El niño y el gusano de ortiga

Un niño fue herido por un gusano de ortiga. Corrió a su casa y dijo a su madre:

— Me ortigó fuertemente, pero yo solamente lo toqué con suavidad.

— Por eso te ortigó – dijo la madre —, la próxima vez que te acerques a un gusano de esos, agárralo con decisión, sin caricias, y entonces será tan suave como seda, y no te maltratará de nuevo.

Share on Twitter Share on Facebook