EL CORO
¡Ojalá nunca Zeus,
Universal monarca,
Su potestad oponga a mi querer!
Sacrificados bueyes
Conduciré a sus aras;
Ni en acción ni en palabra pecaré.
¡Cuán grato es larga vida
Pasar entre esperanzas
Que al alma prestan luz e hilaridad!
¡Cuán tristes, Prometeo,
Tus infinitos males;
En vez de Zeus, honrastes al mortal!
¿Qué ayuda puede darte
Ese linaje efímero
A quien la ley constriñe del morir?
Que pasa como sombra,
Y nunca lograría
De Jove los decretos destruir.
Mas un cantar lejano
Penetra mis oídos,
Como aquél que en tus nupcias resonó,
Junto a tu baño y lecho,
Cuando llevaste al tálamo,
Con muchos dones, a mi hermana Hesión.