CLVIII

Neco sucedió en el reinado a su padre Psamético, y fue el primero en la empresa de abrir el canal, continuado después por el persa Darío, que va desde el Nilo hacia el mar Eritreo, y cuya longitud es de cuatro días de navegación, y tanta su latitud que por él pueden ir a remo dos galeras a la par. El agua del canal se tomó del Nilo, algo más arriba de la ciudad de Bubastis, desde donde va siguiendo por el canal, hasta que desemboca en el mar Eritreo, cerca de Patumo, ciudad de Arabia. Empezóse la excavación en la llanura del Egipto limítrofe de la Arabia, con cuya llanura confina por su parte superior el monte que se extiende cerca de Menfis, en el cual se hallan las canteras ya citadas. Pasando la acequia por el pie de este monte, se dilata a lo largo de Poniente hacia Levante, y al llegar a la quebrada de la cordillera, tuerce hacia el Noto o Mediodía y va a dar en el golfo Arábigo. Para ir del mar boreal o Mediterráneo al Meridional, que es el mismo que llamamos Eritreo, el más breve atajo es el que se toma desde le monte Casio, que divide el Egipto de la Siria y dista del golfo Arábigo 1.000 estadios; ésta es, repito, la senda más corta, pues la del canal es tanto más larga, cuantas son las sinuosidades que este forma. Ciento veinte mil hombres perecieron en el reinado de Neco en la excavación del canal, aunque este rey lo dejó a medio abrir, por haberle detenido un oráculo, diciéndole que se daba prisa para ahorrar fatiga al bárbaro, es decir, extranjero, pues con aquel nombre llaman los egipcios a cuantos no hablan su mismo idioma.

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