CLXVIII

Tal era el pretexto que se hacía valer para aquella expedición; pero a lo que entiendo, el motivo verdadero no era sino el deseo de conquistar a los de la Libia; porque siendo muchas y varias las naciones de los Libios, muy pocas eran las que entro ellas obedecían al persa, y la mayor parte en nada contaban con Darío. Explicaré la situación de los Libios, comenzando desde el Egipto. Los primeros vecinos a este reino son los Adirmáquidas, que tienen sus propias leyes y costumbres, aunque por la mayor parte son las mismas que las de Egipto. En el vestido siguen el trajo de los otros Libios; sus mujeres llevan en una y otra pierna ajorcas de bronce, y los insectos que al peinarse cogen los muerden luego, y vengadas así de sus picaduras los arrojan, cosa que solo se usa en esta nación. Son los únicos asimismo entro los Libios que presentan al rey todas las doncellas que están para casarse, y si alguna le agrada, él es el primero en conocerla. Estos Adirmáquidas se extienden desde el Egipto hasta el puerto que llaman Pleuno.

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