Los encantos de la culpa

Pedro Calderon de la Barca

[Nota preliminar: Edición digital a partir de la de Pedro del Pando y Mier, Autos Sacramentales, alegóricos y historiales..., Madrid, Manuel Ruiz de Murga, 1717 y cotejada con la edición de Nicolás González Ruiz, Piezas maestras del teatro teológico español, 4ª ed., Madrid, Biblioteca de Autores Cristianos, 1997, t. I, pp. 455-478.]

PERSONAS

- LA GULA.

- EL HOMBRE,

- EL ENTENDIMIENTO.

- EL GUSTO.

- EL TACTO.

- EL OLFATO.

- LA VISTA.

- EL OÍDO.

- LA LISONJA.

- LA PENITENCIA.

- LA CULPA,

- LA LASCIVIA.

- MÚSICA.

- Acompañamiento.

Suena un clarín y descúbrese una nave, y en ella el HOMBRE, el ENTENDIMIENTO, el GUSTO, el OLFATO, la VISTA, el OÍDO, y dicen todos dentro de ella.

ENTENDIMIENTO

En la anchurosa plaza

del mar del mundo hoy, Hombre, te amenaza

gran tormenta.

OÍDO

Yo he sido

de tus cinco sentidos el Oído,

y así el primero siento

bramar las olas y gemir el viento.

VISTA

Yo, que he sido la Vista

que al sol los rayos perspicaz conquista,

desde lejos diviso

uno y otro huracán, a cuyo viso

en esta cristalina

campaña te previene fatal ruina.

TACTO

El Tacto soy, a horrores te provoco,

pues ya cercanos los peligros toco.

OLFATO

El Olfato te dice que se crea

el húmedo vapor de la marea.

GUSTO

Yo en trance tan injusto,

con ser el Gusto, estoy aquí sin gusto.

OÍDO

¡Gran tormenta corremos!

ENTENDIMIENTO

¡En el mar de la vida nos perdemos!

TACTO

¡Larga aquella mayor!

OLFATO

¡Iza el trinquete!

GUSTO

¡A la triza!

OÍDO

¡A la escota!

VISTA

¡Al chafaldete!

ENTENDIMIENTO

En alterados hielos

corre tormenta el Hombre.

TODOS

¡Piedad, cielos!

HOMBRE

En el texto sagrado,

cuantas veces las aguas se han nombrado,

tantos doctos varones

las suelen traducir tribulaciones

con que la humana vida

navega zozobrada y sumergida.

El Hombre soy, a astucias inclinado,

y por serlo hoy Ulises me ha nombrado,

que en griego decir quiere

cauteloso, y así, quien ya quisiere

corra las líneas de la suerte mía;

de Ulises siga en mí la alegoría,

y los que en una parte

me llamaron viador, viendo mi arte,

y en otra navegante, que en camino

del mar discurre siempre peregrino,

dando ocasión a que ningún viviente

se admire de peligro tan vigente.

Y así, nadie se espante

que Ulises, peregrino y navegante,

con inquietud violenta

corra tanta tormenta,

confusos y perdidos

en mis tribulaciones mis sentidos.

OÍDO

Sólo se escuchan en la selva fría

ráfagas que nos dan por travesía.

VISTA

Sólo se ven en esos horizontes

montes que se deshacen sobre montes.

TACTO

Sólo se tocan ondas, con quien sube

el mar, que nace mar, a morir nube.

OLFATO

Unos son ya los dos azules velos.

GUSTO

¡Que nos vamos a pique!

TODOS

¡Piedad, cielos!

ENTENDIMIENTO

Si los llamáis, serenidades crea

vuestro temor cobarde, y que no sea

este bajel, que en piélagos se mueve,

sepulcro de cristal, tumba de nieve,

que el cielo, humildes voces, siempre abierto,

al náufrago piloto es feliz puerto.

GUSTO

Acordémonos de él ahora, que estamos

en riesgo los que el mundo navegamos.

ENTENDIMIENTO

Dadle voces en tales desconsuelos,

pues él siempre responde.

TODOS

¡Piedad, cielos!

OÍDO

Ya escucho que se llena

de paz la vaga habitación serena.

GUSTO

Y el mar tranquilo ya, con ira suma

no riñe, sino juega con la espuma.

ENTENDIMIENTO

Todo el aire es cambiantes y reflejos.

VISTA

Todo es serenidad, y ya no lejos,

antes que todos miro

cumbres que tocan al azul zafiro

del mar, burlando la sañuda guerra.

ENTENDIMIENTO

Celajes se descubren. ¡Tierra, tierra!

HOMBRE

Prudente Entendimiento,

piloto que al gobierno estás atento

de aquesta humana nave

que nadar y volar a un tiempo sabe,

siendo en mansiones de átomos de espumas

sin escamas delfín, cisne sin plumas,

pon la proa en aquella

montaña, en quien la más luciente estrella

peligra, pues su cumbre

es donde se roba al sol la lumbre,

y así, sus puertas inconstantes cierra

a este humano bajel.

(Desembarcan y escóndese la nave.)

TODOS

¡A tierra, a tierra!

HOMBRE

Humanos sentidos míos,

vasallos que componéis

la república del hombre,

que mundo pequeño es;

generoso Entendimiento,

piloto de este bajel,

que sobre el campo del mar

monstruo se alimenta, pues

cuanto bate el viento es ave;

cuanto baña el agua es pez;

compañeros de mi vida,

dejad el mar, no porque

nuestra peregrinación

en la tierra que ahora veis

haya de cesar su puesto,

que siempre tengo de ser

yo peregrino del mar

y de la tierra también;

dejad fiada esta nave

a la discreción crüel

de un embate y otro embate,

de un vaivén y otro vaivén;

seguramente amarrada

con las áncoras esté,

que de quien piloto ha sido

el Entendimiento, aunque

ahora le deje, quizás

le habré menester después,

y entremos a examinar

estos montes, que han de ser

puerto de nuestra fortuna.

GUSTO

¿Qué tierra es ésta?

TACTO

No sé;

mas quiera el cielo que sea

Tiro, para que haya en él

holandas, sedas y ropas

donde regalado esté

mi tacto.

OLFATO

¿Mejor no fuera

que fuera a tanta altivez

la gran India de Sabá,

donde hubiera, para oler

yo, suavísimos aromas?

OÍDO

Ninguno ha pedido bien.

Pedir la India oriental

porque habita en su vergel

dulces aves, cuyos cantos

sonora música den

que regalen mis oídos.

VISTA

Necios sois; pues no queréis

que sea Tiro, y que haya aquí

oro y diamantes, en que

mi vista halle más reflejos

que el sol en su rosicler.

GUSTO

Mal habéis deseado todos

en no desear y creer

que sea la tierra de Egipto

esta tierra, para que

en ella hallemos las ollas

que en ella dejó Moisés,

pues no hay en el mundo gusto

sin comer y sin beber.

ENTENDIMIENTO

¡Que como humanos sentidos

todos deseado habéis

hallar cada uno el objeto

que más conviene a su ser!

¿No fuera mejor que fuera

la tosca Tebaida en quien

la penitencia se hallara

riéndose del poder

de las cortes populosas,

puesto que tan cierto es

que sin pena de esta vida

no haya en la eterna placer?

HOMBRE

¡Y como el Entendimiento

has hablado tú! ¡Que estés

siempre aconsejando penas

a mis sentidos! ¿No ves

que son sentidos humanos,

y que al fin es menester

alivios que los diviertan

de las fatigas en que

han nacido?

ENTENDIMIENTO

¿Cómo tú

siendo su señor y rey

vuelves por ello? ¿Ya olvidas

aquel pasado vaivén

de la fortuna, en quien viste

la troya del mundo arder,

de adonde te saqué yo?

¿Ya te olvidas que después

en una tormenta viste

tus sentidos padecer

con tantas tribulaciones?

¿Ya no te acuerdas de que

el cielo te libró de ellas?

GUSTO

No tienes que responder;

yo responderé por ti,

prudentísima vejez,

que aunque somos de una edad,

sólo tú cano te ves,

porque te ha hecho tu podrida

condición encanecer;

¿ahora sabes tú que el Hombre

cuando en peligro se ve

de la enfermedad prolija,

del enemigo crüel,

de la pérdida de hacienda,

de la esperanza del bien,

sólo se acuerda del cielo,

y que se olvida después

que lo uno esté mejorado

u esotro alcanzado esté?

ENTENDIMIENTO

Esa ingratitud le pienso

quitar yo, que aqueste fue

del Entendimiento oficio.

HOMBRE

Mi gusto os ha dicho bien;

sentidos, seguid al Gusto,

y no arguyáis más con él,

sino esta tierra a que habemos

llegado a reconocer,

entra tú, pues eres vista;

(A la VISTA.)

delante de todos ve,

mira si acaso descubres

población. Tú, que eres fiel

oído, mira si oyes

(Al OÍDO.)

voces que noticias den

de gente o ganado. Tú,

(Al OLFATO.)

el suavísimo placer,

con que esas flores respiran,

el rastro sigue con él.

Mira si puedes tocar

(Al TACTO.)

algún blando lecho en quien

descanse. Y tú, Gusto, al fin,

(Al GUSTO.)

mira si hallas qué comer,

y todos buscad delicias

para mí.

ENTENDIMIENTO

Aunque deseé

que halles penitencia, yendo

a eso, la Culpa hallaréis.

VISTA

Yo veré si hay población.

(Vase.)

HOMBRE

Y yo me quedo sin ver.

OÍDO

Yo escucharé si oigo voces.

(Vase.)

HOMBRE

Yo, ausente tú, nada oiré.

TACTO

Yo, si hay lecho en que descanses.

(Vase.)

HOMBRE

Ya yo no lo he menester.

OLFATO

Yo, si hallo blandos aromas.

(Vase.)

HOMBRE

Ya no tienes para qué.

GUSTO

Yo, si hallo dulces manjares.

(Vase.)

HOMBRE

Ahora no quiero comer,

porque mientras vais vosotros

el mundo a reconocer,

al pie de este ciprés quedo,

(Échase a dormir debajo de un ciprés.)

echado a dormir.

ENTENDIMIENTO

¡Qué bien!

Para dormir, los sentidos

apartas de ti; pues es

cierto que queda sin ellos

el que duerme, y que bien fue

ciprés el árbol que aquí

tomaste para ti, pues

viene a ser árbol de muerte,

de quien el sueño también

es sombra, que aunque dorados

los ricos catres estén

en que descansen los hombres,

desde el mendigo hasta el rey,

aunque sean de otras maderas,

son árboles de ciprés.

Quedó el hombre sin sentido

y durmió; ya, ¿qué he de hacer?

Que aunque potencia del alma

soy, y ella, que inmortal es,

dormir no puede este tiempo

que yace el Hombre, también

estoy yo sin discurrir,

sin percibir ni entender.

Vaga mi imaginación,

confusas visiones ve,

y todo es tiniebla y sombras

para mí el mundo, porque

sin los sentidos no puedo

actos de razón hacer;

seguirélo, pues sin mí

se queda el Hombre a la vez

que duerme, y que sepultado

temporal cadáver es.

(Vase.)

HOMBRE

¡Ay de mí! Pesado sueño,

no tanto me aflijas; ten

la violencia de la sombra.

(Van saliendo, de fieras, los sentidos. Y hacen lo que dicen los versos.)

¿Qué es lo que mis ojos ven

sin vista? Mas digo mal,

que mis sentidos cobré;

si bien informes, y brutos,

en el punto que llegué

a ver estos fieros monstruos

que me quieren deshacer;

y cuando su atrocidad

esperaba que, crüel,

cada uno cebase en mí,

todos se echan a mis pies;

por señas dicen que huya,

que los quiero conocer

parece; desesperados,

se entran al monte otra vez.

¿Qué es esto, cielos?

(Vanse los sentidos, y sale el ENTENDIMIENTO como asombrado.)

ENTENDIMIENTO

Escucha,

Ulises, yo lo diré,

que aunque estás ahora incapaz

de sentir, tocar y ver,

porque brutos tus sentidos

y entorpecidos se ven

por los vicios a que tú

los diste licencia, bien

me entiendes: mas los del alma

fuerza es que velando estén.

Apenas fuimos, Ulises,

vagando aqueste horizonte

tus compañeros, del monte

penetrando los países,

cuando un palacio eminente

nuestra vista descubrió,

cuya eminencia tocó

a las nubes con la frente.

Llegamos a sus umbrales,

y habiendo llegado a ellos,

en dos escuadrones bellos

de hermosuras celestiales

vimos salirnos a hacer

fiestas a nuestra fortuna

con varias música(s) y una

hermosísima mujer,

de paso la repetí

nuestra peregrinación,

que el uso de la razón

siempre me ha tocado a mí.

Ella, afablemente humana,

dulcemente lisonjera,

a entender nos dio que era

de estos campos la Diana;

mas yo, como Entendimiento

soy, y a mi divino ser

siempre le toca tener

natural conocimiento,

conocí al instante que era

la Culpa fiera y crüel,

que a habitar en un vergel

fue desde la-edad primera.

Aquí damas suyas son

los vicios, con que ella lidia:

la Lascivia, Gula, Envidia,

Lisonja y Murmuración.

Mandónos agasajar

de estas damas, y ellas luego,

al mandato, si no al ruego,

quisieron ejecutar,

y con vicios y placeres

al momento nos brindaron

tus sentidos, que se hallaron

servidos ya de mujeres

tan hermosas y tan bellas,

sin ver que el Entendimiento

allí se hallaba al momento,

se conformaron con ellas.

La Envidia, que es todo enojos

del bien que en los otros ve,

viendo a la Vista, porque

la Envidia, al fin, toda es ojos,

en los halagos crüel,

brindó al Tacto, porque él

las blanduras apetece.

La Murmuración, que es quien

lo malo ve, y no lo bueno,

brindó al Olfato, que lleno

de este defecto le ven;

sólo por eso le igualo

con causa al murmurador,

que no alaba lo mejor

y hace lo malo más malo.

La Gula al Gusto brindó

probarlo; no es menester,

porque bien se deja ver

que el Gusto a la Gula amó.

La Lisonja, mortal fiera

de las cortes, al Oído

brindó; que el objeto ha sido

de toda voz lisonjera.

La Soberbia, con intento

de que el veneno que esconde

pasase a mí, porque es donde

peligra el Entendimiento,

me brindó; mas sin el fruto

que de mí estaba esperando,

por saber yo que en pecando

se convierte el Hombre en bruto.

David lo diga, que atento

este sentir en él hallo:

«que el que peca es un caballo

en quien no hay Entendimiento».

Y fue así, que como fueran

bebiendo, todos mudados

en fieras, y transformados

en varias formas se vieron.

Mas atención desde aquí,

Hombre, te pide mi acento;

escucha a tu Entendimiento,

que es el que te habla.

HOMBRE

Di.

ENTENDIMIENTO

La Vista, en tigre cruel

fue de la Envidia despojos,

que este animal todo es ojos

bien lo publica su piel

manchada de ellos, y cuando

no baste esto, bastará

que el tigre muerte se da

si oye música rabiando,

y el envidioso en sus penas

se da muerte cada día

si oye la dulce armonía

que hacen las dichas ajenas.

El Tacto, que fue el objeto

que a la Lascivia creyó,

en oso se convirtió,

que este animal imperfecto

sin forma y sin ojos nace,

y al apetito a creer llego,

que nace sin forma y ciego,

pues tantos errores hace.

El Gusto (glotón hambriento)

en un bruto inmundo fue

transformado, esto porque

sólo a su comida atento

vive, sin que de su pecho

el Hombre servicio adquiera,

pues ha menester que muera

para serle de provecho.

El Olfato, que entregado

se vio a la murmuración,

se convirtió en un león,

que es quien rugidos ha dado.

Y, finalmente, el Oído,

que falsedades creyó,

lisonjeras, se miró

en camaleón convertido;

y el bruto que vivir quiere

del viento sólo fiado,

es el más vivo traslado

de la Lisonja en que muere.

HOMBRE

Docto Entendimiento mío,

en gran peligro me veo;

a mis sentidos deseo

rescatar con mi albedrío,

para vivir, pues que yo

de aquí no puedo ausentarme,

que no tengo de dejarme

compañeros que me dio

mi misma naturaleza.

Y supuesto que perdidos

todos mis cinco sentidos

están en esta aspereza

de la Culpa, entrar intento

a libertarlos, porque

bien de la empresa saldré

si voy con mi Entendimiento.

ENTENDIMIENTO

Pues que conmigo has de ir

a cobrarlos, ha de ser

con tres cosas que has de hacer:

primeramente, pedir

al cielo perdón de que

tan mal los aconsejaste,

que al riesgo los entregaste;

otra, confesar que fue

tuya la Culpa que ha habido,

aunque ellos, Ulises, fueron

los que entregarse quisieron;

y otra haberte arrepentido.

HOMBRE

Digo que pido perdón

del mal ejemplo, ¡ay de mí!,

que a mis sentidos les di;

digo que hago confesión

de la Culpa que he tenido

de que se hayan entregado

a las manos del pecado,

y que voy arrepentido.

(Tocan chirimías y cantan.)

MÚSICA

Ya que el Hombre confiesa su culpa

y arrepentido me pide perdón,

¡oh Penitencia!, pues eres el iris,

acude volando a darle favor.

(Mientras cantan sale un arco en lo alto, y en él la PENITENCIA.)

PENITENCIA

Ya corro veloz

en el arco de paz, en quien nacen

las amistades del Hombre y de Dios.

HOMBRE

¿Mas qué música sonora

es la que oímos los dos?

ENTENDIMIENTO

Auxilio es que te da Dios.

HOMBRE

¿Y aquel bello arco que ahora

sobre las nubes se asienta?

ENTENDIMIENTO

Arco es que la paz abona,

y que ya cesó pregona

el rigor de la tormenta.

Dios le puso por señal

de paz entre sí y el Hombre,

y así el verle no te asombre.

HOMBRE

¿Y la Ninfa celestial

quién es? Que saberlo espero.

ENTENDIMIENTO

La Iris, embajatriz

más solícita y feliz

del Júpiter verdadero,

la que a los hombres envía

a consolar su dolencia.

HOMBRE

Pues ¿quién es?

ENTENDIMIENTO

La Penitencia;

bien que en esta alegoría

probado está con decir

que es la que con dulce nombre

se pone entre Dios y el Hombre.

HOMBRE

Su voz volvamos a oír.

MÚSICA

Pues el Hombre confiesa, etc.

PENITENCIA

Ya corro veloz, etc.

(Cantando.)

Cristiano Ulises, tus voces

en el Imperio se oyeron,

que ellas hasta subir saben

por las escalas del viento,

y viendo que tus sentidos

tan postrados y deshechos

de la Culpa están, y que es

el rescatarlos tu intento,

el gran Júpiter me envía

con auxilios y consuelos

a ti, para que la Culpa

con sus hechizos soberbios

no pueda dañarte y puedas

tú postrarlos y vencerlos.

Aquestas flores te traigo,

(Dale unas flores.)

que es un ramillete bello

de virtudes matizadas

de la sangre de un cordero

de quien ara fue cruenta

la inmensa crueldad (de un leño).

En virtud de tus virtudes

podrás postrar sus venenos,

que no tendrán fuerza alguna

en tocándolos a ellos.

Toma, y adiós, y no temas

que me ausente, aunque me ausento,

porque siempre que me llames

verás que a tus voces vuelvo.

MÚSICA

Corriendo veloz

en el arco de Paz, en quien nacen

las amistades del Hombre y de Dios.

(Tocan chirimías y desaparece el arco.)

HOMBRE

Iris bello, hermosa ninfa;

no desvanezcas tan presto

tanta multitud de estrellas,

tanta copia de luceros.

ENTENDIMIENTO

Rasgo de luz que has corrido

por las campañas del viento,

señal de paz, que a Moisés

Dios señaló en el desierto.

HOMBRE

Tente, aguarda.

ENTENDIMIENTO

Escucha, espera.

HOMBRE

Fuese, dejándome impreso

un renglón de tres colores

en el papel de los cielos.

¡Ay, Entendimiento mío!

Dichoso soy, pues que tengo

con que vencer los encantos

de esa Circe.

ENTENDIMIENTO

Alza del suelo

esas flores.

(Alza las flores del suelo.)

HOMBRE

¡Ay de mí!

ENTENDIMIENTO

¿Qué sientes?

HOMBRE

Herirme siento

con sus espinas.

ENTENDIMIENTO

Las flores

de la Penitencia, es cierto

que ásperas son al principio

cuanto fragantes son luego.

HOMBRE

Espinas de mi pecado,

con temor a alzaros llego.

Vamos, que aunque mis sentidos

estén cautivos y presos

de su bellísimo encanto,

así libertarles tengo.

ENTENDIMIENTO

No tienes que ir a buscarla,

que ella a buscarte a este puesto

ha salido con las voces

de música e instrumentos.

(Salen la LASCIVIA, la CULPA, detrás de todos; trae una salvilla, un vaso de plata, y otra una toalla al hombro.)

En hora dichosa venga

a estos jardines amenos

el peregrino del mar,

donde halle seguro puerto.

CULPA

En hora dichosa venga,

digan los dulces acentos

una y mil veces, sin que

nada les usurpe el eco,

bandolero de los aires,

que se queda con los medios.

En hora dichosa venga

el Hombre, que por sus hechos

es asunto de la fama

por su valor y su ingenio,

donde tenga en sus fortunas

dulce patria, amado centro,

noble asilo, ilustre amparo,

blando albergue y feliz puerto.

Apenas supe, inconstante,

huésped de dos elementos

que sobre tribulaciones

vais en las ondas surgiendo,

ya los embates del mar,

ya las ráfagas del viento,

apenas supe, señor,

hoy de vuestros compañeros

(a quien ya en palacios míos

bien agasajados tengo)

que erais el valiente Ulises,

que quiere decir en griego

«hombre ingenioso» (que al fin

no hay cautelas sin ingenio),

que de la Troya del Mundo

huyendo venís al fuego,

a quien vos mismo en vos mismo

alimentáis el incendio,

cuando a recibiros salgo

con todo ese coro bello

de mis damas, celebrando

tan noble recibimiento.

Llegad todas a sus plantas,

y con corteses festejos

le saludad; y porque

el que en el mar tanto tiempo

fluctuó golfos de penas

en piélagos de tormentos,

es la sed la que le aflige

(mas ¿a quién no admira esto,

que siendo el mar todo agua,

tenga a su huésped sediento?);

brindalle con este nácar

que está de dulzuras lleno,

en tanto que en mis palacios

más regalos os prevengo.

LASCIVIA

Bebe, señor, el sabroso

licor que yo te presento.

ENTENDIMIENTO

¡Ay de ti, si le bebieres,

que todo es lascivo fuego!

¿Qué haces?

HOMBRE

¡Para resistirme

conmigo mismo peleo!

(Tómale.)

ENTENDIMIENTO

No le bebas; ¿ya no sabes

que es tósigo y es veneno?

HOMBRE

Sí, Entendimiento; y tu aviso

ha llegado a muy buen tiempo.

Estoy cobarde, estoy mudo,

tanto al cortés cumplimiento

que debo a vuestra beldad

y a vuestra hermosura debo,

que aunque retórico fui,

al miraros enmudezco:

en fe de lo cual, el néctar

con que me brindáis afecto;

mas por no ser descortés

haré la salva primero

con estas flores, que no

se atreven a ser groseros

tanto mis labios, que lleguen

sin aqueste cumplimiento.

(Toca el ramillete al vaso y sale fuego de él.)

LASCIVIA

¡Ay de mí! El fuego que había

en este vaso encubierto

reventó.

HOMBRE

Es verdad. ¡Qué mal

arde encendido tu fuego,

vil Lascivia!

LASCIVIA

¡Ay, infeliz!

CULPA

¡Mortales furias! ¿Qué es esto

saber hoy que mis encantos

desvanezca?

HOMBRE

Sí, que habiendo

llegado aquí acompañado

de un noble Entendimiento,

aunque llegué sin sentidos,

porque tú me los has preso

con este ramo, sabré

desvanecer tus intentos,

porque es el ramo del Iris,

que está de virtudes lleno.

CULPA

¡Ay, infelice de mí,

habiendo volado el fuego

de la mina, que ocultaba

entre lisonjas mi pecho!

¿Cómo soy yo, cómo soy

la que me abraso? ¿Qué es esto?

¿Tú eres quien la mina enciendes,

y soy yo quien la reviento?

HOMBRE

Sí, que sabiendo que eres

horror de aquestos desiertos

y Circe de estas montañas

-que quiere decir en griego

maleficiosa hechicera-,

a darte la muerte vengo

y a rescatar mis sentidos

de la prisión de tus hierros.

(Saca la daga.)

CULPA

Detén la daga -¡ay de mí!-;

no manches tan noble acero

en mí, que soy inmortal,

y ya sin morir me has muerto.

Yo volveré tus sentidos

a su ser, porque viniendo

armado de las virtudes

que dio tu arrepentimiento,

no tengo yo poder, no,

para guardarlos más tiempo.

Oído que oíste lisonjas

que tu dulce encanto fueron,

por quien te tuvo trocado

en camaleón tu afecto.

(Los sentidos salen, asombrados. Sale el OÍDO, asombrado.)

OÍDO

¿De qué letargo tan dulce

a esta nueva voz despierto?

CULPA

Olfato, murmurador

de lo malo y de lo bueno,

que fuiste león que diste

dañado olor con tu aliento.

(Sale del mismo modo.)

OLFATO

¡Oh, nunca yo despertara

de tan regalado sueño!

CULPA

Tacto, que lascivamente

empleado en tus deseos,

oso fuiste, pues que nace

sin forma, sin vista y cuerpo.

(Sale el TACTO, asombrado.)

TACTO

¡Que a mi pesar me levanto

de tan regalado lecho!

CULPA

Vista, que manchado tigre

has pacido este desierto,

pues, envidioso, eres ojos

que sientes bienes ajenos.

(Sale la VISTA, como asombrada.)

VISTA

Si noche han de ser los míos,

¿de qué sirve los que veo?

CULPA

Gusto, que animal inmundo

eres, porque siempre hambriento

sólo en esta vida cuidas

de sustentarte a ti mesmo.

(Sale el GUSTO, asombrado.)

GUSTO

Que era un gran puerco soñaba;

nadie que hay que creer en sueños

diga... ¡Si diga, que yo

lo soy dormido y despierto!

CULPA

Ya están aquí tus sentidos,

ya a tu poder te los vuelvo.

Idos, que en mí no duráis

sino solamente el tiempo

que tarde en venir el Hombre

por vosotros; pues es cierto

que está en su mano el cobraros

como en su mano el perderos.

ENTENDIMIENTO

No esperes más; ven a este

bajel de tu Entendimiento.

OÍDO

¿Dónde hemos de ir tan aprisa?

¿Apenas llegado habemos

a estos palacios, y ya

nos quieres ausentar de ellos?

VISTA

¿Adónde quieres llevarnos

por ese mar padeciendo?

OLFATO

Deja que de las fortunas

pasadas nos reparemos.

GUSTO

Déjame, señor, que sea

puerco otro poco tiempo,

pues no hay más seguridad

en el mundo que ser puerco.

ENTENDIMIENTO

En fin, sois bruto, sentidos

tan brutos que holgáis de serlo.

GUSTO

¿No sabes cuán bueno es

estar comiendo y gruñendo?

ENTENDIMIENTO

Vamos, ¿qué esperas, Ulises?

HOMBRE

Vamos, pero no tan presto,

porque de haber visto aquí

mis sentidos mal contentos

de dejar estas delicias,

no sé (¡ay de mí!) lo que siento.

ENTENDIMIENTO

Yo te llevaré por fuerza.

HOMBRE

No harás tal, que tu consejo

arrastrarme no podrá;

moverme sí, ya lo has hecho.

Ve a prevenir el bajel,

pues piloto eres.

ENTENDIMIENTO

Ya vuelvo.

HOMBRE

Por poder más libremente

ver esta deidad, le ausento

de mí aqueste breve instante,

sin temor de sus preceptos.

CULPA

Ahora podré hablarte, pues

aparto su Entendimiento.

Ya, Ulises, que victorioso

te miras de mí volviendo

de esas incultas montañas

coronado de trofeos,

no tan presto al mar te entregues

en ese inconstante leño

que el mar de la vida surca

amenazado de riesgos.

Mira alterados los mares,

que con veloz movimiento

en pirámides de espumas

son alcázares de hielo.

Deja que el mar se serene;

y puesto miras exento

de la magia de mi encanto,

en fe de este ramo bello

que te dio la Iris, no quieras

volverte al afán tan presto:

descansa, pues, en mi albergue,

que mañana será tiempo

para dejar estos montes,

de tantas delicias llenos.

¿Qué prisa te corre ahora

de ausentarte, y más sabiendo

que yo, cada vez que quieras

ir, detenerte no puedo?

Entra en mis ricos palacios,

donde son divertimientos

todas sus ocupaciones,

todas gustos y festejos.

Verás mis grandes estudios,

mis admirables portentos

examinarás, tocando

de mi ciencia los efectos.

¿Por qué piensas que me llaman

la Circe de estos desiertos?

Porque ciencias prohibidas,

que son leyes que yo tengo,

con mis estudios alcanzo,

con mis vigilias arreglo.

Verás apagado el sol

sólo a un soplo de mi aliento,

pues en la luciente edad

el día yo le oscurezco

(Aparte.)

-bien digo, la sombra soy:

David lo dijo en un verso-.

Verás, a sólo una línea

que corran mis pensamientos,

desclavadas las estrellas

del octavo firmamento

(Aparte.)

-y es verdad, pues tercer parte

de ellas aparté del cielo-.

La Nigromancia verás

ejecutada, saliendo

a mi conjuro obedientes

de sus sepulcros los muertos

(Aparte.)

-cadáver es el que peca,

pues me obedece; no miento-.

La grande quiromancía

verás, cuando en vivo fuego

en los papeles del humo

caracteres de luz veo

(Aparte.)

-¿qué fuego no enciendo yo?,

no es engaño, pues lo enciendo-.

Titubear verás caducos

uno y otro polo, haciendo

que desplomados se caigan

sobre todo el universo

-no será la vez primera

que yo estremecí su imperio-.

El idioma de las aves

verás, que yo sola entiendo

siendo el canto vaticinio

y siendo el graznido agüero.

De las flores te leeré

estos escritos cuadernos,

donde la naturaleza

escribió raros misterios.

A todas horas tendrás

dulces músicas, oyendo

suaves cantos de las aves,

de los hombres dulces versos.

Sabrosísimos manjares

te servirán con aseo

tal, que el Olfato y el Gusto

se estén lisonjeando a un tiempo;

la Vista divertirás

en estos jardines bellos,

que son nuestros paraísos

de varias delicias llenos.

Dormirás en regalada

cama, donde el Tacto, atento

a tu descanso, en mullidas

flores tendrá blanco lecho.

A todas horas habrá

damas que te estén sirviendo,

que, como soy en común

la Culpa, conmigo tengo

en particular a todas

las que se precian de serlo.

(El HOMBRE va dejando caer algunas flores del ramillete, mientras oye a la CULPA.)

Y sobre todo tendrás

los regalos de mi pecho,

las caricias de mis brazos,

los halagos de mi afecto,

las finezas de mi amor,

la verdad de mi deseo,

la atención de mi albedrío,

de mi vida el rendimiento;

y, finalmente, delicias,

gustos, regalos, contentos,

placeres, dichas, favores,

músicas, bailes y juegos.

HOMBRE

No sé qué he de responder,

porque, divertido oyendo

la retórica süave

de su voz, fui deshaciendo

el ramo de las virtudes

que desperdiciadas veo

y ajadas entre mis manos;

pero ¿qué mucho si advierto

que para que ella me hablase

aparté mi Entendimiento?

Sin él hablaré. Gallarda

Circe, a tus voces atento,

de mí me olvido; ya sólo

de tu hermosura me acuerdo.

A tus palacios me guía,

porque ser tu huésped quiero

desde hoy, estimando humilde

tan corteses cumplimientos.

(Descúbrese un palacio muy vistoso.)

CULPA

Vencí; la música vuelva

a repetir sus acentos,

y esos gallardos palacios

que están en el puro centro

del monte, sus puertas abran,

que va su huésped a ellos.

OÍDO

Al Entendimiento aguarda

antes, señor, que entres dentro

por que sepas dónde estás.

HOMBRE

¿Para qué, pues es tan cierto

que no entrara si supiera,

¡ay de mí!, mi Entendimiento?

GUSTO

Dices bien; vamos sin él;

¿para qué acá le queremos?,

que es un ministro cansado,

todo limpio y nada puerco.

MÚSICA

En hora dichosa venga

a estos jardines amenos

el peregrino del mar,

donde halle seguro el puerto.

(Entran el HOMBRE y la CULPA asidos de las manos, y los demás tras ellos, y sale el ENTENDIMIENTO y dice desde lejos.)

ENTENDIMIENTO

Hombre, espera; escucha, aguarda;

no entres en ese soberbio

alcázar, porque no sabes

los peligros que están dentro.

(Sale.)

Mas, ¡ay de mí!, con las voces

que le han tenido suspenso

no me oye. Que bien, ¡ay, triste!,

se echa de ver, pues pudieron

los halagos de la Culpa,

los hechizos y venenos

moverle; que me tenía

retirado. Porque es cierto

que a tenerme a mí consigo

no se rindiera tan presto.

(Sale la PENITENCIA.)

PENITENCIA

Entendimiento, ¿qué voces

son estas que das al viento?

ENTENDIMIENTO

Lástimas son, de haber dado

mala cuenta de un sujeto

que Dios me entregó; hoy el Hombre

me ha dejado; de mí huyendo

se ha entrado en ese palacio,

poblado de encantamientos.

Las virtudes que adquirió

con un arrepentimiento

que tuvo, desperdiciadas

en el aire las encuentro.

(Mira en el suelo las flores que tenía el HOMBRE.)

PENITENCIA

Pues yo las recogeré,

guardándolas para el tiempo,

que arrepentido me busque

de su culpa y de su yerro.

ENTENDIMIENTO

Sin mí está, que no estuviera

conmigo (¡ay de mí!) tan ciego

que se olvidara de sí.

PENITENCIA

Darte yo una industria quiero

para sacarle de aquese

encanto; toca en su pecho

alarma, pues escuchando

este belicoso estruendo

(haciéndole de sí mismo

siempre mortales acuerdos),

verás que con tal temor

creerá, advertido y atento,

a su Entendimiento, donde

está sin Entendimiento.

(Vanse. Salen el HOMBRE, la CULPA y los sentidos, y MÚSICA y damas.)

MÚSICA

Compitiendo con las selvas

donde las flores madrugan,

los pájaros en el viento

forman abriles de plumas.

CULPA

Ven por aquestos jardines,

adonde crítica y culta

la Naturaleza ha hecho,

entre jazmines y murtas,

alarde de sus primores,

pues su varia compostura

academia es, donde el mayo

de un año para otro estudia.

HOMBRE

Tan hermosa es esta estancia,

que el mismo sol que la alumbra

su esfera dejara, a precio

de que fuera esfera suya.

Dígalo el cielo, que al ver

las flores que la dibujan

arreboló las estrellas

por que compitan las unas

con las otras, y así están

desde la tiniebla oscura

hasta la luciente aurora

esas estrellas cerúleas,

donde en brazos de la noche

duermen las esferas mudas.

ÉL y MÚSICA

Compitiendo con las selvas,

donde las flores madrugan.

CULPA

Todo el jardín es delicias;

no hay planta, no hay hoja alguna

que, verde aroma, los más

blandos perfumes no supla.

Y por que Vista y Olfato

la pompa no se atribuyan

para sí solos, objetos

son del oído las puras

fuentes, siendo en el ruido

compás que a coros se escucha

apacibles porque parlan,

y alegres porque murmuran.

Envidioso todo el viento

al ver por la tierra en una

primavera solamente

tantas primaveras juntas,

de otras flores se ha poblado

que aladas sus golfos surcan,

siendo ramilletes vivos;

y así cuanto entre esta suma

deidad las flores y fuentes

de la tierra como industria

pájaros forman de rosas

por igualar su hermosura.

ELLA y MÚSICA

Los pájaros en el viento

forman abriles de plumas.

MÚSICA

De una belleza engañados

por aurora la saludan

y viendo sus bellos ojos

quedan vanos de su culpa.

HOMBRE

Toda esa belleza, toda

esa varia compostura

de vientos y cuadros, que

émulos siempre se usurpan

la alabanza dignamente,

sus trofeos se aseguran

cuando al saludar tu Vista

a todas horas te juzga

aurora de esas montañas,

haciendo que se confundan

en los tormentos del día

salpicadas las purpúreas

hojas, pues aunque haya aves

y flores del día en la cuna,

bebiendo a la aurora el llanto

que cendales de oro enjuga

el verte segunda vez

con nueva salva segunda.

ÉL y MÚSICA

De su belleza engañados

por aurora la saludan.

CULPA

Culpa fuera de las aves

y las flores, por que nunca

para equivocar deidades

hallar pudieran disculpa.

HOMBRE

Si es Culpa o acierto, no

es justo que yo lo arguya;

pero bien sé que mi amor

hoy de su parte asegura

que aunque Culpa decir sea

que por aurora te anuncian

flores y aves, ni las aves

ni las flores se disculpan

de esa Culpa, porque antes

sé que con causa más justa...

ÉL y MÚSICA

En viendo tus bellos ojos

quedan vanos de su Culpa.

GULA

Ya que me ha tocado a mí,

que, en efecto, soy la Gula,

preveniros las vïandas

de cuya alegre dulzura

cuanto corre, nada y vuela,

registro entre mil dulzuras

su sabor, desnudo ya

de piel, de escama y de pluma,

mirad adónde queréis

comer hoy.

LISONJA

Sea con una

ceremonia lisonjera.

GUSTO

La Lisonja es muy astuta,

pues que sabe sembrar mesas

tan cándidas y purpúreas.

(Sale la mesa por debajo del tablado con muchas viandas; siéntanse la CULPA y el HOMBRE y los demás sirven, y los sentidos se sientan en el suelo.)

CULPA

Siéntate, Ulises, y todos

os sentad en la verdura

de esas flores.

LASCIVIA

Pues yo quiero

que no todas se atribuyan

las finezas sin que a mí

el huésped me deba una.

Aquella letra cantad

que yo hice.

HOMBRE

Pues si es tuya

será amorosa.

LASCIVIA

Sí es.

HOMBRE

No hay dama aquí que no acuda

a un sentido.

GUSTO

Sí, señor;

¡pero víctor!

(Come mucho el GUSTO.)

HOMBRE

¿Quién?

GUSTO

La Gula.

MÚSICA

Si quieres gozar florida

edad entre dulce suerte,

olvídate de la muerte

y acuérdate de la vida.

CULPA

No cantéis más, que atrevida

voz nuestros gustos advierte.

(En cantando tocan cajas dentro y alborótanse todos, y dice el ENTENDIMIENTO.)

ENTENDIMIENTO

(Dentro.)

Ulises, capitán fuerte,

si quieres dicha crecida,

PENITENCIA

(Dentro.)

olvídate de la vida

y acuérdate de la muerte.

CULPA

¿Quién con tanto atrevimiento

trueca el gusto en confusión?

HOMBRE

Circe, las que escuchas son

voces de mi Entendimiento;

él me ha llamado e intento

responderle.

CULPA

De él te olvida.

HOMBRE

Suelta.

CULPA

Es acción atrevida.

Cantad, por que no se asombre

de oír aquella voz el Hombre.

MÚSICA

Acuérdate de la vida.

HOMBRE

Sí haré, que bien larga es

y después tendré lugar

para sentir y llorar,

pues me bastará después.

A tus brazos vuelvo, pues,

dulce sueño.

CULPA

¡Feliz suerte!

HOMBRE

Tu hermosura me divierte,

contigo ufano me nombre;

no quiero más dicha.

ENTENDIMIENTO

(Dentro.)

Hombre,

acuérdate de la muerte.

(Tocan cajas.)

HOMBRE

Fuerza es que me acuerde, ¡ay triste!,

cuando mi afecto se mueve,

de que es tan caduca y breve,

que en un instante consiste.

Entendimiento, que hiciste

en mí tal afecto, advierte

que ya voy a obedecerte.

CULPA

Vuestra voz al paso impida.

MÚSICA

Acuérdate de la vida.

ENTENDIMIENTO

Acuérdate de la muerte.

HOMBRE

Aquí me están halagando

gusto, placer y contento,

cuando allí mi Entendimiento

alarma me está tocando.

CULPA

¿Qué dudas?

ENTENDIMIENTO

¿Qué estás pensando?

CULPA

No de esa voz confundida

tu memoria está afligida.

ENTENDIMIENTO

En aqueste canto advierte.

Acuérdate de la muerte.

MÚSICA

Acuérdate de la vida.

HOMBRE

En dos mitades estoy

partido (pasión tirana):

entre el horror de mañana

y la ventura de hoy;

a aquél sigo y a éste voy,

y uno y otro en mal tan fuerte

o me aflige o me divierte.

¿Cuál ha de ser preferida

de mis glorias?

MÚSICA

Vida, vida.

HOMBRE

¿De mis penas?

MÚSICA

Muerte, muerte.

(Sale el ENTENDIMIENTO.)

ENTENDIMIENTO

Y aunque me la den a mí,

los encantos de esta fiera

he de entrar, porque no fuera

Entendimiento si aquí

temiera morir. ¿Así,

Ulises, te has olvidado

de ti mismo? ¿Así entregado

a unos placeres fingidos,

que sin mí y con tus sentidos

aquí vives engañado?

CULPA

¿Estará, dime, mejor

creído de tu prudencia

allá con la Penitencia,

adonde todo es horror,

todo tristeza y pavor,

que aquí, donde le divierte

tanta gloria?

ENTENDIMIENTO

Sí, si advierte

que aquella gloria es fingida.

CULPA

Cantad, cantad.

MÚSICA

Vida, vida.

ENTENDIMIENTO

Tocad, tocad; muerte, muerte.

(La caja.)

HOMBRE

Dicen bien, a ti te creen

los influjos de mi estrella.

CULPA

Pues ¿déjasme?

HOMBRE

¡Ay, Culpa bella,

que tú también dices bien!

ENTENDIMIENTO

Valor mis voces te den.

CULPA

Muévate al verme rendida.

ENTENDIMIENTO

Nada en seguirme te impida.

Tocad.

CULPA

Cantad.

HOMBRE

¡Pena fuerte!

MÚSICA

Vida, vida.

ENTENDIMIENTO

Muerte, muerte;

muerte, muerte.

MÚSICA

Vida, vida.

ENTENDIMIENTO

Este bien perecedero.

CULPA

Aquélla es pena cruel.

ENTENDIMIENTO

Por eso espera el laurel.

CULPA

Goza tu vida primero.

ENTENDIMIENTO

Mira que es encanto fiero.

CULPA

Mira que es tormento fuerte.

ENTENDIMIENTO

En que eres mortal advierte.

CULPA

No te acuerdes de eso, no.

MÚSICA

Vida.

ENTENDIMIENTO

¡Muerte!

CULPA y ENTENDIMIENTO

¿Quién venció?

HOMBRE

La memoria de la muerte.

CULPA

¿Qué importa que haya vencido

si escaparte no podrás

de mí? En mi poder estás

sin reservarte un sentido.

Las flores que había tejido

la Penitencia, que eran

las Virtudes que pudieran

librarte, ya las perdiste,

tú mismo las deshiciste;

pues ¿qué alivio de mí esperan

hoy tus ansias?

ENTENDIMIENTO

No te dé

aquello desconfianza;

ten en el Cielo esperanza,

que es columna de la fe.

Esas Virtudes, yo sé

que cuanto más divertido

las habías esparcido,

para guardarlas llegó

a recogerlas.

CULPA

¿Quién?

(Sale la PENITENCIA en un carro triunfal.)

PENITENCIA

Yo,

que el arco de paz he sido,

que si hoy en carro triunfal

llegas a verme sentada

sustituyendo el dosel

de oro, de púrpura y nácar,

es porque a triunfar de ti

vengo, que cuando me llama

del Hombre el Entendimiento

no puedo yo hacerle falta.

Las virtudes que sin él

desperdició su ignorancia

yo recogí, pues es cierto

que si se adquieren en gracia,

siempre que vuelva por ellas

en depósito las halla.

Y para que el Hombre vea

que solas a vencer bastan

tus encantos, hoy verás

todas aquestas vïandas

de viento desvanecidas

en humo, en polvo y en nada;

mostrando con este ejemplo

lo que son glorias humanas,

pues el manjar solamente

que es eterno es el del alma.

Éste es el Pan soberano

que veis ya sobre esta tabla;

la Penitencia os lo ofrece,

que sin ella (cosa es clara)

que verle no merecía

el Hombre con glorias tantas.

Sentidos, esto no es Pan,

sino más noble Sustancia.

Carne y Sangre es, porque huyendo

las especies, que aquí estaban

los accidentes no más,

quedaron en Hostia blanca.

CULPA

¿Cómo quieres que te crean

los Sentidos con quien hablas

si todos conocerán

que los ofendes y agravias?

Llega, Olfato, llega a oler

este Pan. En él qué hallas,

¿pan o carne?

(Van llegando los sentidos.)

OLFATO

De pan es

el olor.

CULPA

Llega. ¿Qué aguardas,

Gusto?

GUSTO

Este gusto es de pan.

CULPA

Llega, Tacto; ¿qué te espantas?

Di lo que tocas.

TACTO

Pan toco.

CULPA

Vista, a ver, ¿qué es lo que alcanzas?

VISTA

Pan solamente.

CULPA

Tú, Oído,

rompe esa Forma, que llama

carne la fe y Penitencia;

y luego las desengaña

al ruido de la fracción;

¿qué respondes?

OÍDO

Culpa ingrata;

aunque en la fracción se escucha

ruido de pan, cosa es clara

que en fe dé la Penitencia,

a quien oigo que la llaman

carne; por carne la creo,

pues que ella lo diga basta.

HOMBRE

Esa razón me cautiva.

PENITENCIA

Ea, Hombre, ¿pues qué aguardas?

Cautivo tu Entendimiento

está ya de la fe santa

por el Oído, a la nave

de la Iglesia soberana

vuelve y deja de la Culpa

las deliciosas montañas.

Ulises cautivo ha sido

de esta Circe injusta y falsa;

huye, pues, de sus encantos,

ya que estos secretos hallan

en el Júpiter divino

quien sus encantos deshaga.

HOMBRE

Dices bien, Entendimiento;

de aquí mis sentidos saca.

TODOS

Vamos al bajel, que aquí

todo es sombras y fantasmas.

CULPA

¡Qué importa, ay de mí! ¿Qué importa

que así de mi poder salgas

si mis encantos sabrán

seguirte por donde vayas?

Yo sabré alterar las ondas.

PENITENCIA

Y yo sabré serenarlas.

(Tocan clarines y descúbrese otra vez la Nave. Llega al tablado y entran todos en ella.)

CULPA

¿Tribulaciones no son

en la Escritura las aguas?

Luego a padecer le llevas

trabajos, afanes y ansias.

PENITENCIA

Sí; pero éstos son regalos

con que más mérito alcanza.

TODOS

(Dentro)

¡Buen viaje! ¡Buen viaje!

CULPA

Aquestas voces me matan.

HOMBRE

Circe crüel, pues que supe

vencer prodigiosas magias,

quédate donde te sirva

de monumento tu alcázar.

CULPA

Ondas que tanto bajel

sufrís sobre las espaldas,

en vuestros senos de nieve

le dan sepulcro de plata.

PENITENCIA

Ondas, serenad el blando

movimiento de las aguas,

por que vuestros pavimentos

no sean montes, sino alcázar.

CULPA

Vientos que sopláis del Norte,

no le saquéis de Trinacia

y chocad, cascado el pino,

en aquellas peñas altas.

PENITENCIA

Notos que venís del Austro,

soplad con süaves auras,

por que hasta el puerto de Hostia

hoy a salvamento salga.

ENTENDIMIENTO

Buen vïaje nos prometen

las señas de la bonanza.

CULPA

Haced, vicios, que el velamen

todo pedazos se haga,

y, vuelto el barco, sea tumba,

con pirámides y jarcias.

HOMBRE

Haced, Virtudes, que rompa

la quilla, suave y blanda,

encrespando las espumas

vidrios de nieve y de plata.

TODOS

Buen vïaje, buen vïaje,

que vientos y ondas se amansan.

HOMBRE

Circe, poco tus encantos

han podido, pues me saca,

¡ay de mí!, la Iris divina

coronado de esperanzas.

PENITENCIA

Circe, ya su Entendimiento

va con él; poco las trazas

de tu magia te han valido.

(Desaparece la Nave.)

CULPA

Llena estoy de furia y rabia.

Si yo soy víbora, ¿cómo

no me rompo las entrañas?

Si soy áspid, ¿cómo hoy

mi veneno no me mata?

Pedazos del corazón

me arrancaré con mis ansias

para tirarlos al cielo.

Mas a mí, ¿qué me acobarda?

Si en la nave de la Iglesia

huyes de mí, sabré darla

tormentas que la zozobren.

¡Mas, ¡ay de mí!, que ya es vana

mi ciencia, pues que la veo

navegar con tal bonanza.

Falten todos mis sentidos,

pues que ya poder me falta.

(Ruido de terremoto y húndense los palacios.)

Confúndanse los palacios

y volviéndose montañas

oscuras no viva en ellas

sino yo, pues que me saca

a quien encantando tuve

la Penitencia sagrada

en virtud de aquel divino

manjar que da por vïanda.

TODOS

A cuyo grande milagro

el mundo mil fiestas haga,

principalmente en Madrid,

noble corazón de España,

que en celebrar a Dios fiestas

con la opinión se levanta.

(Con esta repetición y al son de las chirimías se da fin al auto.)

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