XIII

Ya veo que somos los dos

Astillas del mesmo palo—

Yo paso por gaucho malo

Y usté anda del mesmo modo,

Y yo pa acabarlo todo

A los indios me refalo.

Pido perdón á mi Dios

Que tantos bienes me hizo—

Pero dende que es preciso

Que viva entre los infieles—

Yo seré cruel con los crueles—

Ansi mi suerte lo quiso.

Por la frontera cruzaron - Y cuando la habian pasao, – una madrugada clara – le dijo Cruz que mirara las últimas poblaciones...

Dios formó lindas las flores,

Delicadas como son—

Les dió toda perfeción

Y cuanto él era capaz—

Pero al hombre le dió mas

Cuando le dió el corazón.

Le dió claridá a la luz,

Juerza en su carrera al viento,

Le dió vida y movimiento

Dende el águila al gusano—

Pero más le dió al cristiano

Al darle el entendimiento.

Y aunque á las aves les dió,

Con otras cosas que inoro,

Esos piquitos como oro

Y un plumaje como tabla—

Le dió al hombre mas tesoro

Al darle una lengua que habla.

Y dende que dió á las fieras

Esa juria tan inmensa.

Que no hay poder que las vensa

Ni nada que las asombre—

¿Qué ménos le daría al hombre

Que el valor pa su defensa?

Pero tantos bienes juntos

Al darle, malicio yo

Que en sus adentros pensó

Que el hombre los precisaba,

Pues los bienes igualaba

Con las penas que le dió.

Y yo empujao por las mías

Quiero salir de este infierno:—

Ya no soy pichón muy tierno

Y sé manejar la lanza—

Y hasta los indios no alcanza

La facultá del Gobierno.

Yo sé que allá los caciques

Amparan á los cristianos,

Y que los tratan de «Hermanos»

Cuando se van por su gusto—

A que andar pasando sustos...

Alcemos el poncho y vamos.

En la cruzada hay peligros

Pero ni aun esto me aterra—

Yo ruedo sobre la tierra

Arrastrao por mi destino;

Y si erramos el camino....

No es el primero que lo erra.

Si hemos de salvar ó nó—

De esto naide nos responde,

Derecho ande el sol se esconde

Tierra adentro hay que tirar,

Algun día hemos de llegar...

Despues sabremos á dónde.

No hemos de perder el rumbo

Los dos somos güena yunta—

El que es gaucho ve ande apunta,

Aunque inora ande se encuentra;

Pa el lao en que el sol se dentra

Dueblan los pastos la punta.

De hambre no perecemos

Pues sigun otros me han dicho

En los campos se hallan vichos

De los que uno necesita...

Gamas, matacos, mulitas,

Avestruces y quirquinchos.

Cuando se anda en el desierto

Se come uno hasta las colas—

Lo han cruzado mujeres solas

Llegando al fin con salú,

Y á de ser gaucho el ñandú

Que se escape de mis bolas.

Tampoco á la sé le temo,

Yo la aguanto muy contento,

Busco agua olfatiando al viento

Y dende que no soy manco,

Ande hay duraznillo blanco

Cabo, y la saco al momento.

Allá habrá seguridá

Ya que aquí no la tenemos,

Ménos males pasaremos

Y ha de haber grande alegría,

El día que nos descolguemos

En alguna toldería.

Fabricaremos un toldo

Como lo hacen tantos otros,

Con unos cueros de potro

Que sea sala y sea cocina,

¡Tal vez no falte una china

Que se apiade de nosotros!

Allá no hay que trabajar,

Vive uno como un señor—

De cuando en cuando un malón—

Y si de él sale con vida,

Lo pasa echao panza arriba

Mirando dar güelta el sol.

Y ya que á juerza de golpes

La suerte nos dejó aflus,

Puede que allá veamos luz

Y se acaben nuestras penas;

Todas las tierras son güenas

Vamosnos amigo Cruz.

El que maneja las bolas,

El que sabe echar un pial,

Y sentársele á un bagual

Sin miedo de que lo baje,

Entre los mesmos salvajes

No puede pasarlo mal.

El amor como la guerra

Lo hace el criollo con canciones—

A mas de eso en los malones

Podemos aviarnos de algo,

En fin, amigo, yo salgo

De estas pelegrinaciones.

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En este punto, el cantor

Buscó un porrón pa consuelo,

Echó un trago como un cielo,

Dando fin á su argumento;

Y de un golpe el istrumento

Lo hizo astillas contra el suelo.

«Ruempo, dijo, la guitarra,

Pa no volverme á tentar,

Ninguno la ha de tocar

Por siguro tengaló;

Pues naides ha de cantar

Cuando este gaucho cantó.

Y daré fin á mis coplas

Con aire de relación,

Nunca falta un preguntón

Mas curioso que mujer,

Y tal vez quiera saber

Como jué la conclusión.

Cruz y Fierro de una estancia

Una tropilla se arriaron—

Por delante se la echaron

Como criollos entendidos,

Y pronto sin ser sentidos

Por la frontera cruzaron.

Y cuando la habían pasao,

Una madrugada clara

Le dijo Cruz que mirára

Las últimas poblaciones

Y á Fierro dos lagrimones

Le rodaron por la cara.

Y siguiendo el fiel del rumbo

Se entraron en el desierto—

No sé si los habrán muerto

En alguna correría,

Pero espero que algun día

Sabré de ellos algo cierto.

Y ya con estas noticias

Mi relación acabé,

Por ser ciertas las conté,

Todas la desgracias dichas—

Es un telar de desdichas

Cada gaucho que usté vé.

Pero ponga su esperanza

En el Dios que lo formó,

Y aquí me despido yo

Que he relatao á mi modo

Males que conocen todos

Pero que naides contó.

FIN