De Luis Gálvez de Montalvo al autor

Mientra del yugo sarracino anduvo

tu cuello preso y tu cerviz domada,

y allí tu alma, al de la fe amarrada,

a más rigor, mayor firmeza tuvo,

gozóse el cielo; mas la tierra estuvo

casi viuda sin ti, y, desamparada

de nuestras musas, la real morada

tristeza, llanto, soledad mantuvo.

Pero después que diste al patrio suelo

tu alma sana y tu garganta suelta

dentre las fuerzas bárbaras confusas,

descubre claro tu valor el cielo,

gózase el mundo en tu felice vuelta

y cobra España las perdidas musas.

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