Después que las dos armadas se separaron con gusto de entrambas, fuese cada cual con mucha prisa a su respectivo puesto. Separados los griegos del choque, lo primero que procuraron fue recoger los muertos y los fragmentos del naufragio. Pero viéndose todos muy mal parados, y no menos que los otros los atenienses, cuyas galeras se hallaban por mitad destrozadas, sólo pensaban en irse retirando hacia lo interior de la Grecia.