MARGARITA.

De un hospital en la mansion sombría

Y con pálida faz como la cera,

Allí en el lecho solitario, espera

Su pobre corazón la muerte fría.

¿Y es esa aquella misma que fué un día

Gentil como las hadas, y hechicera

Cual la rosa del valle, y más parlera

Que ave pintada en la floresta umbría?

Ay! del placer las olorosas flores

Aspid guardan que todo lo envenena!

El ángel era ayer de los amores,

Cual ninfa seductora, cual sirena,

Y á morir sollozando entre dolores

Hoy la suerte implacable le condena!