103. Pongamos ya fin a este Epítome y a la vida de nuestro filósofo, coronándola de un sumario de sus opiniones primarias, con lo cual dejamos concluida toda la presente obra, usando del fin que es principio de la felicidad.
1. Lo bienaventurado e inmortal, ni él cuida de negocios, ni los encarga a otro; de donde nace que ni lo mueve la ira ni el afecto, pues todo esto arguye enfermedad y flaqueza. En otros lugares dice que los dioses son asequibles por medio de la razón (766); unos subsistentes según número, otros según una especie de semejanza, procedida de la perenne influencia de imágenes semejantes, perfeccionados por la especie humana,(767).
2. La muerte en nada nos toca, pues lo ya disuelto es insensible, y lo insensible en nada nos toca.
3. El término y fin de la magnitud de los deleites es el sustraerse de todo cuanto duela. En donde hubiere cosa deleitable, mientras ésta dura, no la hay que duela, o aflija, o ambas cosas.
4. Lo que causa dolor no permanece siempre en la carne, sino que su vehemencia dura poco; y aun lo que sólo priva del deleite según la carne, suele no durar muchos días. Las enfermedades largas más tienen de deleitable en el cuerpo, que de aflictivo (768).
5. No puede haber vida dulce si no es también prudente, honesta y justa; ni se puede vivir con prudencia, honestidad y justicia, sin que también se viva dulcemente. Aquel, pues, que no vive con prudencia, honestidad y justicia, tampoco podrá vivir con dulzura.
6: Para asegurarse de los hombres es un bien físico el principado y el reino de cualquiera modo que uno puede ganárselo (769).
7. Quisieron algunos ser célebres y famosos, creyendo así asegurarse de los hombres. Si así quedó segura su vida, recibieron de la naturaleza este bien; pero si no lograron la seguridad, no tienen aquello que desde el principio apetecieron contra la costumbre de la naturaleza.
8. Ningún deleite es malo por sí mismo; pero la producción de ciertos deleites trae muchas más turbaciones que deleites.
9. Si todo deleite se adensase (770), y con el tiempo, según su período, se acumulase en las partes principales de la naturaleza (771), los deleites no se diferenciarían entre sí (772).
10. Si las cosas que deleitan a los voluptuosos disolvieran de la mente los temores de los meteoros, de la muerte y de los dolores, y además mostraran el término de los apetitos, no tendríamos cosa que reprenderles, aunque se anegasen en placeres, como que por ningún lado tienen dolor ni aflicción, que son el mal.
11. Si nada nos conturbasen los recelos de las cosas de los meteoros y los de la muerte, caso que en algo nos pertenezca (si algo entiendo de los confines de dolores y deseos) no tendríamos necesidad de la filosofía.
12. Quien ignora la naturaleza del universo y se cree de patrañas, no podrá perder el miedo de las cosas principales. Así no es posible disfrutar deleites inocentes sin fisiología.
13. No sería útil prevenirse y asegurarse contra los hombres si fuesen temibles las cosas de arriba, las que están bajo de la tierra, y absolutamente las que residen en el infinito.
14. Como la seguridad humana llega hasta un cierto término, la que procede de tranquilidad y dejación de muchedumbre de cosas se consigue por virtud exterminativa y por una sincerísima suficiencia.
15. Las riquezas naturales tienen término y son fáciles de prevenir; pero los proyectos de riquezas vanas coinciden con lo infinito.
16. Corta es la fortuna que viene al sabio; pero las cosas grandes y principales las ordena la razón, las dispone ahora de continuo y las dispondrá siempre (773).
17. El justo está absolutamente libre de turbaciones; al injusto asedian infinitas.
18. Una vez removido y alejado lo que causaba dolor por la pobreza, no se aumenta el deleite en la carne, si que sólo se varía.
19. En orden al deleite pone cotos al entendimiento la pesquisa de estas cosas y otras homogéneas, las cuales efectivamente producen grandes temores en el entendimiento mismo.
20. El tiempo ilimitado tiene igual deleite que el limitado, si medimos por el raciocinio los términos del deleite.
21. Si la carne recibió ilimitados los confines del deleite, también a éste el tiempo lo hace ilimitado.
22. Si la mente, comprendiendo por la razón el fin y término de la carne, y disipando los temores de la eternidad, hiciese una vida del todo perfecta, ya no tendría necesidad del tiempo ilimitado; pero no evitaría el deleite (aun cuando los negocios dispusiesen la salida de esta vida), sino que moriría como dejando algo de una vida ilimitada.
23. Quien conoce y sabe los limites de la vida, sabe también cuán fácil es de prevenir lo que quita la aflicción de la indigencia y lo que hace a toda la misma vida absolutamente perfecta. Así no hay necesidad de negocios que traen luchas consigo.
24. Conviene tener en el entendimiento un fin subsistente y según toda evidencia al cual refiramos cuanto opinemos; pues de lo contrario, todo andará irresoluto y lleno de turbulencias.
25. Si repugnas a todos los sentidos, ni tendrás de ellos a quien llames falso, ni podrás juzgar de aquello que pretendes saber.
26. Si desechas simplemente algún sentido, y en aquello que opinas no lo divides por lo que se espera, y por lo que ya está presente, según los sentidos y pasiones, y por toda accesión fantástica de la mente, confundirás los demás sentidos con una opinión fatua y necia, como que desechas todo criterio.
27. Si afirmas todo cuanto queda en los discursos opinables y no dejas lo incontestable como a falso que es, serás semejante a quien conserva toda ambigüedad y toda indiferencia acerca de lo recto o irrecto.
28. Si no refieres en todos tiempos las acciones al fin de la naturaleza, sino que te apartas antes, ya huyendo, ya haciendo pesquisa de algo, no serán tus acciones consecuentes a tus palabras.
29. De cuantas cosas adquiere la sabiduría para la felicidad de toda la vida, la mayor es la posesión de la amistad. Aun en medio de la cortedad de bienes, se ha de tener por cierto que la amistad da seguridad.
30. La misma sentencia produce la confianza de que no hay ningún daño eterno, ni aun muy prolijo.
31. De los apetitos unos son naturales y necesarios; otros naturales y no necesarios, y otros ni naturales ni necesarios, sino movidos. Epicuro tiene por naturales y necesarios a los que disuelven las aflicciones, como el de la bebida en la sed; por naturales y no necesarios a los que sólo varían el deleite, mas no quitan la aflicción, como son las comidas espléndidas y suntuosas; y por no naturales ni necesarios tiene v.gr. a las coronas y erección de estatuas.
32. Los apetitos que no inducen aflicción mientras no se consuman, no son necesarios; antes tienen un grado de deseo fácil de disolver siempre que se tienen por arduos de conseguir o se juzgan productores de algún daño.
33. Si se tiene gran pasión por los apetitos que nos traen aflicción si no se consuman, esto ciertamente dimana de vana opinión y de su propia naturaleza (no por alguna utilidad, sino para la vana opinión del hombre).
34. Lo justo por naturaleza es símbolo de lo conveniente, v.gr., no dañar a otros, ni ser dañado.
35. Los animales que no pudieron convenirse con pacto alguno de no dañar ni ser dañados, no reciben justicia, ni padecen injusticia. Lo mismo es de las gentes que no pueden o no quieren tales pactos, por los cuales no dañen ni reciban daño.
36. La justicia nada sería por sí; pero en el trato común y recíproco se hacen algunas convenciones en todas partes, de no causar daño ni recibirlo.
37. La injusticia no es un mal por sí misma, sino por el miedo de que no podrá ocultarse a los vindicadores de ella.
38. Quien hace ocultamente algo contra la mutua convención de no dañar ni ser dañado, no hay para que crea que puede estar oculto; pues aunque lo esté algún tiempo por lo presente, no es seguro lo estará hasta la muerte.
39. El derecho común es uno mismo a todos (y es cosa conveniente en la sociedad humana); pero el privado no siempre es el mismo, por algunas circunstancias de los países.
40. Lo que se confirma por testimonio como conveniente al uso común en la sociedad civil tomado de cosas ya tenidas por justas, tiene lugar de justo, hágase en todos lo mismo o no se haga.
41. Si se establece por ley alguna cosa que luego no trae utilidad a la sociedad civil, ya no tiene la naturaleza de justa. Pero si sucediese de manera que lo justo correspondió sólo por algún tiempo a los efectos deseados; con todo eso, durante aquel tiempo en que era útil, era también justo, en sentir de los que no se asustan de voces huecas y atienden a muchas cosas.
42. Donde no habiendo novedad alguna en los negocios ordinarios, pareciere que las cosas creídas justas acerca de las operaciones mismas no corresponden a la esperanza concebida, ciertamente no eran justas; pero ocurriendo novedad en las mismas cosas ordinarias, ya no son convenientes las leyes puestas. Así que sólo eran allí justas cuando eran convenientes a la mutua sociedad de los ciudadanos; después cuando no eran convenientes, ya no eran justas.
43. Quien se formare debidamente una verdadera seguridad de las cosas externas, éste se familiarizó e hizo compañero de los que pueden hacerse, pero enemigo de las imposibles; en las cuales no se inmiscuye, y expele cuantas no conviene practicar.
44. Los que tuvieron vigor para adquirirse verdadera seguridad de sus prójimos, vivieron entre ellos dulcísimamente, guardándose una fidelidad firmísima, y gozando de una muy estrecha amistad, no llorarán como digna de compasión la temprana muerte de ninguno de ellos.
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(704) Esto es, cegato o cegajoso.
(705) La cótila contenía cerca de media libra de agua, como ya dijimos en otro lugar.
(706) Οίνιδίου, vinillo, como si dijera vino ordinario y vil.
(707) Enero.
(708) Templo de Atenas dedicado a la gran madre de los dioses.
(709) Entiéndese mes lunar, o el día 20 de la luna, como declara Cicerón, libro De finibus.
(710) Las palabras puestas entre paréntesis y claudatur son ciertamente espurias, intercaladas por algún semidocto, como prueba Gasendo en la Vida de Epicuro y lo conocerá cualquiera por lo que se sigue.
(711) Πρός puede ser á, como antes, A los médicos, A Timócrates.
(712) Como si dijera horti-tyrannus.
(713) Eran anotaciones, escolios u observaciones selectas.
(714) Esto es, del favor conseguido por dones y regalos.
(715) Περί μεταρσίων: rerum sublimium.
(716) Que arriba, pár. 20, dijo eran cuatro. Entiendo que en estos libros comprendía Epicuro la parte moral de su filosofía, cuyo extracto nos ha quedado en su tercera Carta. Así, aunque en los tres lugares se traduce comúnmente el περί βίων De las vidas, no dudo pueda traducirse Del modo de vida.
(717) σύνΟεσιν.
(718) Φαντάσματα.
(719) Uso esta voz puramente latina para expresar mejor la griega νένοισν. El buen concepto que tengo formado de los lectores me alienta en estas materias a desestimar el sobrecejo de los puristas.
(720) Τύπος.
(721) Leo δηλον por άδηλον, que tiene el texto común, siguiendo el parecer de Künhio.
(722) άναφή.
(723) Este último período es de Laercio; y tendrá el lector que sufrir otros muchos que va intercalando fastidiosamente entre las palabras de Epicuro. Yo procuraré indicarlos encerrándolos entre paréntesis rectangulares.
(724) Πλήρη, como si se dijera compactos, sólidos y sin poros.
(725) συνεχώς, crebrè, frequenter.
(726) στεναζόμεναι puede significar cubiertos.
(727) Así traduzco las palabras πάν τε μέγεΟος μη εϊαι περί αύτάς. Kühnio traduce: non quoevis magnitudo sub sensum cadens; lo cual milita contra Demócrito, que admitió átomos sensibles.
(728) Meibonio dice que el color es una de éstas.
(729) Como en la nota 725.
(730) También aquí como en dicha nota 725.
(731) Lucrecio, lib. l, v. 593, dice:
Tum porro, quoniam extremum cujusque cacumen
corporis est aliquod nostri quod cernere sensus
jam nequeunt, id nimirum sine partibus extat,
et minima constat natura...
(732) Lucrecio, lib. I, v. 749:
Nec prorsum in rebus Minimum consistere quiequam:
Cum videamus id extremum cujusque cacumen
esse, quod ad sensus nostros Minimum esse videtur,
conjicere ut possis ex hoc, quod cernere non quis
extremum quod habent, Minimum consistere rebus.
(733) συμφόρησις, esto es, el llevarse consigo lo que es movido, a otro que no lo era.
(734) Lucrecio, lib. II, v. 238:
Omnia quapropter debent per inane quietum
aeque, ponderibus non aequis concita ferri.
(735) Lucrecio, lib. II, v. 397:
Singula per cujusque foramina permeare.
(736) ΙΙαναισΟησία ponen Meibonio y Künhio, en lugar de άναισύησία que se leía comúnmente.
(737) στρογγυλωτάτων.
(738) De todos los corpúsculos de que el cuerpo humano consta.
(739) Προλήψεις, proenotiones, anticipationes.
(740) Lucrecio, lib. II, v. 601:
Æris in spatio magnam pendere docentes
tellurem...
(741) El regreso del sol desde los trópicos o solsticios.
(742) Εγχνλίων, continuos, que circulan.
(743) Aunque por no apartarme de la inteligencia común de este período (acaso corrupto en parte) lo traduzco literalmente, tengo por muy probable que Laercio quiso decir que conviene tomar algunas señales de las cosas que se hacen en los meteoros, para irlas aplicando a los fenómenos ya conocidos, y por éstos
indagar aquéllos. Otras muchas veces inculca este mismo precepto.
(744) Περιαγουένψ, como si dijera circungirado.
(745) στρογγϋλλην.
(746) Οδ χαΟ΄ άότά γενόμενα.
(747) Pedro Gasendo procura defender a su Epicuro a toda costa, acomodando el texto a su sistema por medio de infinitas mutaciones, que pocos sabios admitirán. En el presente lugar, por lo menos, no tiene Epicuro defensa alguna. Cicerón dice: Epicurus in physicis totus est alienus.
(748) Como quien encendiese una vela por la mañana y la apagase a la noche.
(749) El texto pone πνεύματα, como si aquí comenzase a tratar de los vientos. Meibonio notó el error y repuso ρεύματα, flujos, corrientes, lluvias. Lo que se sigue hasta el fin del párrafo declara legítima esta corrección. Además, que de los vientos habla más adelante.
(750) Menagio sospecha que podrían entenderse aquí los vasos teatrales de los antiguos, de los cuales trata Vitrubio en el capítulo V del lib. V. Yo pienso habla de las eolípidas, o sea, ollas animatorias, que también nombra Vitrubio, lib. I, cap. VI.
(751) Circumstantiam la llama Séneca.
(752) En cualesquiera evaporaciones acontece. Véase Vitrubio, libro VII, cap. II.
(753) La tranquilidad.
(754) Sigo la corrección e interpretación de Gatakero.
(755) Vitrubio en el proemio al lib. VI.
(756) La cultivamos y abonamos para recibir la recompensa.
(757) Habla de las imágenes de sus ascendientes, de los cuales los antiguos hacían grande ostentación y pompa.
(758) ένχαιρψ puede interpretarse maturè, opportunè, en sazón.
(759) San Clemente Alejandrino trae entero este período, libro IV. strom.
(760) Véase dicho lugar de San Clemente, libro II, strom.
(761) μάξα, según Hesiquio, era una especie de pan hecho de harina de cebada mondada, amasada con agua y aceite.
(762) Αρχή χαί τό μέγιστον άγαθόν ή φρόνησις: initium et maximum bonum est prudentia.
(763) Lean y mediten bien estos dos párrafos los que tienen a Epicuro por un filósofo carnal y corpóreo.
(764) Διαγωγήν parece no puede tener aquí otro significado.
(765) ό δ΄ Επιχόυρος χαί άχώριστον φησί τής ήδονϊς τήν άρετήν μόνην.
(766) θεωρητούςεϊναι. Como si dijera, son contemplables o especulables.
(767) άποτελεσμέσυς άνθρωποειδψς.
(768) Cicerón, lib. II. De finib. Doloris medicamenta illa Epicurea, tanquam è marthecio promant: Si gravis, brevis: si longus, levis. Lo mismo trae Plutarco en el opúsculo Del modo de oír los Poetas, cerca del fin.
(769) El texto está aquí muy alterado en ediciones griegas y versiones. Marco Meibonio hace alguna corrección, separando en dos artículos o párrafos lo que se halla unido en el 5; pero acaso lo corrompe más, y hace decir a Epicuro cosa que quizás no imaginó. Algunos antiguos hubo que por reinar dijeron se puede faltar al derecho y a la fe prestada. Sabidos son los versos de Eurípides que Julio César solía repetir así:
Nam si violandum est jus, regnandi gratia
Violandum est: aliis rebus pietatem colas.
(770) Esto es, se tuviese con mucha frecuencia.
(771) El alma y el cuerpo. - Meibonio.
(772) Que era opinión de los cirenaicos, contra la cual va Epicuro. El texto está muy dudoso, y acaso corrompido.
(773) Vitrubio en el proemio del lib. VI.