En cuanto a la bella Ródope, pasó al Egipto en compañía de Xantes, natural de Samos; y aunque su destino en aquel viaje había sido enriquecer a su amo con la ganancia que le granjease su belleza, fue puesta en libertad mediante una gran suma de dinero por un hombre de Mitilene, llamado Caraxes, hijo de Escamandrónimo y hermano de la poetisa Safo. Quedóse Ródope libre y suelta en Egipto, donde juntó muchos caudales como linda y graciosa cortesana, grandes, sí, para una mujer de su profesión, pero no tantos que pretendiera con ellos levantar una pirámide. Y si alguno tuviere curiosidad, podrá aun ver por sí mismo la décima parte do las riquezas de Ródope, y por esto concluir que no deben atribuírsele tantas, pues queriendo dejar ella un monumento suyo a la Grecia, dio una ofrenda que nadie jamás había hecho ni aun pensado, y la dedicó en Delfos como memoria particular. Al efecto mandó que la décima parte de sus haberes se empleara en unos asadores de hierro, tantos en número para cuantos sufragase dicha cantidad, destinados a servir en los sacrificios de los bueyes; y en el día se ven aun amontonados detrás del ara que dedicaron los de Quío, frontera al templo de Delfos. Es ya antigua costumbre que sienten en Naucratis su tienda las cortesanas más insignes por su donaire y belleza. Allí moraba de asiento la mujer de quien hablamos, tan hermosa, que ningún griego había que por el nombre siquiera no conociese a la hermosa Ródope; y allí mismo residió después otra llamada Arquídice, decantada por toda la Grecia, mas no tanto que jamás hubiese podido llegar a la fama de la primera. Volviendo a Mitilene Caraxes, libertador de Ródope, como llevo dicho, fue con este motivo amargamente zaherido por Safo en muchas de sus canciones. Pero bastante hemos hablado de Ródope.