Anaxarco

1. Anaxarco, abderita, fue discípulo de Diomenes (666) de Esmirna. Otros dicen lo fue de Metrodoro Quío, el cual decía «que ni aun sabía que nada sabía». Este Metrodoro fue discípulo de Neso Quío, bien que otros lo hacen de Demócrito. Anaxarco, pues, tuvo familiaridad con Alejandro, floreció hacia la Olimpíada CX. Nicocreón, tirano de Chipre, fue amigo suyo. Habiéndole Alejandro preguntado en un convite qué le parecía de la mesa, dicen que respondió: «Todo magnífico, oh rey; pero debiera además servirse en ella la cabeza de cierto sátrapa»; estas palabras las dijo vuelto hacia Nicocreón. Éste, acordándose de la injuria, después de la muerte del rey, como navegase Anaxarco y fuese llevado por fuerza a Chipre, lo cogió y lo metió en un mortero, y lo mandó machacar en él con majaderos de hierro. A esto él, no curándose del suplicio, pronunció aquella célebre sentencia: «Machaca el cuero que contiene a Anaxarco; pero a Anaxarco no lo machacas». Mandando Nicocreón le cortasen la lengua, dicen se la escupió en la cara. Hay unos versos míos a él, que son éstos:

Machacad más y más: un cuero es eso
que machacando estáis; ya, ya Anaxarco
con Júpiter se goza; y tú bien presto
tendido te verás (667); y claramente
oirás de Proserpina las palabras
que te dirán: «Malvado, aparta, quita,
ve de aquí, miserable molinero.»

2. Anaxarco por la fortaleza de ánimo y frugalidad de vida era llamado feliz; y tenía suma fuerza en las correcciones. A Alejandro, que se tenía por dios, lo disuadió de ello. Luego, viéndole manar sangre de una herida, mostrándosela con la mano, le dijo: «Esta es sangre, y no el ícor

que fluye por las venas de los dioses.»

Plutarco afirma que el mismo Alejandro fue quien dijo esto a sus amigos. Y en otra ocasión, habiendo Anaxarco bebido antes que Alejandro, le mostró el cáliz y le dijo:

De mortal mano herido
ha de ser presto alguno de los dioses (668).


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(666) Eusebio, lib. XIV, cap. XVII. De la Prepar. Evang.; San Clemente Alejandrino, lib. I. De los estromas, y otros lo hacen discípulo de Diógenes. Así, sin duda es error de copiantes la voz Diomenes.
(667) Esto es, morirás.
(668) Plutarco en la vida de Alejandro. Este verso es el 271 del Orestes de Eurípides, con alguna mutación.

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