No hay instante sin milagro

Pedro Calderon de la Barca

PERSONAS

- LA FE.

- LA EXTREMA-UNCIÓN.

- EL BAUTISMO.

- LA ORDEN SACERDOTAL.

- LA CONFIRMACIÓN.

- EL MATRIMONIO.

- LA PENITENCIA.

- LA APOSTASÍA.

- LA COMUNIÓN.

- LA MAGDALENA.

- DIMAS.

- PABLO.

- AGUSTINO.

- CONSTANTINO.

- MÚSICOS.

Salen los MÚSICOS y, a los primeros versos que cantan, el BAUTISMO, niño vestido de blanco; la CONFIRMACIÓN, de dama; la PENITENCIA, de pieles; la COMUNIÓN, de dama; el ORDEN SACERDOTAL, viejo venerable; el MATRIMONIO, de galán; y la EXTREMA UNCIÓN, de negro; y detrás la FE, con corona y manto imperial.

MÚSICOS

El siempre felice día

que al cielo ofrece la Fe,

gloria a Dios la tierra dé

en júbilos de alegría.

COMUNIÓN

Entre cuantos sacramentos

celebras, ¡oh Fe!, el de hoy

me toca aplaudir, pues soy

aumento de sus aumentos,

y así, a los dulces acentos

vienen de la Eucaristía...

TODOS y MÚSICOS

Porque el siempre feliz día

que al cielo ofrece la Fe,

Gloria a Dios la tierra dé

en júbilos de alegría.

BAUTISMO

Si Verdad que nunca yerra,

dijo que de nuestro celo

se da por servido el cielo,

de que se alegre la tierra.

CONFIRMACIÓN

Y, si tan gran dicha encierra,

que al cielo en la tierra ve...

PENITENCIA

...bien es que gracias le dé

nuestra justa oblación pía,...

MÚSICOS y TODOS

...el siempre felice día

que al cielo ofrece la Fe.

EXTREMA UNCIÓN

El ser que por ti adquirimos,

obra de las manos es

de Dios; Él nos hizo, pues

nosotros no nos hicimos.

ORDEN SACERDOTAL

Y así, Fe, pues por ti fuimos

polos de su monarquía,...

MATRIMONIO

...a voz de la Eucaristía

venimos todos, porque...

TODOS y MÚSICOS

...gloria a Dios la tierra dé

en júbilos de alegría.

FE

Pues sois los siete sus bellas

víctimas de Pascua, aquel

carro en que me vio Ezequiel

correr por campos de estrellas,

me dad, diciendo a sus huellas:

(Sale la APOSTASÍA.)

APOSTASÍA

¿Qué ha de decir su armonía,

si es más lícito que día

que al cielo ofrece la Fe,

a Dios las gracias le dé

el llanto que la alegría?

FE

¿Por qué el llanto, si has oído

en el traducido verso

que el día que la Fe ofrece

festivas gracias al cielo,

se da por servido? Y más

el de hoy, que incluye el Misterio

de los Misterios, a quien

ya lloro como cruento

en el ara de la Cruz,

conque pasando el afecto

a la del altar, es digno

asunto el canto, supuesto

que de pasivo a glorioso

acude a entrambos extremos,

si allá a lo cruento el llanto,

aquí el canto a lo incruento.

APOSTASÍA

Si yo viniera a argüir

contra él u otro Sacramento,

no me faltaran razones

de dudar; pero no siendo

el argumento de hoy

particular argumento,

sino común, pues con todos

ha de hablar, cuyo pretexto

ha de resultar en ser

no ya tuyos sus obsequios,

¿para qué he de hablar de uno,

cuando de todos me ofendo?

TODOS

¿Pues cómo?

FE

No respondáis,

que a vuestra Fe toca hacerlo.

¿Quién eres?, ¡oh tú!, ¿quién eres,

que tan torpemente ciego,

tan bárbaramente bruto,

de diabólico, soberbio

espíritu poseído,

vienes a su culto opuesto?

APOSTASÍA

Quien por más que enajenado,

torpe y bruto te parezco,

no lo soy tanto que ya

que me arguyes con un texto,

no te responda con otro.

Marcos dijo en su Evangelio...

FE

Ahora te he conocido,

que quien con dañado intento

de sacras autoridades

valerse presume, es cierto

ser de aquellos forajidos

que, apóstatas de mi gremio,

como ladrones de casa,

capaces de sus secretos,

estudian para ignorarlos

más que otros para saberlos.

Y así aunque no solo seas

un falso apóstata, pero

aun toda la Apostasía,

que ya en ti la represento,

he de oírte, porque no

presumas que de oírte dejo

por el temor de tus dogmas,

cuando escucharlos pretendo,

a fin de que te reduzga

la razón con que las venzo.

Que si allá en mi tribunal

desnuda la espada tengo,

también tengo enarbolada

la oliva, mostrando a un tiempo

justicia y misericordia,

que a eso está la Cruz en medio.

Prosigue, pues.

APOSTASÍA

Cristo dijo

por Marcos en su evangelio

que a los que su fe admitiesen

seguirían los portentos

de que lanzarían demonios,

de que en idiomas diversos

nuevas lenguas hablarían,

que, las serpientes venciendo,

no les dañaría beber

los más nocivos venenos;

y, en fin, que darían salud

sus manos sobre el enfermo.

Asentado este principio,

segundo principio asiento.

En la primitiva edad

de la Iglesia, cuando fueron

candor y yugo sencillo

de sus albores primeros

tus no violadas purezas,

vi muchos milagros de éstos.

Dígalo Bartolomé,

ligando demonios; Pedro,

convaleciendo tullidos;

Juan, santiguando venenos;

Matías, de sí apartando

las serpientes; y, en efeto,

díganlo cuantos hablaron

en nuevas lenguas de fuego.

Pues siendo así, que estos dotes

gozaron los que creyeron,

¿qué se hicieron sus prodigios?

¿Adónde están sus portentos?,

que apenas hoy veo un milagro,

o es tan uno, si le veo,

que puedo, como David,

lamentar sobre su pueblo:

«Ya no vemos tus señales,

Señor; ya no conocemos

un solo profeta tuyo

entre nosotros»; pues siendo

así, que Dios prometió

tantos divinos misterios

a su Fe y faltar no puede

Dios a su prometimiento

ni tú a ser su teologal

virtud, ¿quién duda ser cierto,

pues tú a tus fieles no faltas,

el que a ti te falten ellos?

Sobre cuyos dos principios

de esta manera argumento:

Dios a la Fe prometió

milagros; hoy no los vemos;

luego no hay hoy Fe (en tus fieles,

se entiende), no hay hoy Fe; luego

no hice yo mal en dejar

de andar en su seguimiento,

ni tú bien en convidarlos

a tus devotos festejos

con músicas, cuando fuera

mejor con lágrimas, puesto

que te siguen con las voces

y te faltan con los hechos.

FE

Ni con hechos ni con voces

me faltan, y respondiendo

con la autoridad del Magno

Gregorio (porque quitemos

el horror al primer viso

de la cuestión, advirtiendo

que es admitida cuestión),

a los dos principios vuelvo.

Que Dios prometió a la Fe

esos milagros, es cierto;

que esos y otros muchos vio

la Iglesia en su albor primero,

también es cierto; mas que hoy

no los vea, es falso. Y puesto

que asientas tú dos principios

para entrar al argumento,

no será mucho que yo,

para haber de responderlos,

antes que tu silogismo

resuma, asiente un ejemplo,

que quizá Blanca Paloma

dictó al estarlo escribiendo.

Cuando el sabio agricultor

algún plantel pone nuevo,

al despuntar de las hojas

todo es cuidar de su riego,

de escardillarle las malas

hierbas, de vallarle el cerco

porque malas reses no

pazcan sus pimpollos tiernos,

a quien aplica derechas

varas porque sus renuevos,

creciendo con el arrimo,

no se tuerzan con el peso.

Este cuidado le debe

mientras va raíces prendiendo;

pero en prendiendo raíces,

descuida, como diciendo:

«Yo planté, Apolo regó,

Dios le dará el incremento»;

y así no cuida de él más

que de visitarle atento,

a ver si le rinde frutos

sazonados a sus tiempos.

Esta misma agricultura

usó Dios en el primero

plantel de su Iglesia, pues

con el rojo humor sangriento

de mártires la regó,

arrancando de su centro

las malas hierbas, que eran

cizaña del pueblo hebreo,

y guarneciendo el vallado

de ángeles de guarda bellos,

que son su cerca; porque

no entren brutas reses dentro,

previno en las rectas varas

de justicia, al ir creciendo,

arrimos de confesores,

predicadores y maestros,

de suerte que de su viña,

si la parábola acuerdo,

cada vid era un asombro,

un pasmo cada sarmiento,

porque conoció que entonces

eran necesarios; pero

prendidas ya las raíces,

pues en todo el universo

no hay lugar en que no suene

de su semilla el aumento,

¿para qué ha de hacer milagros,

y más, visibles, teniendo

en los invisibles hoy

ejercitados los mesmos?,

que fue lo que dije, cuando

dije que haberlos fue cierto

y falso el que no los haya.

Para cuyo entendimiento,

a resumir lo formal

de tu silogismo vuelvo.

Dios a la Fe prometió

altos milagros: concedo

la mayor, en que no puede

faltar su prometimiento;

hoy no los vemos: distingo

la menor: hoy no los vemos

tan visibles como entonces,

porque no hay para qué haberlos,

concedo; luego no hay Fe

porque no hay milagros: niego

la consecuencia, que hoy

los hay tanto más supremos

y más sobrenaturales,

cuanto va de extremo a extremo,

desde lo inmortal del alma

a lo caduco del cuerpo.

Y así, bien puedo llamar

mis fieles a mis festejos,

pues en la ejercitación

de mis siete sacramentos

no hay instante sin milagro.

APOSTASÍA

Eso es lo que yo no entiendo

ni entenderé mientras no

me des visibles efectos

de milagros invisibles.

FE

Sí haré; y pues aquí nos vemos,

ser representable idea

de alegórico concepto

en quien retóricos tropos

no dan ni lugar ni tiempo,

volvamos atrás los siglos,

y la paridad corriendo

de lo visible a invisible,

sea el ejemplo primero

la primera que me dio

asunto para el ejemplo.

¿Quién está en aquel retrete?

(Ábrese en lo alto del primer carro un retrete, en que estará MAGDALENA en acción de que se está tocando.)

APOSTASÍA

Una dama a quien el pueblo

la pública pecadora

llama, no sé si por serlo

o porque a él se lo parece,

que en él viene a ser lo mesmo,

como vaya a lo peor,

el pensarlo que el creerlo.

FE

¿En que ocupación se halla?

APOSTASÍA

El vulgo de su cabello

a blanda prisión reduce,

si es que hay prisión para el viento,

que le mueve ya esparcido,

ya reducido y ya suelto,

y entre fragrantes delicias

de aromáticos ungüentos,

la tez ungiendo a matices

y a perfumes los arreos,

los siete mortales vicios,

por quien algunos dijeron

que siete espíritus reinan

en ella, comete a un tiempo,

pues sin perdonar ninguno,

dice hablando con su espejo:

MAGDALENA

Soberbia hermosura, ya

que nadie huyó de tu incendio,

¿para qué, avara de aplausos,

intentas con usos nuevos

despertar la no dormida

lascivia de los afectos?

Mas bien haces, que no hay

más ira en mis sentimientos

que ver que en ti no se cebe

la gula de los deseos,

siendo mi envidia el que haya

segundo merecimiento

para otra belleza. Vence,

pues, la pereza y saliendo

a ver y ser vista, arrastra

de todos los pensamientos,

que nada aventuras, pues

son tan neutrales trofeos,

que, aunque se vengan contigo,

se sabrán quedar con ellos.

(Desaparece.)

FE

¿Hasla oído?

APOSTASÍA

Que el ungirse

y perfumarse es a efecto

de vanidad vi, mas no

de sus desvanecimientos,

qué inferir piensas.

FE

No importa;

baste ahora entre devaneos

y espíritus ver aromas

de olios, bálsamos y inciensos.

Y pues que no ha de quedar

aquí la experiencia, demos

otro paso más al siglo.

¿Quién en aquel monte excelso

dice?

(En el segundo carro,DIMAS, de bandolero.)

DIMAS

Ah del valle!

VOCES

(Dentro.)

Ah del monte!

DIMAS

Alerta, que pasajeros

desde Jericó a Sión

atraviesan; al encuentro

conmigo salid, y mueran

todos, que no me contento

con quitarles las haciendas,

si con la vida les dejo,

el día que de delitos

hidrópico me alimento.

(Escóndese.)

ÉL y VOCES

A la senda, al monte, al llano.

FE

¿Quién es, a preguntar vuelvo?

APOSTASÍA

Quién quieres que sea, sino

un ladrón que, bandolero

de estos montes, de ser vive

pirata de sus desiertos

y alimentado de robos,

homicidios y adulterios;

es de aquellos por quien dijo

Job, encareciendo en ellos

la facilidad con que

pecan, de pecar sedientos,

que se beben los pecados

como agua; pero de esto,

¿qué sacas?

FE

No más de que

ser los pecados venenos

del alma, es común sentencia

de padres. Y así, dejemos

que los beba como agua

Dimas; y a otro asunto yendo,

¿quién viene en aquel caballo?

(En el tercer carro, SAULO, a caballo.)

APOSTASÍA

Quien la Iglesia persiguiendo,

contra ella dice:

SAULO

Pues letras

de la sinagoga llevo

en el seno, donde va

también mi aborrecimiento,

en odio de aquesta nueva

ley de Jesús Nazareno,

Rey de Judíos; ninguno

de cuantos su voz siguieron

vivo ha de quedarme; sea

Damasco, pues de aquí veo

ya sus elevadas torres,

primer teatro sangriento

en que sañudas se ceben

las víboras que en mi pecho

se alimentan de la ira

que contra esta gente engendro.

(Desaparece.)

APOSTASÍA

¿Qué sacas de esto?

FE

Tampoco

sacar por ahora quiero

más de que quede asentado

que lleva Pablo en el pecho

letras y víboras juntas.

Y a otro siglo trascendiendo,

¿quién está en aquel alcázar?

(En el cuarto carro, CONSTANTINO, ensangrentados rostro y manos.)

APOSTASÍA

Si de sus señas me acuerdo,

que como es gentil no tuve

de él otro conocimiento,

Constantino es.

FE

¿En qué acción

se halla?

APOSTASÍA

De lepra cubierto,

que, al fin, contra los achaques

no hay poder en los imperios,

emperador y leproso,

dice:

CONSTANTINO

Perdóneme el cielo

ser con otros cruel, por ser

piadoso conmigo mesmo,

que la buena caridad

de sí empieza; y pues no tengo

más remedio que los baños

de humana sangre de aquellos

que ni de vicios ni humores

la engendraron, al momento

perezcan en su primera

edad los infantes tiernos

que al cuchillo destinados

para mi salud prevengo.

Mueran ellos y yo viva

sin este horrible, este feo

asqueroso mal, pues no

hay para mí otro consuelo

sino que inocente sangre

haya de ser su remedio.

(Desaparece.)

APOSTASÍA

Dejémosle para el baño

de inocente sangre expuesto

y vamos a qué fin quieres

que me represente el viento

réprobas sombras, si es

probar virtudes tu intento?

¿Quién para probar virtudes

se valió de vicios, puesto

que un facineroso allí

alegas, allí un soberbio

espíritu encarnizado

contra ti mismo; allí luego

una hermosura, indiciada

de más peligros que el serlo;

y allí en fin, un contagioso

dolor, que de manchas lleno

es símbolo del pecado,

especialmente el primero,

pues cunde de unos en otros

pegadizo.

FE

Oye, que siendo

cinco los milagros que

en la cuestión has propuesto,

cinco han de ser los que den

solución al argumento.

APOSTASÍA

¿Y quién ha de ser el otro?

FE

Aquel africano ingenio

que a la sombra de una higuera

leyendo está y discurriendo;

¿conócesle?

(AGUSTINO, en lo bajo de un carro, donde habrá una higuera, leyendo.)

APOSTASÍA

Si dijiste

que no solo represento

un apóstata, mas toda

la Apostasía, mal puedo

no conocer a Agustino

más que por su entendimiento

por discípulo de Manes,

que fue el que dio al maniqueo

nombre, en cuya escuela y cuya

doctrina estudia, diciendo:

AGUSTINO

Gran repugnancia me hace

esta opinión, que aunque llevo

siempre la de Manes, no

sé si me conforme en esto.

(Lee.)

«Yo soy la luz del mundo» dice

Cristo hablando a los hebreos,

en cuya palabra funda

que ese hermoso, que ese bello

astro del sol, que en oriente

coronado de reflejos

nace y, desplegando sombras,

muere en occidente, siendo

árbitro del día y la noche,

es el Hijo de Dios mesmo,

porque luz del mundo nadie,

si no es él, pudiera serlo.

Bien dijo hasta aquí; mas no

desde aquí, si considero

que cree a la luz de los ojos

sin la del entendimiento,

pues no distingue visible

e invisible luz. En esto

hay mucho que discurrir;

y pues no faltará tiempo

en que opuesto me declare

a esta opinión, no por eso

he de dejar de seguir

las demás del Maniqueo;

mayormente en las que esté

a la católica opuesto,

hasta llegar a poner

a todo el romano gremio,

o llórelo o no lo llore

Mónica, en tan grande estrecho

que entre sus preces añada

pedir que la libre el cielo

de lógicas de Agustino.

(Desaparece.)

APOSTASÍA

Nadie habló, para mi intento,

ni más contra ti ni más

en mi favor.

FE

Ya lo veo,

pero el frase en que lo habló

me observa.

APOSTASÍA

Sí haré; y pues vemos

cabales los cinco asuntos,

di ¿de ellos qué sacas?

FE

Eso

el tiempo lo ha de decir,

que aunque ya lo ha dicho el tiempo,

como no le has entendido,

para que le entiendas quiero,

a fuer de Fe, porque tú

te delates a ti mesmo,

darte tiempo en que lo pienses,

por darte merecimiento

en que lo confieses.

APOSTASÍA

No

a cuenta de piedad eso

me pongas, pues, que no es

sino haber hallado medios

de dilatar la cuestión

con fantásticos rodeos

por no darte por vencida;

y así, pues yo me contento

por hoy con haber turbado

tu religioso festejo,

el plazo que a mí me das

tómale para ti, haciendo

que lo que a mí no me ha dicho,

a ti te lo diga el tiempo.

(Vase.)

FE

Sacras columnas, en cuyo

no agobiado fundamento

descansa el triunfante Impíreo,

todo el militante imperio;

pues vuestra definición

es, a piedades del cielo,

el ser visible materia

de invisible gracia, siendo

signos de cosas sagradas

que en material elemento

os dejáis ver a los ojos,

debajo de cuyo velo,

divina virtud incluye

oculta salud, haciendo

en exteriores señales

interiores los efectos.

Ese abortivo, ese espúreo

hijo de la Fe, que, nervio

cancerado, infestar piensa

todo lo demás del cuerpo,

vuestros continuos milagros

duda. Pues os di sujetos

en que realmente visible

vuestros altos ministerios

prueben lo invisible, vea

él y vea el mundo entero

la virtud que vuestros signos

muestran fuera y obran dentro.

BAUTISMO

Yo te ofrezco hacer que vea,

en práctico real ejemplo,

que en el baño del Bautismo

cobra salud el enfermo.

(Al carro de CONSTANTINO.)

CONFIRMACIÓN

Yo, que el que una vez esté

confirmado en tus preceptos,

habla nuevas lenguas.

(Al carro de AGUSTINO.)

PENITENCIA

Yo

no sólo a probar me ofrezco

que el que, expuesto a penitencia,

escupe el mortal veneno

de la sangre de la hidra

que bebió, de él sana; pero

que también todos los siete

mortales vicios, que fueron

de siete espíritus voz,

huyen de un vocal aliento

atemorizados.

(Vase el carro de la MAGDALENA.)

COMUNIÓN

Yo,

que soy la Comunión, yendo

tras la Penitencia, haré,

pues soy de la gracia aumento,

que mi antídoto divino

también arranque del pecho

las víboras, que la mano

al fuego arroje.

(Al carro de SAULO.)

ORDEN SACERDOTAL

Yo, siendo

el Orden Sacerdotal,

fuerza es que vaya tras ellos

a mostrar, administrando

sus causas y sus efectos,

que quien dijo Sacerdocio,

dijo juez, ministro y maestro.

(Vase.)

EXTREMA UNCIÓN

Y yo tras él, pues mi extrema

caridad en los sucesos

es ver el fin, y, según

la Canónica de Diego,

al presbítero le toca

asistir hasta el postrero

trance de la vida, como

salud del alma y del cuerpo.

(Vase.)

MATRIMONIO

Pues de los cinco milagros

que propuso el Evangelio

se han encargado los seis,

aunque la letra del texto

lugar no dé al Matrimonio,

supernumerario ofrezco

todas sus seis maravillas

en mí continuadas.

(Vase.)

FE

Cielos,

pues le di plazo en que pueda

hablar con su pensamiento,

concededme que ese monstruo,

antes que empuñe el acero

o antes que encienda la oliva,

reconozca que no quiero

la muerte del pecador,

sino su arrepentimiento.

(Vase.)

(Sale la APOSTASÍA y el PENSAMIENTO.)

APOSTASÍA

Detente, Pensamiento.

PENSAMIENTO

Más fácil es querer parar el viento,

que en él se da distancia

y en mí no, pues desde una misma estancia

bajar puedo y subir de un mismo vuelo

de la tierra al abismo y de él al cielo.

APOSTASÍA

Con todo has de pararte

a mi fuerza esta vez.

(Luchan los dos.)

PENSAMIENTO

Será cansarte

en vano, que si llegas a los brazos,

no sólo desasirme de sus lazos

podré, pero primero

que tú tras ti me lleves, si yo quiero,

te traeré yo tras mí.

(Llévale tras sí.)

APOSTASÍA

Suéltame, digo,

que yo te seguiré, porque testigo

sea ese azul dosel de cuán violento

hoy me arrastra mi mismo Pensamiento;

y ya que por vencido

me doy, ¿dónde me llevas?

PENSAMIENTO

Si he sabido

que el plazo que te ha dado

la Fe en aquel pasado

duelo intelectual, ha sido a efecto

de que pienses el místico concepto

que incluyen las figuras y las sombras

que te representó ¿de qué te asombras

que, siendo el Pensamiento

quien las ha de apurar, discurra el viento,

por si en él vuelvo a vellas,

y te las traigo a ver qué infieres de ellas?

APOSTASÍA

Eso mismo quería

pedirte yo; y pues es alegoría,

los siglos discurramos

segunda vez, a ver si es que encontramos

segundas señas suyas.

PENSAMIENTO

No lo dudes,

que siendo el Pensamiento a quien acudes,

¿quién quita al Pensamiento

que finja fantasías en el viento?

APOSTASÍA

Dices bien; y pues no se dijo acaso

que la imaginación suele hacer caso,

vamos corriendo entupecidos velos.

PENSAMIENTO

¿Cuál el primero fue de tus desvelos?

APOSTASÍA

El ver a Magdalena

de tan soberbias vanidades llena

que en la pronunciación de siete vicios,

si no evidencias, motivaba indicios

de reinar siete espíritus en ella;

con que al verse tan bella

a su espejo decía:

(Sale MAGDALENA, como asustada.)

MAGDALENA

Huyendo he de ir aun de la sombra mía,

porque según me asombra,

temo que, tropezándome en mi sombra,

me he de impedir la dicha de que llegue

a aquellos pies, (a aquellos

cielos, diré mejor) donde me ciegue

el llanto, cuando al arrojarme a ellos

el raudal de mis lágrimas los riegue,

los enjugue el cendal de mis cabellos.

PENSAMIENTO

¡Qué notable portento!

APOSTASÍA

Pasme yo, pues pasmó mi Pensamiento.

MAGDALENA

Mas ¡ay!, que a tales pies ¿cómo me atrevo

a llegar si conmigo a mí me llevo?

Pero no desconfíe mi esperanza,

que es Hombre Dios y la desconfianza

tal vez le ofenderá más que el delito;

y más si solicito

no llegar a sus ojos

sin llevar arrastrando los despojos

que canten su victoria.

Va arrojando lo que dicen los versos.

Toma Soberbia, de tu vanagloria

los airones, que al aire que los riza

di, que pues fueron llama sean ceniza.

(Las plumas.)

Tú, Avaricia, tus joyas toma en esas

ayer brillantes luces y hoy pavesas.

(Las joyas.)

En la adobada piel, Lascivia, toma

el humo de tu más fragrante aroma.

(Los guantes.)

Toma tú mi quebranto,

Ira, pues ya no hay ira donde hay llanto.

(El pañuelo.)

Insaciable deseo,

cuyo ropaje es gula del aseo,

toma el matiz de tus tejidas flores.

(El manto.)

Tú, Envidia, si eres áspid, toma flores.

(Las cintas del tocado.)

Y porque llegue yo con más presteza,

quédate tú con todo, vil Pereza,

que sólo ha de ir conmigo

este pístico nardo a ser testigo,

que derramado lave mi pecado

a los pies del que es olio derramado.

(Vase.)

(Al entrarse va a seguirla la APOSTASÍA, y sale deteniéndole la penitencia.)

APOSTASÍA

Deténla, Pensamiento, que, aunque sea

esto alusión de imaginada idea,

llegar a embarazar su curso quiero.

PENITENCIA

No podrás, sin que llegue yo primero

a que nadie la impida,

que corre a cuenta de mi honor su vida.

APOSTASÍA

¿Quién eres, que me asusta tu presencia?

PENITENCIA

No me espanto, que soy la Penitencia.

APOSTASÍA

Ahora me acuerda la cuestión primera,

que entre los Sacramentos de otra era

te vi, con que me admira más tu intento;

porque en ésta aún no había sacramento,

que de absolver te diese la licencia.

PENITENCIA

Es verdad, pero había penitencia,

que es lo mismo que ahora represento;

porque mejor se arguya,

si esto pude cuando era sombra suya,

lo que podré con tan feliz aumento,

como elevarme Cristo a sacramento,

cuando resucitado

me dio la potestad contra el Pecado.

(Vase.)

APOSTASÍA

¿Qué es esto, Pensamiento?

PENSAMIENTO

No sé lo que decirte quiso el viento.

APOSTASÍA

Ni yo, porque decir que Magdalena

llegó a los pies de Cristo de amor llena,

nada hace a la pasada cuestión mía,

que es historial y yo me lo sabía;

y en cuanto a ser en fe de Penitencia,

tampoco importa a nuestra conferencia.

PENSAMIENTO

A otra sombra pasemos,

quizá lo que de aquesta no entendemos,

entenderemos de ella;

¿cuál es, me di, la que se sigue?

APOSTASÍA

Aquella

que un ladrón me propuso, de quien era

la acción decir...

VOCES

(Dentro.)

Crucificado muera!

APOSTASÍA

¿Qué es esto?

PENSAMIENTO

La justicia,

castigar pretendiendo la malicia

con que de aquestos montes

poblaba de terror los horizontes,

a ellos le trae, tú sabes con quién pero

no sabes a qué fin; que le veas quiero

a él solo en el suplicio; y si se advierte,

es (pues la Fe en su historia repetida

te acordó los errores de su vida)

porque yo aquí con aprehensión más fuerte

te acuerde los aciertos de su muerte,

por si el asunto de hoy luces percibe

en las sombras que adquiere,

al verle allá cuán libremente vive

y al verle aquí cuán tristemente muere,

cuando el suspiro con que el aire hiere,

es decir:

(Ábrese el monte, y véese en él DIMAS en la cruz, desnudo como le pintan.)

DIMAS

Pues que muero justamente,

matadme a mí; dejad al que inocente

no merece morir. Y, pues culpado,

confieso tu inocencia y mi pecado,

ten en premio, Señor, de esta concordia,

en tu Reino de mí misericordia.

(Ciérrase el monte y vuelve la PENITENCIA.)

APOSTASÍA

Aunque como antes dije, solo sea

esto aprehensión de imaginada idea,

tanto enciende su lástima mi ira,

que antes que logre el bien por quien suspira,

llegar a rematar su vida quiero.

PENITENCIA

No hagas tal, sin que llegue yo primero.

APOSTASÍA

¿Otra vez, Penitencia, te me opones?

PENITENCIA

Y otras mil; mayormente en dos acciones

en que tanto mi mérito interesa;

pues Magdalena a Cristo halló en la Mesa

y Dimas en la Cruz.

APOSTASÍA

¿Y qué intereso,

ni en Cruz, ni en Mesa yo de todo eso

para mi conclusión?

PENITENCIA

La consecuencia

de ser los tronos de la Penitencia.

(Vase.)

APOSTASÍA

¿La consecuencia

de ser los tronos de la Penitencia?

¡Oh Mesa! ¡Oh Cruz! Pero ¿de qué me aflijo,

si al caso en uno ni otro, nada dijo,

que haga en favor, ni en contra a mis desvelos?

Pues cuanto dijo fue...

(Vuelve SAULO en el caballo, y cae al tablado.)

SAULO

(Dentro.)

¡Valedme, cielos!

APOSTASÍA

Mas ¿qué es esto?

PENSAMIENTO

Despeñado

del caballo en que lo viste

Saulo cayó.

SAULO

¡Ay de mí triste!

(Quédase sin movimiento.)

APOSTASÍA

Pues es quien más declarado

contra la Fe se mostró,

llegar a ampararle quiero.

(Sale la COMUNIÓN, deteniéndole.)

COMUNIÓN

Eso no, porque primero

llegaré a ampararle yo.

APOSTASÍA

¿Quién eres, que tu presencia

también me da admiración?

COMUNIÓN

¿Quién sino la Comunión

vino tras la Penitencia?

APOSTASÍA

Ya que he sabido quién eres,

no disputando tu ser

lo que pretendo saber

de ti, es ¿cómo, o por qué quieres

dar favor a tu enemigo,

pues ninguno se mostró

más contra la Iglesia? ¿No

es Saulo el que hizo testigo

al mundo, de que llevaba

más víboras en el pecho

que letras, cuyo despecho

todo el hebraísmo alaba

por su mayor celador?

COMUNIÓN

Sí, y aún por eso su vida

me importa, que esta caída

nace de tan superior,

causa, que puedo decir,

que si en otras suele ser

el subir para caer,

él cayó para subir.

APOSTASÍA

Sí, ¿pero a ti qué te va

más en su raro suceso,

que a otros Sacramentos?

COMUNIÓN

Eso

el efecto lo dirá,

cuando a honra de Dios y mía

la Fe te dé la razón.

(Llega ella a SAULO y él se retira.)

APOSTASÍA

¡Oh cuanto la Comunión

asombra a la Apostasía,

pues ni responderla sé,

ni a embarazarla me atrevo!

COMUNIÓN

¡Oh tú, en quien hoy labra nuevo

vaso de elección la Fe!

¡Saulo! ¡Saulo!

(Levántase como ciego.)

SAULO

¿Quién me llama?

COMUNIÓN

Quien más tu vida desea,

para que tu pluma sea

alto clarín de su fama.

SAULO

Ni hablarte, ni verte puedo,

que en un instante veloz,

entre una luz y una voz,

tan sin voz y sin luz quedo,

que no sé, ¡ay de mí!, ni sé,

aunque sé que vi y oí,

lo que oí, ni lo que vi;

pues tan fuera de mí fue,

de un relámpago cercado

y de un trueno estremecido,

verme al estruendo caído

y al esplendor levantado,

que a distinguir no me atrevo

si fue en espíritu o fue

en carne, que solo sé,

que tan raro, que tan nuevo

rayo, que a cegar obliga,

y callar lo que contiene,

será porque no conviene,

que el hombre al hombre lo diga.

COMUNIÓN

Ven conmigo, que a tres días,.

que tu éxtasis durará,

para tu salud dirá

lo que has de hacer Ananías.

SAULO

¿Qué podrá decirme más,

que lo que, no viendo, veo,

pues contra estímulos creo

no prevalecer jamás?

(Vanse los dos.)

PENSAMIENTO

Pues nada hasta aquí convino

a tu intento de los tres,

pasemos a ver qué es

lo que dice Constantino.

APOSTASÍA

Pasemos, pues, que no acaso,

Pensamiento, me le ofreces

entre las breñas de un monte,

diciendo a voces:

CONSTANTINO

(Dentro.)

¡Silvestre!,

¡Silvestre!, si no a mis ecos,

a mis lástimas atiende.

No temeroso de mí

(Sale.)

hoy te escondas, hoy te ausentes,

que solo vengo en tu busca,

porque al ver armadas huestes,

no puedas recelar que es

buscarte para prenderte.

No, pues, las bóvedas grutas

te escondan cuando... ¡aquí hay gente!

Sin duda serán cristianos

de los que estos montes tienen

por asilo ¡Amigos! No

temáis ni hablarme, ni verme,

que aunque vuestro Pastor busco,

es a fin tan diferente,

como a que me dé la vida,

en vez de darle la muerte.

Y porque os aseguréis

de la causa que me mueve,

y no le ocultéis, sabed

que esta contagiosa peste,

a quien dieron por remedio

baños de sangre inocente,

pudo obligarme a que usase

de medicina tan fuerte.

Dispuesto a ella estaba, cuando

entre las vagas especies

de un profundo sueño, vi,

en anciano reverente

aspecto, un hombre vestido

de pontificales vestes,

con tres cruces en la mano

y tres coronas la frente.

Este me dijo, que en busca

del Pontífice viniese

vuestro, que él me sanaría

con medicina más leve

y a menos costa de sangre;

y pues es mi intento éste,

no le recatéis de mí,

decidme dónde...

APOSTASÍA

Suspende

la voz, que no sólo no

sabemos dónde se albergue,

mas no sabemos tampoco,

que el Pontífice tuviese

ésa ni otra potestad.

CONSTANTINO

¿Quién, cielo, habrá que me adiestre

dónde hallarle pueda?

(Sale el BAUTISMO.)

BAUTISMO

Yo.

CONSTANTINO

Hermoso niño, ¿quién eres?

BAUTISMO

Soy quien de toda la infancia

a cargo la salud tiene;

pues aun el adulto, que

más provecta edad adquiere,

el día que yo le asisto,

tanto se rejuvenece,

que como el más tierno infante

a nacer de nuevo vuelve.

Y así, agradecido al ver

que el ceño en piedad conviertes,

a guiarte vengo, donde

a la orilla de una fuente,

trocando la sangre en agua,

a honor de aquella corriente

que manó agua y sangre, está

esperándote Silvestre,

para que del contagioso

achaque de que adoleces,

convalezcas: ¡ven conmigo!

CONSTANTINO

Aunque tú no lo dijeses,

te siguiera yo, al mirar

la inmensa gracia que tienes.

(Vanse los dos.)

APOSTASÍA

¿Qué mucho, si es el Bautismo,

a quien no es posible niegue

la gracia yo?, que no fuera

apóstata, si no fuese

bautizado; y pues de tantas

sombras, hasta aquí no infieren

nada de alivio mis dudas,

vamos donde las consuele

mi última esperanza.

PENSAMIENTO

Dime,

¿cuál es?

APOSTASÍA

Que me representes,

Pensamiento, aquel temor,

con que de la Fe previno

decir el triste clamor:

MÚSICOS

(Dentro.)

De lógica de Agustino,

líbranos, Señor.

PENSAMIENTO

No sólo mis fantasías

caso hacen en que lo pienses,

mas también en que lo escuches.

APOSTASÍA

No hay cosa que mejor suene

a mis oídos; y así,

oye, por si a decir vuelve

el repetido favor,

que en alas del viento vino,

para templar mi furor.

(Voz dentro, de mujer.)

VOZ DE MUJER

Del ingenio de Agustino

duélete, Señor.

APOSTASÍA

Mas ¿qué es esto?

PENSAMIENTO

Al mismo tiempo,

que de la Iglesia las preces

el canto entonan, el llanto

de Mónica las convierte

en lágrimas.

APOSTASÍA

¡Cuánto siento,

que canto y llanto se mezclen,

al tiempo que él a la orilla

del mar, a uno y otro atiende;

porque del pasado error

en que discurrió, imagino

que oír le dé luz superior!

(Sale AGUSTINO, oyendo a entrambas partes.)

MÚSICOS

De lógica de Agustino.

VOZ DE MUJER

Del ingenio de Agustino.

MÚSICOS

Líbranos, Señor.

VOZ DE MUJER

Duélete, Señor.

AGUSTINO

¿Qué bajel en alta mar,

contrastado de inclementes

contrarios vientos corrió

jamás tormenta tan fuerte,

como mi imaginación,

a quien a un tiempo acometen

de la Iglesia y de mi madre

los dos suspiros ardientes?

¿Quién soy yo, que aquel temor

iguala con este amor,

diciendo ambos de contino?

ÉL y MÚSICOS

De lógica de Agustino.

ÉL y VOZ DE MUJER

Del ingenio de Agustino.

MÚSICOS

Líbranos, Señor.

VOZ DE MUJER

Duélete, Señor.

AGUSTINO

Y más al tiempo, que vagos

mis estudios no comprenden

la opinión de Manes, cuando

(si a ella mi discurso vuelve)

asienta que es Luz del Mundo

el Sol; de que serlo infiere

el Hijo de Dios, supuesto

que él es solo el que ser puede

Luz del Mundo, sin ver que es,

ya lo dije, deficiente

Luz, que en el oriente nace

y muere en el occidente.

Y si el Hijo de Dios fuera,

alumbrara permanente

días y noches, sin que

por esos rumbos celestes

fuera el Hijo de Dios, fuera

Luz que nace y Luz que muere...

si ya no es... (¡quién se explicara!)

PENSAMIENTO

A otra duda pasa.

APOSTASÍA

Atiende.

AGUSTINO

...si ya no es digo, que hable

del Hijo de Dios en este

sentido, como Dios Hombre,

que en tal caso, bien conviene,

que como divino alumbre,

quien como humano padece.

Y ya que dije Hombre, y Dios,

¿qué ingenio no se suspende,

qué discurso no se pasma,

qué labio no se entorpece,

al pensar cómo será

misterio tan eminente,

como que el Padre por acto

del entendimiento engendre

al Hijo, de cuyo amor

el Espíritu procede,

y siendo tres en Personas,

sean un Dios solamente?

¡Oh, qué de contrariedades

a cada paso hallo entre

opiniones que se estudian

y Escrituras que se leen!

Pero no por eso, no,

de seguir mis dogmas deje,

negando a la Fe milagros

que mi discurso no entiende,

porque un Poder y un Amor,

una Ciencia en Uno y Trino

da a este argumento valor.

(A un lado la Música y a otro la VOZ DE MUJER.)

MÚSICOS

(Dentro.)

De lógica de Agustino.

VOZ DE MUJER

(Dentro.)

Del ingenio de Agustino.

MÚSICOS

...líbranos Señor.

VOZ DE MUJER

...duélete Señor.

AGUSTINO

¡Mas ay! Que al ir a formarle

segunda vez me divierten

música y llanto: si tanto

con Dios uno y otro pueden,

alcancen de Él que ilumine

mis sentidos; mayormente

si es verdad que es Luz del Mundo;

porque mientras no penetre

su arcano misterio no sosegaré.

BAUTISMO

(Dentro.)

No lo intentes

AGUSTINO

¿Cúya será aquesta voz?

(Sale el BAUTISMO.)

BAUTISMO

De quien...

APOSTASÍA

El Bautismo vuelve.

BAUTISMO

...a fuer de fuente, supuesto

que corren al mar las fuentes,

del monte viene a su orilla,

llamado piadosamente,

de lo que la Iglesia canta

y lo que Mónica siente

a decirte, cuán en vano,

tan alto imposible emprendes;

pues fuera más fácil, que

yo con esta concha a breve

estrecha cárcel de arena,

gota a gota redujese

todo ese monte de espuma,

todo ese campo de nieve,

que comprender tú misterio

que aun el ángel no comprende.

(Vase.)

AGUSTINO

Oye, aguarda, que no has de irte

sin que yo sepa quién eres.

BAUTISMO

(Dentro.)

Si me alcanzas lo sabrás.

AGUSTINO

Déme alas el tiempo, déme

plumas el viento, con que

hasta que le alcance vuele.

(Vase.)

APOSTASÍA

Si tras el Bautismo va

y le alcanza, se me pierde

el mayor ingenio mío;

iré a estorbarlo.

(Sale la CONFIRMACIÓN.)

CONFIRMACIÓN

Detente.

APOSTASÍA

¿Quién eres tú, que pararme

solicitas?

CONFIRMACIÓN

¿Quién ser puede

sino la Confirmación

la que al Bautismo sucede?

Y pues me importa que a él

alcance porque a mí llegue

¿qué te admira que sea quien

te pare a ti, y de él espere,

cuando en sus Retractaciones

pasados yerros enmiende,

que confirmado en la Fe

mis altos triunfos aumente?

(Vase.)

APOSTASÍA

Aunque quisiera seguirle,

no puedo; pero ¿qué teme

mi alto espíritu? Pues, cuanto

el Pensamiento me ofrece

en las repetidas sombras,

que para que yo las piense,

la Fe me propuso, no

sólo acobardarme debe,

sino alentarme, supuesto

si en ellas mi ingenio advierte,

que más en mi intento prueban,

y más en mi favor vienen

a resultar, que en el suyo.

(Sale la FE.)

FE

¿De qué suerte?

APOSTASÍA

De esta suerte.

Mi primer proposición

fue, que hubo en tus fieles Fe

que hoy no hay. La tuya fue

que hoy como entonces lo son,

representóme tu acción

una mujer divertida,

una escandalosa vida,

un espíritu furioso,

un emperador leproso

y una ciencia pervertida.

Plazo en que en ellos pensase

me diste, y mi Pensamiento

me las repitió en el viento,

sin que a más el verlos pase

que a que uno y otro mudase

de afecto; y dado que sean

milagros el que se vean

reducidos, cuánto es

más en abono mío, pues

cuando milagros se crean,

son de entonces, no de ahora

que es lo que yo a probar voy.

Y siendo así que no hay hoy

Fe, que uno ni otro mejora,

¿quién de nuestra lid ignora,

si en los milagros que tray

hoy mi Pensamiento, cay

cuán en mi favor estuvo

el probar yo que los hubo,

sin probar tú que los hay?

FE

Porque de una vez no ignores,

que en convalecidos males

hay exteriores señales

de remedios interiores,

haz que en esos mismos loores

te acuerde a ti el Pensamiento

los milagros que a este intento

el Evangelio te dio;

iréte acordando yo

los de cada Sacramento.

PENSAMIENTO

Que demonios lanzarían,

una fue de sus promesas.

FE

Pues sea su cumplimiento

el ver allí a Magdalena,

al ir, de ellos poseída,

y al volver de ellos absuelta,

(Vuelve el carro, que fue de retrete, convertido en gruta, y véese MAGDALENA en hábito penitente delante de una cruz.)

trocar retretes a riscos,

blandos estrados a breñas;

mullidos catres a espinas;

y ricas galas a jergas.

El espejo, que antes fue

lisonja de su belleza,

ya lo es de su desengaño,

pues dice deshecho en perlas:

MAGDALENA

Si pública pecadora

el vulgo me llamó, sean

testigos, no solo el vulgo,

mas cielo, sol, luna, estrellas,

montes, mares, troncos, flores,

fuentes, aves, peces, fieras,

que en pública penitente

la fama el nombre me trueca.

Y no sin autoridad,

pues en las divinas letras,

el buen olor es la fama;

y siendo también en ellas

el pístico nardo, fe,

y yo quien con fe le vierta

en sacra unción, cuyo aroma

de buen olor dejó llena

toda la casa, ¿qué mucho

que partícipe pretenda,

a merced de sus piedades,

valerme de él, porque vean

los mortales, que la mala

fama convertida en buena,

logre, que malos en buenos

espíritus se conviertan?

FE

En su éxtasis la dejemos

elevada; y di que vuelva

tu Pensamiento a acordarte

otro asunto.

APOSTASÍA

Será fuerza

que él me le acuerde, según

yo tengo el alma suspensa.

PENSAMIENTO

Que no dañarían mortales

venenos a quien los beba...

APOSTASÍA

Qué no dañaría mortales

venenos a quien los beba...

PENSAMIENTO

...otro asunto fue.

APOSTASÍA

...otro asunto fue.

FE

Pues mira

allí a Dimas, de quien eran

alimento los pecados,

que venenos se interpretan

en tantos lugares, que

pierde el número la cuenta,

tan al contrario triunfante,

que si trocó Magdalena

a las penas las delicias,

él a delicias las penas,

(Vuelve el carro, que fue monte, convertido en jardín, y DIMAS en él, vestido de gala.)

pues si ella de un rico alcázar,

lleno de sumas riquezas

y sumas autoridades,

vino a una cavada peña;

él de una peña, al contrario,

vino de sumas afrentas

a sumas honras de un bello

Paraíso, en cuya esfera

glorioso dice:

DIMAS

Feliz

quien con sola una voz, echa

de sí la mortal cicuta

de la Ira, la amarga adelfa

de la Lascivia, al dañado

tósigo de la Soberbia,

arsénico de la Envidia,

beleño de la Pereza

y opio vil de la Codicia,

que bebió en tantas violencias.

Y pues un vocal suspiro

supo hacerse llave maestra,

que a fuer de ladrón me abriese

del Paraíso las puertas,

no desconfíe ninguno,

por más pecados que tenga,

pues cada instante estas dichas

obra...

APOSTASÍA

¿Quién?

(Sale la PENITENCIA.)

PENITENCIA

...la Penitencia,

que elevada a Sacramento,

a quien sus culpas confiesa,

si allí venenos despide,

aquí demonios ahuyenta,

diciendo los dos:

LOS DOS

Mortales:

MAGDALENA

Si en el pecho de cualquiera

son espíritus inmundos

las culpas,...

DIMAS

Si las ofensas

son en los pechos de todos

venenos,...

MAGDALENA

...la consecuencia

de lo visible a invisible

pasad,...

DIMAS

...y el cielo...

MAGDALENA

...y la tierra...

LOS DOS

...digan, que esto a cada instante

lo obra,...

APOSTASÍA

¿Quién?

TODOS y MÚSICOS

...la Penitencia,

que elevada a Sacramento,

a quien sus culpas confiesa,

si allí venenos despide,

aquí espíritus ahuyenta.

(Con esta música desaparecen los dos.)

APOSTASÍA

¡Qué asombro!

PENITENCIA

¡Qué confusión!

FE

Pensamiento, ¿pues qué esperas,

para acordarle otro asunto,

que también su error convenza?

PENSAMIENTO

Aunque se me acuerdan todos,

el orden no se me acuerda.

Que darían salud las manos,

fue, sobre el enfermo puestas.

APOSTASÍA

Que darían salud las manos,

fue, sobre el enfermo puestas.

¿Quién probará esto?

(Salen el BAUTISMO, y CONSTANTINO, sin manchas en rostro y manos.)

BAUTISMO

El Bautismo,

que siendo, como es la lepra

del pecado original

símbolo, cuya dolencia

cundió sus manchas en toda

la humana naturaleza,

menos en una divina

Virgen, que de gracia llena,

desde su primer instante

fue de toda culpa exenta,

trayéndole bueno y sano,

bien en Constantino muestra

exteriormente lo que

interiormente acontezca

a cuantos en sus cristales

lavan la mancha primera,

que el mayorazgo de Adán

a todos dejó en herencia.

CONSTANTINO

Si la Lepra de Nahamán,

en Eliseo nos cuenta,

que halló en el Jordán salud,

aun antes que el Jordán fuera

baño de otra lepra, en quien

la hizo propia, siendo ajena;

pues por leproso notado

Isaías se lamenta;

¿qué mucho que yo a la sombra

de dos luces como estas,

en el que hoy Sacro Jordán

es de todos, convalezca?

Cuyo hacimiento de gracias

será ser el primer César

que labre templo a la Fe

y mande que nadie muera

en suplicio de cruz, pues

ya es honor el que fue afrenta.

Y porque sensiblemente,

lo no sensible se crea,

del Bautismo el continuado

milagro notorio sea.

MÚSICOS

Notorio sea...

TODOS y MÚSICOS

...a cuantos en sus cristales

lavan la mancha primera,

que el mayorazgo de Adán

a todos dejó en herencia.

FE

¿Qué podrás decir ahora?

APOSTASÍA

Diré, que saber me resta,

quién en nuevas lenguas habla.

(Sale la CONFIRMACIÓN.)

CONFIRMACIÓN

Quien en cuestiones opuestas

a la verdad de la Fe,

cuando más estaba en ellas

vacilante y discursivo,

siguió al Bautismo y en prueba

de que le había alcanzado,

retratando erradas ciencias,

se confirmó en la verdad,

cuya confirmación muestra,

que habla nuevas lenguas; pues

¿qué más hablar lenguas nuevas,

que decir ayer errores

falsos y hoy verdades ciertas,

siendo hoy laudes de la Fe,

las que ayer fueron ofensas?

O a su voz atiende.

(Sale AGUSTINO.)

AGUSTINO

No

tan solo como hombre yerra,

pero como bruto, quien

no mira, no considera,

que una es la luz material,

que verse y gozarse deja

del bruto y del hombre, y otra

la espiritual, que verla

no pueden ojos de carne,

sin ojos de inteligencia.

Esta es la luz de la luz,

por quien dijo el real profeta:

«en tu luz conoceremos

cuál es la luz verdadera»,

y a quien «Luz de luz y Dios

de Dios» entonó la Iglesia.

No es la luz del sol el Hijo,

que es por quien la luz fue hecha,

pues sin Él no fue hecho nada,

cuando en la atribución nuestra

son, dando al Padre el Poder,

y dando al Hijo la Ciencia,

y al Espíritu el Amor,

tres personas y una esencia,

en cuya confirmación,

yendo del Bautismo a ella,

en pública voz mi llanto

delata, anula y detesta

de mis pasados errores

la ignorancia, porque sea

ejemplar mi vida a cuantos

mis Retractaciones lean,

y lean mis Confesiones,

cuánto mejora en su enmienda

quien juró, como no jure;

quien mintió, como no mienta;

quien murmuró, como alabe,

y quien trató humanas ciencias,

como trate las divinas.

FE

¿Qué más hablar nuevas lenguas?

MÚSICOS

¿Qué más hablar nuevas lenguas,

que decir ayer errores

falsos y hoy verdades ciertas,

siendo hoy laudes de la Fe

las que ayer fueron ofensas?

PENSAMIENTO

Con todo esto, quién aparta

a las serpientes te queda

por saber.

APOSTASÍA

Con todo eso, quién aparta

a las serpientes me queda

por saber.

FE

Tú lo sabrás,

cuando oigas...

(Dentro, SAULO.)

SAULO

Víbora fiera,

que de la brasa a la mano

has pasado, vuelve a ella,

sin que tu mortal ponzoña

dos veces ardiente muerda.

APOSTASÍA

¿Qué es aquello?

(Sale la COMUNIÓN.)

COMUNIÓN

Estando Saulo

calentándose a una hoguera,

saltó, huyendo de la llama,

desde la encendida leña,

una víbora a su mano;

él, sin que voraz le ofenda,

sacudiéndola de sí,

al fuego la volvió.

(Sale SAULO.)

SAULO

En muestra

de que el antídoto tuyo,

no solamente preserva

exteriores mordeduras;

pero hace clara evidencia

de que interiores serpientes

aun dentro del pecho pierdan

la saña, pues el que en él

llevó víboras y letras,

víboras y letras hoy

arroja al fuego.

APOSTASÍA

Oye, espera;

¿cómo al fuego las arrojas,

si aún en el pecho las llevas,

pues las letras que te dio

la sinagoga son estas.

(Sácale unos papeles del pecho, y SAULO se los quita de la mano.)

SAULO

Engáñaste, que no es

el papel que a mirar llegas,

sino una epístola, que

del mayor misterio llena,

escribo a los de Corinto.

COMUNIÓN

Para que él y el mundo vean,

que no sin pía afección,

como a quien ha de ser de ella

su más alto coronista,

la Comunión te reserva,

y que su antídoto abrasa

letras y víboras. Léela.

SAULO

(Lee.)

«Ya convenidos en uno,

no es la dominica cena,

hermanos, la que no más

que en saciar el hambre piensa,

de que resulta tal vez

que alguno en la gula exceda,

y alguno exceda en el Juicio.

Y pues en las casas vuestras,

para comer y beber

ya tenéis las mesas puestas,

no a comer y beber solo

vengáis a la Sacra Mesa

de la Iglesia, convidados,

en desprecio de la Iglesia

y en confusión de quien no

la goza: en cuya materia

no sé que os diga, que aunque

en otra os alabe, fuerza

es, que en esto no os alabe.

Y porque hagáis diferencia

de una mesa a otra, sabed,

que lo que el Señor me entrega,

y yo os entrego a vosotros,

es su Carne y Sangre mesma;

porque la noche que había

de ser entregado, hechas

las gracias, tomando el pan,

en sus puras manos tersas,

le bendijo y le partió,

diciendo en palabras tiernas:

tomad y comed, que este

es mi Cuerpo, que hoy a penas

se entregará por vosotros;

esto haced en reverencia

de mi conmemoración.

Y de la misma manera

tomando el cáliz, después

que hubo acabado la cena,

dijo: este en mi Sangre es Nuevo

Testamento; y así, aquella

y esta conmemoración

haced; mas con advertencia,

que siempre que de este Pan

gustéis, y este Cáliz, sea

anunciando de mi muerte

la memoria, hasta que venga.

Con que el que no dignamente

tal Pan coma, y Cáliz beba,

tenga entendido que es

reo de la Carne mesma

de Dios, reo de su Sangre;

y así, pruébese cualquiera

dentro de sí mismo, antes

que, ni a comerle se atreva,

ni a beberle, sin que mire,

sin que note y sin que tema

que bebe y come su juicio;

bien como muchos que enferman

débiles entre vosotros,

y aun mueren, porque se arriesgan

a comerle, sin hacer

juicio de sí; y así, alerta,

mortal, reprendete tú

antes que Dios te reprenda;

pues para no ser juzgado,

juzgarte tú mismo es fuerza».

TODOS y MÚSICOS

Alerta, alerta,

mortal, reprendete tú,

antes que Dios te reprenda;

pues para no ser juzgado,

juzgarte tú mismo es fuerza.

APOSTASÍA

Cuando sea lo historial

todo eso, Saulo, que cuentas,

¿quién me asegura de que

en carne el pan se convierta

y el vino en sangre, en quien Cristo

esté con real asistencia?

(Sale el ORDEN SACERDOTAL.)

ORDEN SACERDOTAL

El Orden Sacerdotal,

pues por indigno que sea

y pecador el que una

vez al sacerdocio llega,

en diciendo las palabras

que Cristo dijo, no quedan

más en las especies que

los accidentes de verlas,

de gustarlas y tocarlas,

sin que haya sustancia en ellas

de pan ni vino, sino

de Carne y Sangre.

(Sale el MATRIMONIO.)

MATRIMONIO

Y pues esta

maravilla cada día

el sacerdote celebra,

añadiendo este milagro

a los cinco, porque sepas

que no hay sacramento que

altos prodigios no tenga,

¿qué mayor que el continuado

milagro de la licencia

que Dios le dio al matrimonio,

para que sin culpa vea

en cada nuevo embrión

infundir un alma nueva,

siendo milagro el que nazca,

el que viva y el que crezca?

(Sale la EXTREMA UNCIÓN.)

EXTREMA UNCIÓN

Y cuando a larga o a corta

vida el nudo se disuelva

de cuerpo y alma, ¿qué más

milagro, qué más grandeza

que haber para aquella hora,

en la última, la extrema

necesidad, unción, que

de las reliquias que dejan

el olvido o la omisión

los achaques convalezcan?

APOSTASÍA

Aunque todos me arguyáis,

contra todos...

FE

Ten la lengua,

que antes que negar presumas

verdades tan manifiestas,

será ponerte perpetuo

silencio primer sentencia.

(Toma una espada.)

CONFIRMACIÓN

¿No será mejor que yo,

pues le da mi fortaleza

al que en la Fe se confirma

contra sus contrarios fuerza,

tome la desnuda espada

contra él?

EXTREMA UNCIÓN

¿O que yo encienda

la oliva que me da el óleo

para que en sagrada hoguera

sienta ver que para él arda

cuando para otros florezca?

FE

No, porque antes que pronuncie

ese último anatema,

hechas primera y segunda

monición, es la tercera

darle, para que me pida

misericordia, otra espera.

Y así, trata aprovecharla,

pues te la da mi clemencia,

si antes para que lo pienses,

ahora para que lo creas.

(Vase.)

COMUNIÓN

Ya que su misericordia

tercer plazo le conceda,

pues su error fue un solo breve

paréntesis de mi fiesta,

para que no quede ufano

de que pudo suspenderla,

a ella volvamos.

TODOS

Bien dices;

vamos tras la Fe a ponerla

en el carro que ya estaba

prevenido para ella.

(Vanse.)

ORDEN SACERDOTAL

Id, en tanto que yo voy

a preveniros las mesas,

que de la festividad

coronen el triunfo.

(Vase.)

APOSTASÍA

¿Qué Etna,

qué Vesubio, qué volcán

es el que en el pecho engendra

una nieve que le abrasa,

una llama que le hiela,

tan poderosas, que el labio

balbuciente, que la lengua

trabada, torpe la voz,

helada la planta, ciega

la vista, todo delira,

todo arde y todo tiembla?

Mas ¿qué mucho, si a pedazos

el corazón se me quiebra

que como príncipe que es

de sentidos y potencias,

al verle agonizar haga,

al verle expirar prevenga,

turbado todo el viviente

vasallaje las exequias?

(Dentro, chirimías.)

Y más al ver que del Monte

Selmón, que David celebra

por monte de Dios, en cuya

elevada cumbre excelsa

le vio el cielo en su carroza

cercado de ninfas bellas,

que le cantaba la gala

su triunfo, la Fe me acuerda,

pues en real trono, asistida

no solamente de aquellas

virtudes que timpanistrias

festivas el plaustro cercan,

se deja ver, mas de aquellos

que de nuestra conferencia

ejemplos fueron, mostrando

que de aquella edad primera

visibles milagros, hoy

son invisibles en esta;

con que es fuerza, convencido,

que ellos digan y yo sienta:

FE

Vengan todos...

TODOS y MÚSICOS

Todos vengan...

FE

...donde sepan todos...

TODOS y MÚSICOS

...donde todos sepan...

FE

...que el siempre felice día...

TODOS y MÚSICOS

...que el siempre felice día...

FE

...que al cielo ofrece la tierra...

TODOS y MÚSICOS

...que al cielo ofrece la tierra...

FE

...No hay instante sin milagro

en los triunfos de la Iglesia.

TODOS y MÚSICOS

...No hay instante sin milagro

en los triunfos de la Iglesia.

(Con esta música salen en tropa MÚSICOS y SACRAMENTOS delante, y luego la FE en un carro triunfal, que ha de atravesar el tablado, tirando de unas bandas, que han de llevar MAGDALENA, DIMAS, SAULO, CONSTANTINO y AGUSTINO.)

APOSTASÍA

¡Ay de mí, infeliz! Que al ver

que hacia nosotros se acercan,

no hay pensamiento, ira o furia

de cuantos ellos desechan

que en mí no revistan, pues

espíritus me atormentan

y venenos me atosigan,

y sobre entrañable lepra

no hay serpiente que no roa

ni víbora que no muerda.

¿Qué he de hacer?

PENSAMIENTO

Si alguna vez

el Pensamiento consuela

al triste, pues que ya sabes

el remedio, no le pierdas;

acude donde acudieron

los demás.

APOSTASÍA

Bien me aconsejas,

y así con ellos diré:

Todos vengan...

TODOS y MÚSICOS

Todos vengan...

APOSTASÍA

...donde sepan todos...

MÚSICOS

...donde todos sepan...

APOSTASÍA

...que la ciega Apostasía,

a los pies de la Fe puesta,

confesando lo visible,

lo no visible confiesa...

(Postrado a los pies del carro.)

ÉL, TODOS y MÚSICOS

...que el siempre felice día

que al cielo ofrece la tierra,

No hay instante sin milagro

en los triunfos de la Iglesia.

FE

De tu reconciliación

las gracias me doy, contenta

de ver cuánto esta enseñanza

advierte para la enmienda;

y supuesto que hoy es día

de indulto y de indulgencia,

para que tengas de mí

saludable penitencia,

vestida la nupcial ropa

ven a donde nos espera

el Orden Sacerdotal,

la Mesa puesta.

(Ábrese el otro carro, y véese el ORDEN SACERDOTAL y delante de él un altar con Hostia y Cáliz.)

ORDEN SACERDOTAL

Y en ella

el Pan de Vida, que fue

fineza de las finezas

de Dios, que amando hasta el fin,

dijo que quien le comiera

no moriría en eterno.

MAGDALENA

Así dijo a Magdalena.

DIMAS

Y así en mí lo cumplió, pues

fue al fin mi ventura eterna.

SAULO

Dígalo yo, que lo escribo.

CONSTANTINO

Y yo, pues salud perfecta

gocé por él.

AGUSTINO

Y yo, pues

por él hablé nuevas lenguas.

BAUTISMO

Felice yo, pues abrí

a tantas dichas las puertas.

CONFIRMACIÓN

Felice yo, que el esfuerzo

doy a quien entra por ellas.

PENITENCIA

Felice yo, pues no hay

delito que yo no absuelva.

COMUNIÓN

Felice yo, pues soy quien

vuestros méritos aumenta.

EXTREMA UNCIÓN

Felice yo, que corono

el fin de las obras vuestras.

MATRIMONIO

Felice yo, pues en gracia

crezco a la naturaleza.

ORDEN SACERDOTAL

Dichoso yo, pues soy quien

vuestros tesoros dispensa.

APOSTASÍA

Y más que todos felice

yo, que aunque a la hora postrera

llegué, merezco cabal

el sueldo de mi tarea.

FE

Pues ya que todos felices

os publicáis, de la fiesta

prosiga el triunfo...

TODOS

...diciendo

todos a las plantas vuestras:

TODOS y MÚSICOS

Vengan todos,

todos vengan,

donde sepan todos,

donde todos sepan,

que el siempre felice día

que al cielo ofrece la tierra,

No hay instante sin milagro

en los triunfos de la Iglesia.

(Con esta repetición y chirimías pasa el carro triunfal, atravesando el tablado, y da fin el Auto.)

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