Capítulo 14

En que trata lo mucho que importa no dar profesión a ninguna que vaya contrario su espíritu de las cosas que quedan dichas

1. Bien creo que favorece el Señor mucho a quien bien se determina, y, por eso, se ha de mirar qué intento tiene la que entra, no sea sólo por remediarse, como acaecerá a muchas, puesto que el Señor puede perfeccionar este intento, si es persona de buen entendimiento, que si no, en ninguna manera se tome; porque ni ella se entenderá cómo entra, ni después a las que la quisieren poner en lo mejor. Porque

-por la mayor parte- quien esta falta tiene siempre les parece atinan más lo que les conviene que los más sabios; y es mal que le tengo por incurable, porque por maravilla deja de traer consigo malicia. Adonde hay muchas se podrá tolerar, y entre tan pocas no se podrá sufrir.

2. Un buen entendimiento, si se comienza a aficionar al bien, se ase a él con fortaleza, porque ve es lo más acertado; y cuando no aproveche para mucho espíritu, aprovechará para buen consejo y para hartas cosas, sin cansar a nadie. Cuando éste falta, yo no sé para qué puede aprovechar en comunidad, y podría dañar harto. Esta falta no se ve muy en breve, porque muchas hablan bien y entienden mal, y otras hablan corto y no muy cortado, y tienen entendimiento para mucho bien. Que hay unas simplicidades santas, que saben poco para negocios y estilo de mundo y mucho para tratar con Dios. Por eso, es menester gran información para tomarlas y larga probación para hacerlas profesas. Entienda una vez el mundo que tenéis libertad para echarlas, que en monasterio donde hay asperezas, muchas ocasiones hay y, como se use, no lo tendrán por agravio.

3. Digo esto, porque son tan desventurados estos tiempos y tanta nuestra flaqueza, que no basta tenerlo por mandamiento de nuestros pasados, para que dejemos de mirar lo que han tomado por honra los presentes para no agraviar los deudos. Plega a Dios no lo paguemos en 50

la otra vida las que las admitimos, que nunca falta un color con que nos hacemos entender se sufre hacerlo.

4. Y éste es un negocio que cada una por sí le había de mirar y encomendar a Dios y animar a la prelada, pues es cosa que tanto importa. Y así suplico a Dios en ello os dé luz, que harto bien tenéis en no recibir dotes, que adonde se toman podría acaecer que, por no tornar a dar el dinero -que ya no lo tienen-, dejen el ladrón en casa que les robe el tesoro, que no es pequeña lástima. Vosotras, para en este caso, no la tengáis de nadie, porque será dañar a quien pretendéis hacer provecho.

51

Share on Twitter Share on Facebook