XV

Si quisiera yo adoptar la opinión de los jonios acerca del Egipto, probaría aún que ni un palmo de tierra poseían los egipcios en la antigüedad. Reducen los jonios el Egipto propiamente dicho, al país de Delta, es decir, al país que se extiende a lo largo del mar por el espacio de cuarenta schenos, desde la atalaya llamada de Perseo hasta el lugar de las Taricheas Pelusianas y que penetra tierra adentro hasta la ciudad de Cercasoro, donde el Nilo se divide en dos brazos que corren divergentes hacia Pelusio y hacia Canopo; el resto de aquel reino pertenece, según ellas, parte a la Libia, parte a la Arabia. Y siendo la Delta, en su concepto como en el mío, un terreno nuevo y adquirido, que salió ayer de las aguas por decirlo así, ni aun lugar tendrían los primitivos egipcios para morir y vivir. Y entonces, ¿a qué el blasón o hidalguía que pretenden de habitantes del mundo más antiguos? ¿A qué la experiencia verificada en sus dos niños para observar el idioma en que por sí mismos prorrumpiesen? Mas no soy en verdad de opinión que al brotar de las olas aquella comarca llamada Delta por los jonios, levantasen al mismo tiempo los egipcios su cabeza. egipcios hubo desde que hombres hay, quedándose unos en sus antiguas mansiones, avanzando otros con el nuevo terreno para poblarlo y poseerlo.

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