PROMETEO
Nada ha dicho
Que yo ignorase; ni es extraña cosa
Que el enemigo al enemigo oprima.
Suelte, pues, contra mí la cabellera
Roja del rayo; se conmueva el éter
Con trueno y lucha de encontrados vientos;
La tierra en sus columnas sacudida
Arranque de raíz el torbellino,
Y las olas del mar suban mugiendo
El curso a interrumpir de las estrellas,
Y la fatalidad mi cuerpo lance
Al Tártaro profundo. Nada puede
Hacer que muera yo.