EL CORO
Cuéntanos, pues, por qué delito Jove,
Con tal afrenta y crueldad te hiere,
Si no te ofende el recordar tus males.
PROMETEO
Acerbo es el contarlos; más acerbo
Es aún el callar; todo me aflige.
La vez primera que encendió la ira
Los pechos inmortales, anhelando
Unos lanzar a Cronos de su sede,
Porque reinase Zeus; no queriendo otros
Que a las deidades imperase Jove;
Yo intenté persuadir a los Titanes,
Hijos del cielo y de la tierra; en vano.
Violentos despreciaron mis razones,
Ganosos de reinar a viva fuerza.
¡Cuántas veces mi sacra madre Temis
El futuro suceso me anunciara!
¡Cuántas veces la Tierra, única forma
De nombres mil, me dio a entender bien claro
Que quien prevaleciese a los Titanes,
No por la fuerza, mas por arte y dolo,
Su victoria final conseguiría!
Enojosa les era mi presencia,
Cuando hablé de esa suerte a mis hermanos:
Yo juzgaba prudente en tal conflicto,
Dar nuestra ayuda y la de nuestra madre
A Zeus vencedor. Por mi consejo,
En el profundo Tártaro sumiose
Cronos antiguo con la gente suya.
Por tales beneficios, el tirano
Este premio me dio; que a los amigos
Nunca guardó su fe la tiranía.
¿Queréis saber la causa de su enojo?
Cuando asentado en la paterna sede,
Distribuyó los dones y el imperio
Entre los inmortales, con los hombres
Ninguna cuenta tuvo; exterminarlos
Quiso más bien, y procrear de nuevo
El linaje mortal; nadie se opuso.
Yo solo intercedí por los humanos
Para que no del Orco descendieran
A la negra mansión. Tal es mi crimen,
Con horrendo suplicio castigado;
Indulgencia logré para los hombres,
No para mí; la crueldad de Zeus
Me puso en espectáculo afrentoso.
EL CORO
Quien no se compadezca, ¡oh Prometeo!
De tu infando dolor, tendrá de piedra
O hierro el corazón. Nunca quisiéramos
Tal desdicha haber visto; al contemplarla,
El dolor nuestras almas ha afligido.
PROMETEO
Digno de compasión y miserable
Es mi aspecto.
EL CORO
¿Qué más narrarnos puedes?
PROMETEO
Quité a los hombres el temor del hado.
EL CORO
¿Qué medicina hallaste a tal dolencia?
PROMETEO
Sembré en su mente ciegas esperanzas.
EL CORO
Gran beneficio diste a los mortales.
PROMETEO
Diles también el fuego.
EL CORO
¿Con que el fuego
Esos seres efímeros poseen?
PROMETEO
Con él a muchas artes se aplicaron.
EL CORO
¿Por tal pecado te atormenta Zeus,
Sin dar intermisión a tus dolores?
¿Y término les puso?...
PROMETEO
No, ninguno,
Sino cuando le plazca...
EL CORO
¿Y ya qué esperas?
¿No ves que le ofendiste? De qué modo,
Ni decirlo queremos, ni te place.
Esto olvidando, a tu aflicción busquemos
Algún remedio.
PROMETEO
No es difícil cosa
En quien tiene su pie libre de males,
A otros amonestar y dar consejo.
Nada de eso ignoraba, cuando quise
Gustoso delinquir, y por los hombres
Ofrecerme cual víctima. Mas ¿cómo
Pensar que en esta roca solitaria,
En la desierta cumbre de este monte,
Habría de yacer y consumirme?
No mi calamidad lloréis presente;
A tierra descended, y oídlo todo
Hasta el fin. Persuadidme, consoladme
En mi nuevo dolor. ¡Cómo los males
Unos con otros, ciegos, se eslabonan!