XVII

Del antiguo camino a lo largo,

ya un pinar, ya una fuente aparece,

que brotando en la peña musgosa

con estrépito al valle desciende,

y brillando del sol a los rayos

entre un mar de verdura se pierde,

dividiéndose en limpios arroyos

que dan vida a las flores silvestres

y en el Sar se confunden, el río

que cual niño que plácido duerme,

reflejando el azul de los cielos,

lento corre en la fronda a esconderse.

No lejos, en soto profundo de robles,

en donde el silencio sus alas extiende,

y da abrigo a los genios propicios,

a nuestras viviendas y asilos campestres,

siempre allí, cuando evoco mis sombras,

o las llamo, respóndenme y vienen.