardan

a dar la salud, y vida,

a una bellísima Infanta,

que dicen que en l padece

una enfermedad extraña

de hechizos. Y como yo

discurro regiones varias,

y fui mercader de oro,

he empleado en cosas raras

mi caudal, y en dos especies

tengo puesta la esperanza

de que he de restituirla

a su hermosura y su gracia.

INVIERNO serás muy bien recibido,

y yo diré en voces altas

quién eres, y a lo que vienes,

por que a recibirte salgan,

que si el accidente curas,

que a nuestra Infanta destierra,

dirán todas las criaturas:

MúSICA Gloria a Dios en las alturas,

y paz al hombre en la tierra.

INVIERNO Albricias, Entendimiento,

que hoy se ha albergado en mi casa

un extranjero, que trae

la salud de nuestra Infanta.

 

(Sale EL ENTENDIMIENTO con un hacha encendida.)

 

ENTENDIMIENTO A darle dones saldr,

guiado de aquesta clara

antorcha, que ya es estrella

que me guía.

INVIERNO ¡Cosa extraña!

El Entendimiento, rey

de las potencias del alma,

l mismo en persona viene

a buscarle.

PEREGRINO ¿qué te espantas

de uno? Que si las potencias

son tres, y aqueste avasalla

a las dos, tres reyes son

los que me buscan y alaban.

ENTENDIMIENTO Extranjero Peregrino

que de las cumbres m¡s altas

de otros imperios desciendes

a las humildes y bajas

regiones del mundo, vengas

en hora dichosa a honrarlas.

PEREGRINO Generoso Entendimiento,

a cuyo cuidado encarga

el grande rey del Empíreo

la crianza de la Infanta,

hija suya hasta que fuese

tiempo y edad de llevarla

a coronar a su corte

como heredera de cuantas

provincias el sol alumbra,

desde la noche hasta el alba;

las voces de muchos que,

tocados de su desgracia,

penetraron cielo y tierra,

me han obligado a escucharla,

y así, respondiendo a ellas,

en este monte con alas,

¡guila del mar sin plumas,

delfín del sol sin escamas,

embarcado, el ancho mar

surco, cargado de varias

mercancías, de quien Trigo

es la de m¡s importancia;

y vengo a usar de un remedio

que no dudo su eficacia.

No me ha obligado a esto sólo

la codicia de su rara

beldad, sino el parentesco,

que aunque ella Infanta se llama,

y yo mercader, de parte

de madre, ha sido mi hermana;

que soy noble, tanto, que,

en el Empíreo, mi patria,

fui la segunda persona,

y aun a la primera iguala

mi calidad, porque somos

una esencia, una sustancia.

ENTENDIMIENTO Así lo creo; venid

a m¡s suntüoso alc¡zar.

PEREGRINO No busco comodidades,

que ya s que penas, ansias,

fatigas, hambres y sedes,

en este mundo me aguardan.

ENTENDIMIENTO Alumbrando me he de ir

de tu vista, y no del hacha,

pues eres luz de la luz,

y prosigan tu alabanza

voces, que rompan los vientos,

sin saberse quin las canta.

MúSICA Si lo que la Infanta yerra,

Peregrino husped, curas,

haciendo al infierno guerra,

dirán todas las criaturas:

Gloria a Dios en las alturas,

y paz al hombre en la tierra.

 

(Vanse.)

 

INVIERNO Grande husped he tenido

en esta estación helada

de mi edad. ¡Cu¡nto me pesa

que ya acab¡ndose vaya!

Ya la Primavera llega,

a ver lo poco que falta

para la cura.

 

(Sale LA PRIMAVERA.)

 

PRIMAVERA Es verdad,

que esta maravilla rara

la luna de marzo mía

ha de admirar el mirarla.

INVIERNO En tu poder dejo el año.

 

(Vase.)

 

PRIMAVERA Vuelvan a cobrar sus galas

montes, valles, troncos, hojas,

arroyos, flores y plantas.

 

(Salen EL LUCERO y LA INFANTA.)

 

LUCERO Pues es estación de amores

la Primavera gallarda,

hermosísima deidad

de estas ¡speras montañas,

ya que huyendo tus palacios

en ella vives, descansa.

INFANTA ¿Cómo puedo, cuando ves

cuán deshecha, cuán postrada

me han dejado mis desdichas?

LUCERO De esa manera me agradas,

que para mi vista hermosas

son las fealdades de un alma.

INFANTA Pues no quiero que me quiera

quien de mal gusto se alaba.

LUCERO Si cuando de tus jardines

sales, en mis montes hallas

paso, ¿por qu, agradecida,

no eres dos veces humana?

Si cuando te desheredan

de tu reino y de su gracia

tus vasallos te doy yo

un reino, ¿por qu no pagas

del deseo la fineza,

vindote alegre y ufana?

INFANTA ¿No basta que en tu poder

me tengas ahora?

LUCERO No basta,

que no eres del todo mía

hasta que a mi reino vayas,

que allí te tendr sujeta

y aquí no.

INFANTA ¿Tan presto? Aguarda;

djame gozar primero

la flor de mi edad dorada.

LUCERO En fin, ¿no puedo alegrarte?

¿Malicia?

 

(Sale LA INOCENCIA de gala.)

 

INOCENCIA ¿qué es lo que mandas?

LUCERO Pues yo te vestí en el mundo

de tantas plumas y galas,

y desde villana pobre

te hice bellísima dama,

divierte a la Infanta un poco

y en mis amores la habla.

INOCENCIA ¿Señora?

INFANTA ¡Ya te conozco!

¡Qué lucida, qu bizarra!

INOCENCIA Medra mucho una malicia,

aunque haya sido ignorancia.

 

(Aparte.)

 

Estima a quien te festeja,

medrar¡sé mira sus raras

finezas.

INFANTA Ahora me acuerdo

cuando de l te retirabas.

INOCENCIA Era entonces inocente.

INFANTA Y ahora maliciosa.

INOCENCIA En nada

pienso yo que me he trocado.

INFANTA Bien dicesé es cosa clara

que inocente y maliciosa

no es ser dos cosas contrarias.

Pero dejadme, dejadme,

que este fuego que me abrasa,

este ¡spid que me muerde,

víboras que despedaza

en el corazón cebados,

son homicidas del alma.

¿Adónde hallar remedio?

LUCERO No le busques, que me matas

en ver que tú le procuras,

porque vendr¡ si le aguardas.

 

(Sale EL ENTENDIMIENTO.)

 

ENTENDIMIENTO Infanta, en tu busca vengo.

INFANTA ¿qué quieres?

ENTENDIMIENTO Ven donde haga

una experiencia el amor,

a tu salud de importancia.

INOCENCIA Que algo sosiega parece

de su Entendimiento hallada.

LUCERO ¿qué experiencia habr¡ que pueda

de este delirio sanarla?

ENTENDIMIENTO La de un docto peregrino

que viene para esta causa.

LUCERO ¿Mdico tan sabio es

que a eso se atreve? ¿Eso trata?

ENTENDIMIENTO Sí, que la sabiduría

de esta manera le llama.

LUCERO Si fue infinito el veneno

que la aflige, cosa es clara,

que infinito habr¡ de ser

el remedio, y nadie alcanza

los infinitos remedios:

¿Luego un hombre a ello no basta?

ENTENDIMIENTO Sí basta.

LUCERO ¿Cómo siendo hombre?

ENTENDIMIENTO Siendo Dios también.

LUCERO ¡Extraña

proposición! ¡Hombre y Dios!

(que a mí me obligue a dudarla).

¿Cómo puede ser?

ENTENDIMIENTO Teniendo

las naturalezas ambas,

humana y divina, unidas.

LUCERO ¿quién lo dice?

 

(Sale EL PEREGRINO disparando una pistola y cae EL LUCERO.)

 

PEREGRINO Mi palabra,

que es rayo de luz, y trueno.

LUCERO Rayo ha sido el escucharla

que me ha herido, y me ha dejado

suspenso en mi misma saña.

Pero no quiero creerla;

aquí tienes a la Infanta;

yo la hechic; veamos cómo

tú del hechizo la sanas.

INFANTA Por Dios, lindo talle tiene

el husped.

INOCENCIA Novedad rara

es por lo menos el ver

que un mdico gal¡n haya.

¿ste ha de curarla? Dudo

que con el empeño salga.

ENTENDIMIENTO Yo lo creo.

INOCENCIA Soy Malicia;

todos pienso que me engañan,

que nadie dice verdad

y que ni hay ciencia ni gracia.

PEREGRINO Empiecen, pues, los efectos

de la causa m¡s extraña.

ENTENDIMIENTO Veamos desde aquí, Malicia,

los dos, qu remedio traza.

PEREGRINO Infanta naturaleza,

ven a mi voz.

INFANTA Y a tus plantas.

PEREGRINO Para curarte yo, es fuerza

que vengas tú voluntaria,

no yerres la confesión;

di de tu daño las causas,

sin callar ninguna, que sta

es la mayor circunstancia:

¿qué sientes?

INFANTA Siento un dolor,

que el corazón se me arranca;

como era fuego el veneno,

en fuego el pecho se inflama.

PEREGRINO Para ardor tan insaciable

de fuego, es precisa el agua.

¿De qu nació el accidente?

INFANTA De comer una manzana.

PEREGRINO Para veneno en bocado,

fuerza es que bocado haya.

INFANTA Con palabras me engañó

un monstruo, dulces y falsas.

PEREGRINO Mal que palabras hicieron

se ha de curar con palabras.

INFANTA En el ¡rbol de la muerte

pendiente dicen que estaba.

PEREGRINO Pues el ¡rbol de la vida

es el que habr¡ de sanarla.

LUCERO Bucalmente ha confesado

su mal.

INOCENCIA Pues dala por sana.

PEREGRINO Fuego, palabras, bocado

y ¡rbol han sido la causa

de su mal; toda ponzoña

se cura con la contraria;

y así, la receto ¡rbol,

palabras, bocado y agua.

LUCERO ¿qué agua, palabras, bocado

y ¡rbol habr¡ que la haga

provecho, si ya el veneno

est¡ arraigado en el alma?

PEREGRINO Agua, el agua del Bautismo,

pura, cristalina y clara.

¡rbol, el ¡rbol de vida,

cruz divina, hermosa y santa.

Bocado, el de un sacramento,

maravilla hermosa y rara.

Palabras, las de su forma,

misteriosas, graves y altas,

con que la naturaleza

convalecer¡, sin falta,

con el Bautismo y la Cruz,

y Eucaristía, en que halla

la fe católica ¡rbol,

palabras, bocado y agua.

LUCERO Aún no he visto sus efectos.

PEREGRINO En esa fuente te lava.

 

(Vase LA INFANTA.)

 

INOCENCIA A una fuente hermosa llega,

y parece que sus aguas

le han mudado hasta el vestido,

pues sale de ella con gracia.

INFANTA (Sale.)

El origen del dolor

parece que se me aplaca.

PEREGRINO Ya el agua su efecto hizo,

pues lo original la lava;

vuelve a aquel ¡rbol los ojos.

 

(Est¡ un esqueleto dentro de un ¡rbol, y en la copa una cruz.)

 

INFANTA ¡cuánto tu vista me espanta!

Que como es rabia mi pena,

mira a quin causó su rabia:

de mi muerte el ¡rbol es,

y en sus cortezas se guarda.

PEREGRINO Sí; pero muerta la Muerte,

cuando de sus mismas ramas

floreciendo nuevamente

hojas de púrpura y n¡car

se forma una Cruz.

INFANTA El verla

m¡s me aflige que descansa,

que significa pasión,

y es penitencia mirarla.

LUCERO Buen efecto el ¡rbol hace,

pues m¡s el dolor la agrava.

PEREGRINO El dolor de Penitencia

es quien m¡s ha de sanarla;

y tras l viene mejor

el Bocado que he de darla

para asegurar la cura.

¿qué ves m¡s?

 

(Descúbrese Hostia y C¡liz encima de la Cruz.)

 

INFANTA Una Hostia blanca,

que es corona de la Cruz,

pura, c¡ndida e intacta;

pero el verla ni el no verla

me consuela ni me agravia.

PEREGRINO Consolar¡te el saber

que es el Bocado que aguardas

para la salud eterna

de tu Bienaventuranza,

porque ste es el Cuerpo mío,

y aquestas son las palabras

que obra santo Sacramento,

que el cielo y tierra pasma.

ENTENDIMIENTO Cautivo de sus razones

me ha dejado.

INFANTA En mí cobrada,

antes que llegue a comerle

haberle visto me basta.

LUCERO No en vano no hice el veneno

en trigo, en flores, ni en agua;

sí estaba en agua, flor, trigo,

del Veneno la Triaca.

INFANTA Jeroglífico hermoso, en quien se vierte

una copia de fruta guarnecida,

una cruz bella en púrpura teñida

y un cad¡ver postrado a su error fuerte.

Un pan, que en carne viva se convierte;

un vino, que ya es sangre su bebida:

hazme antídoto docto de mi vida

el Veneno ignorante de mi muerte.

Tendr, si el ¡rbol fruto da divino,

si la Cruz rojo humor corre sangriento;

si el cad¡ver recibo, Peregrino.

Si pasman vino y pan, mi Entendimiento,

en fruta, Cruz, cad¡ver, pan y vino,

salud, consuelo, vida y Sacramento.

ENTENDIMIENTO Pues ha cobrado la vida

la naturaleza, Infanta

del Mundo ser¡ tu esposa.

PEREGRINO En mi nave he de llevarla,

que es la nave de la Iglesia,

a mi celestial alc¡zar.

Ven conmigo, esposa mía,

y cuantos con voluntaria

acción embarcarse quieran.

Ninguno forzado vaya,

que por no tenerlos, nave,

y no galera, se llama.

 

(Vase.)

 

INOCENCIA Mal año, amn, para quien

en el Mundo se quedara.

LUCERO Pues todos se van en ella,

Malicia, tú no te vayas.

INOCENCIA ¿Con quin habla? Yo no soy

Malicia; y pues que se embarca

mi Infanta, y yo he de ir con ella,

que no tengo de dejarla.

 

(Vase.)

 

LUCERO Volvióse a ser Inocencia

la Malicia: ¡Oh pena! ¡Oh rabia!

Nadie queda que no siga

el rumbo de esta sagrada

nave, engolf¡ndose todos,

ya en la popa coronada

de un farol, que es luz eterna

se sienta la hermosa Infanta;

en el ¡rbol mayor puesta

la Inocencia, es su atalaya;

piloto el Entendimiento,

ya de su timón se encarga;

hasta los tiempos del año

la asisten con sus bonanzasé

pero qu importa, que yo

la afligir con borrascas

sobre los mares de sangre

que ha de derramar mi saña.

 

(La nave, en lo alto.)

 

TODOS Buen v•aje, buen pasaje.

PEREGRINO Inocencia, sube hasta

los cielos, y desde allí,

con dulces voces te encarga

de publicar este triunfo.

INOCENCIA Denme mis afectos alas.

MúSICA (Dentro.)

Un ¡rbol fue el homicida

del alma; otro, si se advierte,

remedio; que el de la Muerte

es ya ¡rbol de la Vida:

Y pues ste aqul aplaca,

el veneno de su abismo

un ¡rbol ha sido mismo

el Veneno y la Triaca

LUCERO Plegue a Dios, nave enemiga,

que entrando sobre las aguas,

desbocadamente choques

en aquellas peñas altas.

Vuelta la quilla a los cielos,

tumba sea hoy de cuantas

personas te viven, dando

a las profundas entrañas

del mar a tu popa de oro

salobre centro de plata.

Mas ¡ay de mí!, que segura

surca las ondas de n¡car,

porque de tanto diluvio

eres la segunda arca.

Bien lo dicen tus aplausos

y bien lo dicen mis ansias,

pues yo eternamente lloro

y en ti eternamente cantan.

INOCENCIA (Canta.)

De una manzana tirana

las iras muertas est¡n,

que se ha quitado con pan

el agrio de la manzana;

de cuyo efecto se saca,

para asombrar el abismo,

TODOSque son de un linaje mismo

el Veneno y la Triaca.

LUCERO Puesto que allí todo es paz;

puesto que aquí todo es rabia,

que no se ha de acabar nunca,

acabe su semejanza

en las representaciones

que humilde ofrece a esas plantas

hoy don Pedro Calderón.

Perdonad sus muchas faltas.

 

(Tocan chirimías y, cerr¡ndose los carros, se da fin al auto.)

 

 

Copyright Universidad de Alicante, Banco Santander

Central Hispano 1999-2000

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