XIV

Los bárbaros que se hallaban en Efetas, cuando les amaneció la luz muy deseada del otro día, estuviéronse bien quietos en sus naves, teniendo a mucha dicha poder descansar entonces después de tanta fatiga y trabajo. A los griegos viniéronles de refresco 53 galeras más de Atenas, las cuales les animaron mucho con su socorro: ni les alentó menos la nueva que al mismo tiempo les vino de cómo todos los bárbaros que daban la vuelta a Eubea habían naufragado en aquella pasada tormenta. Con esto, esperando la misma hora que el día anterior, salieron de su alojamiento, y se dejaron caer sobre las naves de la Cilicia, y después de haberlas maltratado, llegada ya la noche dieron vuelta hacia Artemisio.

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