El coro y Prometeo: vv. 193 - 276

EL CORO

Cuéntanos, pues, por qué delito Jove,

Con tal afrenta y crueldad te hiere,

Si no te ofende el recordar tus males.

PROMETEO

Acerbo es el contarlos; más acerbo

Es aún el callar; todo me aflige.

La vez primera que encendió la ira

Los pechos inmortales, anhelando

Unos lanzar a Cronos de su sede,

Porque reinase Zeus; no queriendo otros

Que a las deidades imperase Jove;

Yo intenté persuadir a los Titanes,

Hijos del cielo y de la tierra; en vano.

Violentos despreciaron mis razones,

Ganosos de reinar a viva fuerza.

¡Cuántas veces mi sacra madre Temis

El futuro suceso me anunciara!

¡Cuántas veces la Tierra, única forma

De nombres mil, me dio a entender bien claro

Que quien prevaleciese a los Titanes,

No por la fuerza, mas por arte y dolo,

Su victoria final conseguiría!

Enojosa les era mi presencia,

Cuando hablé de esa suerte a mis hermanos:

Yo juzgaba prudente en tal conflicto,

Dar nuestra ayuda y la de nuestra madre

A Zeus vencedor. Por mi consejo,

En el profundo Tártaro sumiose

Cronos antiguo con la gente suya.

Por tales beneficios, el tirano

Este premio me dio; que a los amigos

Nunca guardó su fe la tiranía.

¿Queréis saber la causa de su enojo?

Cuando asentado en la paterna sede,

Distribuyó los dones y el imperio

Entre los inmortales, con los hombres

Ninguna cuenta tuvo; exterminarlos

Quiso más bien, y procrear de nuevo

El linaje mortal; nadie se opuso.

Yo solo intercedí por los humanos

Para que no del Orco descendieran

A la negra mansión. Tal es mi crimen,

Con horrendo suplicio castigado;

Indulgencia logré para los hombres,

No para mí; la crueldad de Zeus

Me puso en espectáculo afrentoso.

EL CORO

Quien no se compadezca, ¡oh Prometeo!

De tu infando dolor, tendrá de piedra

O hierro el corazón. Nunca quisiéramos

Tal desdicha haber visto; al contemplarla,

El dolor nuestras almas ha afligido.

PROMETEO

Digno de compasión y miserable

Es mi aspecto.

EL CORO

¿Qué más narrarnos puedes?

PROMETEO

Quité a los hombres el temor del hado.

EL CORO

¿Qué medicina hallaste a tal dolencia?

PROMETEO

Sembré en su mente ciegas esperanzas.

EL CORO

Gran beneficio diste a los mortales.

PROMETEO

Diles también el fuego.

EL CORO

¿Con que el fuego

Esos seres efímeros poseen?

PROMETEO

Con él a muchas artes se aplicaron.

EL CORO

¿Por tal pecado te atormenta Zeus,

Sin dar intermisión a tus dolores?

¿Y término les puso?...

PROMETEO

No, ninguno,

Sino cuando le plazca...

EL CORO

¿Y ya qué esperas?

¿No ves que le ofendiste? De qué modo,

Ni decirlo queremos, ni te place.

Esto olvidando, a tu aflicción busquemos

Algún remedio.

PROMETEO

No es difícil cosa

En quien tiene su pie libre de males,

A otros amonestar y dar consejo.

Nada de eso ignoraba, cuando quise

Gustoso delinquir, y por los hombres

Ofrecerme cual víctima. Mas ¿cómo

Pensar que en esta roca solitaria,

En la desierta cumbre de este monte,

Habría de yacer y consumirme?

No mi calamidad lloréis presente;

A tierra descended, y oídlo todo

Hasta el fin. Persuadidme, consoladme

En mi nuevo dolor. ¡Cómo los males

Unos con otros, ciegos, se eslabonan!

Share on Twitter Share on Facebook