LXI

Los pueblos que militaban eran los siguientes: Venían los persas propios llevando en sus cabezas unas tiaras, como se llaman, hechas de lana no condensada a manera de fieltro; traían apegadas al cuerpo unas túnicas con mangas de varios colores, las que formaban un coselete con unas escamas de hierro parecidas a las de los pescados; cubrían sus piernas con largas bragas; en vez de escudos usaban de gerras; traían astas cortas, arcos grandes, saetas de caña y colgadas sus aljabas, y de la correa o cíngulo les pendían unos puñales hacia el muslo derecho. Llevaban al frente por general a Otanes, padre de Amestris, la esposa de Jerjes. Estos pueblos eran en lo antiguo llamados por los griegos los Cefenes, y se daban ellos mismos el nombre de Arteos. Pero después que Perseo, hijo de Dánae y de Júpiter, pasó a casa de Cefeo, hijo de Belo, y casó con la hija de éste, llamada Andrómeda, como tuviese en ella un hijo, le puso el nombre de persa y lo dejó allí en poder de Cefeo, quien no había tenido la suerte de tener prole masculina. De este persa tomaron, pues, el nombre aquellos pueblos.

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