Epitafio a Isaac Albéniz

Esta piedra que vemos levantada

sobre hierbas de muerte y barro oscuro

guarda lira de sombra, sol maduro,

urna de canto sola y derramada.

Desde la sal de Cádiz a Granada,

que erige en agua su perpetuo muro,

en caballo andaluz de acento duro

tu sombra gime por la luz dorada.

¡Oh dulce muerto de pequeña mano!

¡Oh música y bondad entretejida!

¡Oh pupila de azor, corazón sano!

Duerme cielo sin fin, nieve tendida.

Sueña invierno de lumbre, gris verano.

¡Duerme en olvido de tu vieja vida!

1935