Ejecutada en los magistrados la sentencia capital, llama Cambises otra vez a los sacerdotes, quienes te dieron cabalmente la misma respuesta y razón acerca de su dios. Replicóles Cambises que si alguno de los dioses visible y tratable se apareciera a los egipcios, no debía escondérsele a él, ni había de ser el último en saberlo; y diciendo esto, manda a los sacerdotes que le traigan al punto al dios Apis, que al momento le llevaron. Debo decir aquí que este dios, sea Apis o Epafo, no es más que un novillo cumplido, hijo de una ternera, que no está todavía en la edad proporcionada de concebir otro feto alguno ni de retenerlo en el útero: así lo dicen los egipcios, que a este fin quieren que baje del cielo sobre la ternera una ráfaga de luz con la cual conciba y para a su tiempo al dios novillo. Tiene este Apis sus señales características, cuales son el color negro con un cuadro blanco en la frente, una como águila pintada en sus espaldas, los pelos de la cola duplicados y un escarabajo remedado en su lengua.