En honor de estos héroes enterrados allí mismo donde cayeron, no menos que de los otros que murieran antes que partiesen de allí los despachados por Leonidas, pusiéronse estas inscripciones: «Contra tres millones pelearon solos aquí, en este sitio, cuatro mil peloponesios.» Cuyo epígrama se puso a todos los combatientes en común, pero a los espartanos se dedicó éste en particular: «Habla a los lacedemonios, amigo, y diles que yacemos aquí obedientes a sus mandatos.» Este a los lacedemonios al adivino se puso el siguiente: «He aquí el túmulo de Megistias, a quien dio esclarecida muerte al pasar el Esperquio el alfanje medo: es túmulo de un adivino que supo su hado cercano sin saber dejar las banderas del jefe.» Los que honraron a los muertos con dichas inscripciones y con sus lápidas, excepto la del agorero Megistias, fueron los Anfictiones, pues la del buen Megistias quien la mandó grabar fue su huésped y amigo Simónides, hijo de Leoprepes.