Una cosa he notado en la lengua persa, en que parece no han reparado los naturales, y es que todos los nombres que dan a los cuerpos y a las cosas grandes y excelentes terminan con una misma letra, que es la que los Dorienses llaman San, y los jonios Sigma. El que quiera hacer esta observación, hallará que no algunos nombres de los persas, sino todos, acaban absolutamente de la misma manera.