Buscando un cazador la pista de un león, preguntó a un leñador si había visto los pasos de la fiera y dónde tenía su cubil.
— Te señalaré el león mísmo. —dijo el leñador.
— No, no busco el león, sino sólo la pista— repuso el cazador pálido de miedo y castañeteando los dientes.