Visto lo cual por Cleomenes, dio orden a los Ilotas que rodeasen el bosque de fagina, unos por una parta y otros por otra, y hecho esto, le mandó dar fuego. Ardía ya todo en llamas, cuando preguntando Cleomenes a uno de los desertores de qué dios era el bosque sagrado, y oyendo responder que era del dios de Argos, con un gran gemido: —«Cruelmente, dijo, me has burlado, adivino Apolo, al decirme que rendiría a Argos; concluido está todo, a lo que veo, y cumplido tu oráculo.»