CLXXXII

Así fueron apresadas las dos mencionadas naves; pero la tercera, cuyo capitán era Formo, ciudadano de Atenas, varó al huir en la embocadura del Peneo, con lo cual lograron los bárbaros apoderarse del buque, pero de la gente no; pues lo mismo fue ver encallada la nave que saltar a tierra los atenienses, y volverse a Atenas a pié, caminando por la Tesalia. Los griegos apostados con sus naves en Artemisio, después de entender lo que pasaba por medio de los fuegos, que para señal y aviso se encendieron en Esciato, llenos de miedo, desamparada aquella posición, hiciéronse a la vela para Calcide, con ánimo de cubrir y guardar el Euripo, si bien dejaron en las alturas de Eubea sus atalayas que de día observasen al enemigo.

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