[II]

Otra vez, tras la lucha que rinde

y la incertidumbre amarga

del viajero que errante no sabe

dónde dormirá mañana,

en sus lares primitivos

halla un breve descanso mi alma.

Algo tiene este blando reposo

de sombrío y de halagüeño,

cual lo tiene, en la noche callada,

de un ser amado el recuerdo,

que de negras traiciones y dichas

inmensas, nos habla a un tiempo.

Ya no lloro..., y no obstante, agobiado

y afligido mi espíritu, apenas

de su cárcel estrecha y sombría

osa dejar las tinieblas

para bañarse en las ondas

de luz que el espacio llenan.

Cual si en suelo extranjero me hallase,

tímida y hosca, contemplo

desde lejos los bosques y alturas

y los floridos senderos

donde en cada rincón me aguardaba

la esperanza sonriendo.