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Hasta aquí van acordes en la historia los lacedemonios con los naturales de Tera; pero acerca de lo que pasó después, sólo los Tereos son los que nos refieren lo siguiente: Grino, hijo de Esanio, uno de los descendientes de Teras y rey de la isla de Tera, partió para Delfos llevando consigo una hecatombe (o sacrificio de cien bueyes). Entre otros vecinos que le acompañaban iba Bato, hijo de Polimnesto, el cual era de la familia de los Eutimidas, una de las Minias. Consultando, pues, Grino, rey de los Tereos, acerca de otros asuntos, la Pitia le dio en respuesta un oráculo que le mandaba fundar una colonia en Libia. Pero Grino le replicó diciendo: —«Oh señor, me hallo muy viejo y tan agobiado que no puedo sostenerme. Os suplico que eso lo mandéis más bien a alguno de estos mozos que aquí tengo.» Y al decir estas palabras apuntó con el dedo a Bato. Por entonces no hubo más: vueltos a su casa, no contaron ya con el oráculo, parte por no saber hacia dónde caía la tal Libia, parte por no atreverse a enviar una colonia a la ventura.

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