Otra prueba vehemente hay de lo que digo; pues consta que en su retirada pasó Jerjes por Abdera, y asentó con los de aquella ciudad un concierto de hospedaje, y les hizo el regalo de un alfanje de oro y de una tiara bordada en oro. Algo más añaden los abderitas, aunque yo no les crea en ello de ningún modo, que allí fue donde la vez primera se desciñó Jerjes la espada después de la huida de Atenas, como quien no tenía ya que temer. Lo cierto es que Abdera está situada más cerca del Helesponto que el Estrimón y Eyona, de donde pretenden los autores de la otra narración que saliese el rey de su galera.