El orden y modo de la excavación era en esta forma: repartieron los bárbaros el terreno por naciones, habiéndole medido con un cordel tirado por cerca de la ciudad de Sana. Cuando la fosa abierta era ya profunda, unos en la parte inferior continuaban cavando, otros colocados en escaleras recibían la tierra que se iba sacando, pasándola de mano en mano hasta llegar a los que estaban más arriba de entrambos, quienes la iban derramando y extendiendo. Así que todas las naciones que turnaban con el trabajo, excepto sólo los fenicios, tenían doble fatiga, nacida de que la fosa en sus márgenes se cortaba a nivel; porque siendo igual la medida y anchura de ella en la parte de arriba a la de abajo, les era forzoso que el trabajo se duplicase. Pero los fenicios, así en otras obras, como principalmente en la de este canal, mostraron su ingenio y habilidad; pues habiéndoles cabido en suerte su porción, abrieron el canal en la parte superior, de una anchura dos veces mayor de la que debía tener la excavación; pero al paso que ahondaban en ella, íbanla estrechando, de suerte que al llegar al suelo era su obra igual a la de los otros. Allí cerca había un prado en donde tenían todos su plaza y mercado: les venía también del Asia abundancia de trigo molido.