Episodio 2º: 436 - 525

Esquilo

PROMETEO

No atribuyáis a hastío ni a soberbia

Este silencio mío. Los pesares,

La ingrata afrenta, el corazón me muerden.

¿No me deben su imperio y su grandeza

Esas nuevas deidades? Pero callo,

Pues que ya lo sabéis. Deciros quiero

Cómo al hombre ignorante he conducido

A prudencia y razón. Ojos tenían,

Pero sin ver; oyendo, no escuchaban;

A las sombras, de un sueño semejantes,

Siempre al acaso obraban. Ni en el suelo

Con ladrillo o con piedra construían

Sus fábricas; moraban so la tierra,

Escondidos en antros tenebrosos,

Cual ágiles hormigas. Del invierno,

Primavera florida, o del estío

Frugífero, las señas no alcanzaban.

Todo les era igual. Mas yo enseñeles

A distinguir el orto y el ocaso

De las estrellas; inventé los números,

Arte divina; les mostré las letras,

Y la memoria, madre de las musas,

Su mente iluminó. Sujeté al yugo

Las bestias, que el trabajo de los hombres

Mucho aliviaron; antepuse al carro

Frenígeros corceles, de pomposo

Ornamento arreados. Lancé al ponto

Las velívolas naves con remeros.

¡Yo, que inventé las artes para el hombre,

No encuentro hoy arte alguna que me salve!

EL CORO

Cual trastornada por dolor insano

Vaga tu mente. Médico imperito,

Tu mal acreces, ni remedio encuentras

Que te consuele.

PROMETEO

Si oyéndome seguís, han de admiraros

Mis artes, invenciones, beneficios.

Antes de mí, no la dolencia hallaba

Medicina; mas yo enseñé a los hombres

De muchas plantas la virtud salubre.

De la adivinación diles la ciencia,

Interpreté los sueños el primero,

Y las voces obscuras; del camino,

Los fatales encuentros; de las aves

De aduncas uñas el volar siniestro,

O a la diestra volar, y sus costumbres,

Odios y amores. Y de sus entrañas,

La forma y el color, y cómo aceptos

Son a los dioses hígados y hieles,

Y lomos y grosura. Los presagios

Del cielo declaré, velados antes.

¿Quién primero que yo, bajo la tierra,

Descubrió el bronce, hierro, plata y oro,

Riqueza que ignoraban los mortales?

Oídlo en suma: cuantas artes tienen,

Al solo Prometeo las debieron.

EL CORO

Demasiado te cuidas de los hombres,

Y te olvidas de ti. Quizá algún día,

De Zeus a pesar, rompas el lazo

Que hoy te encadena.

PROMETEO

Mas la Parca quiere

Que sólo tras innúmeras miserias

Esta lazada quiebre, y contra el Hado

No hay arte valedera.

EL CORO

¿Quién le rige?

PROMETEO

La memoriosa Erinnys y las Parcas

Triformes.

EL CORO

¿Es más débil que ellas Zeus?

PROMETEO

De la fatalidad ni aun él se libra.

EL CORO

¿Qué otro destino que perpetuo imperio

Pudo tocar a Zeus?

PROMETEO

No preguntes;

Que no lo has de saber.

EL CORO

Algún sagrado

Misterio ocultas.

PROMETEO

Y ocultarle quiero,

Ni es tiempo de decirle. Si le escondo,

Me salvaré de males y cadenas.

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