Océano y Prometeo: vv. 284 - 396

OCÉANO

A término llegué del largo viaje,

Gobernando sin freno, a mi albedrío,

Este alado corcel. ¡Oh, Prometeo!

Me mueven a dolerme de tus males

Nuestra sangre común, y mi cariño.

Dime en qué puedo socorrerte, y presto

Verás que no son vanas mis palabras,

Y que amigo más firme que el Océano

No le tendrás jamás.

PROMETEO

¿Y tú viniste

También a contemplar mi dura pena?

¿Cómo dejando el mar que te da nombre,

Y tus nativos peñascosos antros,

Has venido a la tierra ferri-madre?

¿Apiádaste de mí? ¿Y a verme vienes?

¡Mira cuál trata Zeus a su amigo,

A quien con él fundó la tiranía!

OCÉANO

Lo miro, ¡oh Prometeo! y yo quisiera

Aconsejarte bien. Eres prudente;

Conócete a ti mismo, y tus costumbres

Amolda al tiempo, pues monarca nuevo

A los dioses impera. No pronuncies

Esas palabras duras y punzantes,

Porque Zeus te oirá desde la altura,

Y su ira de hoy parecerate juego,

Si de nuevo se indigna. Esa altiveza

Destierra de tu mente, y a los males

Algún remedio busca. Mis consejos

Quizá parezcan viles y abatidos;

Mas ya ves, Prometeo, qué mercedes

A la soberbia lengua galardonan.

No eres humilde, y a tus penas quieres

Otras nuevas juntar. Si tú me oyeras,

No contra el aguijón te moverías,

Pues sabes que el tirano es inclemente,

Ni se rinde a razones. Quizá pueda

Yo persuadirle a que tus lazos rompa,

Si cesas en tus voces insolentes.

Eres muy sabio. ¿Por ventura ignoras

Que marca el hierro a temeraria lengua?

PROMETEO

¡Dichoso tú que habiendo sido parte

Y cómplice de todas mis empresas,

Impune estás! Mas no vayas a Jove;

Mira por ti; desiste de ayudarme;

Ni le supliques nada; no se ablanda.

No te pase algún mal en el camino.

OCÉANO

Según son tus palabras, mejor sabes

A otros aconsejar que aconsejarte.

No me detengas más; tengo esperanza

Que Zeus, a mis ruegos accediendo,

Del suplicio te libre...

PROMETEO

Te agradezco

Tan buena voluntad, y agradecido

Siempre estaré; pero no intentes nada;

Será fatiga inútil, aunque quieras

Algo intentar. Descansa, y del peligro

Guárdate bien. No quiero que mis daños,

Ya que soy infeliz, a otros alcancen.

OCÉANO

A otros alcanzan, sí; también me aflige

La suerte de Atlas, el hermano nuestro,

En las hesperias playas sustentando

¡Enorme peso! con robustos hombros

Las columnas del cielo y de la tierra.

Y miré con dolor al de los antros

De Cilicia, terrígena habitante,

Guerrero monstruo de cabezas ciento,

Contra todos los dioses rebelado;

Impetuoso Tifón, que el exterminio

Por las horrendas fauces eructaba,

Y gorgóneo fulgor daban sus ojos

Amenazando destronar a Jove.

Pero cayó sobre él el vigilante

Rayo de Zeus, que llamas espiraba,

Grandisonando al descender del nimbo,

Y le hirió en las entrañas, y abrasado

Por el rayo, oprimido por el trueno,

Perdió las fuerzas, y cual cuerpo inútil

En la tierra cayó, junto al estrecho

Del siciliano mar, so las raíces

Del Etna. Y en su cumbre más erguida

Hefesto forja las candentes masas,

Que un tiempo bajarán en ígneo río

A devorar con ásperas mandíbulas

Las opulentas sicilianas mieses.

Entonces lanzará Tifón ignívomo,

Aun calcinado por celeste llama,

De hirvientes dardos, recio torbellino.

PROMETEO

Eres prudente, ni de mi consejo

Necesitas. Defiéndete, si puedes,

De la común desgracia. Yo, constante,

Padeceré la mía, hasta que Jove

Su ira deponga.

OCÉANO

¿Piensas, Prometeo,

Como yo, que de un ánimo irritado

El médico mejor son las palabras

Del amigo?

PROMETEO

Sí; cuando oportunas

No oprimen con violencia, por curarle,

El pecho do la cólera rebosa.

OCÉANO

¿Y encuentras algún mal en intentarlo?

PROMETEO

Vana molestia, y necedad insigne.

OCÉANO

Déjame adolecer de tal achaque,

Ya que siempre es fructuoso para el sabio

Su saber ocultar.

PROMETEO

Que yo me humillo

A suplicar dirán.

OCÉANO

Vuélvome a casa,

Sin nada conseguir.

PROMETEO

Tal vez funesta

Te será tu piedad para conmigo...

OCÉANO

¿En el odio de Zeus omnipotente

He de incurrir?

PROMETEO

Pues no le ofendas nunca.

OCÉANO

Aprenderé en tu daño, ¡oh Prometeo!

PROMETEO

Véte, y conserva tu presente calma.

OCÉANO

Bien has dicho; ya hiere con sus plumas

Este alado cuadrúpedo la vía

Inmensa de los aires; ¡con qué gusto

Doblará la rodilla en mis establos!

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