CLXVII

Los cartagineses por su parte, guiados quizá por una conjetura razonable, cuentan el caso diciendo que aquella batalla de los bárbaros contra los griegos que en Sicilia se dio, empezó desde la madrugada, y duró hasta el cerrar de la noche; tan largo quieren que fuese el combate: que Amílcar, entretanto, estábase en sus reales ofreciendo de continuo sacrificios, todos de buen agüero, y quemando en holocausto sobre una gran pira las víctimas enteras; pero que al ver la derrota de los suyos, así como se hallaba haciendo libaciones sobre los sacrificios se arrojó de golpe en aquel fuego, y así abrasado y consumido desapareció. Lo cierto es que ora desapareciese Amílcar del modo que dicen los fenicios, ora del otro que cuentan los Siracusanos, es tenido por héroe, a quien hacen sacrificios y a cuya memoria no sólo en las colonias cartaginesas se han erigido monumentos, pero aun en Cartago misma se le edificó uno grandísimo. Y baste ya lo dicho de Sicilia.

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